lunes, 8 de octubre de 2012

Sumar es lo que cuenta

Dos empates, dos formas de lograrlos, dos maneras de ver el punto sumado, dos esfuerzos diferentes. Mientras que la Unión Deportiva Logroñés continúa demostrando una solidez defensiva muy positiva y que le empieza a dar rendimiento, como ya sucediera en la segunda parte de la temporada pasada, la Sociedad Deportiva Logroñés confirmó que en esta categoría, como punto de partida, hay que tener ambición, ser muy intenso, tener corazón y sobreponerse a las adversidades para poder sumar. Dos partidos en los que los cuatro participantes tienen que pensar que pudieron ganar, pero que también pudieron perder.

Puede que los pupilos de Agustín Abadía merecieran mejor suerte, aunque también es cierto que pudieron perder, y que el duelo habría discurrido de otra manera si las ocasiones iniciales de los blanquirrojos se hubieran materializado o si Sergio López hubiese estado menos certero. Pero en Segunda B, cuando menos te lo esperas, el partido da un giro inesperado. Como le sucedió al filo del descanso al conjunto riojano cuando Carlos Álvarez, libre de marca, se encontró con un balón tras varios rechaces después de una falta lateral. De nada servía la predisposición local para atacar, las ganas por imponer su ritmo y su estilo, por llegar por las bandas, sobre todo por la derecha, por pisar área rival con asiduidad, por la presencia de un Miguel dominador con el cuero. La Gimnástica, consciente de sus posibilidades, aguantó y, poco a poco, se fue estirando hasta que logró lo que buscó de forma tímida y reservada: el gol.

Se avecinaba un segundo tiempo en el que la SDL debía insistir en lo realizado previamente porque ésa era la vía para darle la vuelta al electrónico. La mentalidad blanquirroja fue ambiciosa, y eso que se podía haber hundido por el tanto encajado. Los cántabros cedieron terreno en aras de lanzar alguna contra y sentenciar la contienda, mientras que los riojanos querían empatar cuanto antes. Ocasiones tuvieron, pero la fortuna no se alió con ellos. Pero llegó otro mazazo, la expulsión de Gerardo, por doble amarilla. Nueva posibilidad de hundimiento psicológico del equipo. Pero nuevamente no se bajó la cabeza. Al contrario. Y eso que hubo momentos de sufrimiento porque la Gimnástica, casi por inercia, trató de asegurar los tres puntos. El goleador Carlos Álvarez tuvo la ocasión, pero Gonzalo, providencial, animaba a los suyos con su intervención. 

De hecho, la SDL no se arrugó, al contrario. Con riesgos, eso sí, no quedaba otra que mover el choque. Los cambios dieron una vuelta al partido, que se convirtió en un vaivén de sensaciones, más abierto y menos controlado. Podía ser una locura para los locales, pero, por suerte, salió bien. La Gimnástica entró a la batalla y salió perdiendo. Cuando el tiempo se acercaba al final, vino la recompensa al trabajo blanquirrojo. Candelas colgó el balón al área y Tamayo hizo el resto para empatar al prolongar su remate de cabeza. El esfuerzo había merecido la pena. Sin embargo, los visitantes aún pudieron llevarse los tres puntos de no ser por la destreza de Gonzalo al desviar el remate, tras una gran contra, a bocajarro de Víctor Sánchez.

En Tudela, por su parte, la UDL también sumó un punto. Que Castilla fuera uno de los destacados del choque tiene sus cosas buenas y sus cosas mala. Lo positivo, que hay portero, lo negativo, que el rival, el Tudelano, pisó el área riojana y generó ocasiones de gol. El duelo acabó en empate, pero oportunidades, por ambas escuadras, para desnivelar el marcador hubo. Incluso los dos equipos estrellaron un balón en el larguero. Los navarros evidenciaron que son un equipo con mucho ritmo en sus acciones, que aprovecha la velocidad de sus costados y que es serio en su parcela defensiva.

El duelo comenzó vibrante, sin un dominador claro pero con actividad en las dos áreas. Barrón metía el miedo en el cuerpo a los blanquillos, mientras que Jonathan se encontraba con el larguero en un remate de cabeza. La UDL aseguró su parcela y le dejó la pelota a un Tudelano que quería, pero que no veía el modo ante la prestancia de los riojanos, que, además, también asomaban sus garras. Aunque el dominio era más local, los navarros eran prudentes en sus acciones por lo que pudiera pasar. Castilla resolvía con eficacia y daba confianza a los suyos. Los de Pepe Calvo también tuvieron su momento. En concreto, Sergio Rodríguez, otra vez entrando en segunda línea (y eso que tuvo que jugar más retrasado ante la ausencia de Rubén García), que se topó con el larguero en un tiro, llegó forzado al impacto de la pelota, a seis metros y con la portería casi vacía.

Era un aviso claro de que la UDL no sólo quería aguantar con la portería a cero, también estaba capacitado para ganar. Sin embargo, el choque se fue atascando a medida que pasaban los minutos. El Tudelano ejerció más la iniciativa, aunque sin muchas ideas, algo que favoreció a que los blanquirrojos tampoco sufrieran en exceso. En este sentido, su seguridad defensiva (tercer partidos consecutivo sin recibir goles) y el buen hacer de Castilla, en momentos puntuales, propiciaron que el cuadro navarro no encontrara el camino del gol. Hay que destacar que nuevamente, a domicilio como sucediera ante el Zaragoza B, Mario Barco y Juanjo coincidieron, aunque sólo fueran 11', juntos en el campo. En definitiva, un empate que deja con buen sabor de boca a los blanquirrojos, pese a que también es cierto que pudieron llevarse los tres puntos si Sergio Rodríguez hubiera acertado. El Tudelano debe pensar, asimismo, que gozaron de oportunidades para lograr la victoria.

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