jueves, 5 de septiembre de 2013

Ilusionante reconocimiento

Aprovechar la inercia. Lo ocurrido en El Mazo el pasado miércoles por la noche seguro que se recordará durante mucho tiempo. Que el Haro eliminara a un club histórico como el Oviedo tiene su relevancia, que los jarreros, militando en Tercera, superaran a un equipo favorito al ascenso a Segunda, demuestra la dificultad del envite. Pero más allá de eso, aunque el partido acabar en tablas (empate a cero) y se decidiera en los penaltis gracias a un sobresaliente Javi Ríos, que detuvo dos penas máximas y que durante los 120 minutos evitó que los asturianos perforaran la meta riojalteña; el enfrentamiento de ayer evidencia que el Haro obtuvo la recompensa a su trabajo.

Quizá me exceda, pero el mérito hay que dárselo a Roberto Ochoa. Un entrenador que habla en el campo, que nunca se queja de si tiene más o menos presupuesto, de si tal o cual jugador sigue, un técnico que sabe amoldarse al material humano que maneja y que trata de sacar el máximo rendimiento de cada futbolista para que entre todos sumen al colectivo, que es lo que impera. Hasta la fecha ha cumplido temporada tras temporada con lo que se le exigía, e incluso ha estado por encima. Pese a ello, algunos aficionados, excesivamente ilusionados y poco realistas, consideraban que la eliminatoria de la fase de ascenso de la campaña pasada ante el Sariñena era el anticipo para estar en Segunda B. Hasta hubo pitos para su persona. Sin embargo, Roberto Ochoa ha vuelto a demostrar su valentía siguiendo al frente del Haro, armando un equipo más compacto (han vuelto varios ex a la localidad jarrera) y colocando piezas para que el ascenso pueda estar más cerca.

Por eso, la victoria en la primera ronda de la Copa del Rey debe servir para su reconocimiento y para que todo Haro, por extensión La Rioja, disfrute de lo logrado. No hay que olvidarse que el objetivo de los blanquinegros es la liga y que el domingo pasado cedieron dos puntos ante el Villegas. Sin duda, un tropezón que provocó que ante el Oviedo el equipo saliera con ambición (también es cierto que la competición es ilusionante para los futbolistas). Pero de nada sirve mostrarla si no se da continuidad y no se cuenta con un plan. Al parecer, la intención de los locales pasaba por acogotar a su rival, por revolucionar el partido, ser más intenso y tratar de descolocar a los visitantes. Se consiguió, aunque sin que se reflejara en el marcador. La pena es que todas esas ganas fueron pesando en las piernas de los futbolistas jarreros, que, poco a poco, fueron retrocediendo en sus intenciones. 

Lo positivo es que para cuando eso ocurrió, el Oviedo apenas había pisado el área de los riojanos. Ahora eran los asturianos los que debían dar un paso adelante. Lo dieron casi sin querer. Por calidad y ritmo fueron a más, mientras que los pupilos de Roberto Ochoa optaron por esperar, robar y salir a la contra. El riesgo era que los de Carlos Granero tuvieran más cerca a Javi Ríos, lo que podía invitar a que generaran más ocasiones de gol. Sin embargo, además de ser asumible, careció de importancia dada la capacidad del guardameta para desbaratar los intentos visitantes. Pero el Haro no renunció al duelo. Con un chispeante Dani Suárez que se convirtió en un referente a la hora de montar el contragolpe, ya que de sus botas partieron las mejores opciones para evitar la prórroga. Aunque el Oviedo, más dominador y consciente de su superioridad, también pudo romper el equilibrio. Con lo que no contaban era con las manos de Javi Ríos, que ya empezaba a comerles la moral a sus rivales.

Pero dar más emoción, Dani Palacios, casi al final de los 90 minutos, vio la segunda amarilla. Se anticipaban unos 30 minutos extras en inferioridad. El Oviedo ya estaba casi volcado para evitar los penaltis, mientras que los jugadores blanquinegros aguantaban como podían para multiplicarse en tareas defensivas. Javi Ríos daba seguridad y confianza a los suyos para que el tiempo diera la sensación de que pasaba más rápido porque acabar con la portería a cero y jugarse el pase en los penaltis era lo más sensato. Así sucedió. Diego Cervero, exfutbolista de la Unión Deportiva Logroñés, y consumado especialista desde los once metros fue el primero en lanzar. Javi Ríos lo debió intimidar porque el balón no pasó la línea de gol (0-0). Alberto ponía por delante a los locales (1-0). Pardo igualaba (1-1). Liébana dejaba a los suyos por delante (2-1). Héctor Simón evitaba que el Oviedo fuera por debajo (2-2). Javi López, que había salido al terreno de juego en el 119', aumentaba la renta (3-2). Néstor Susaeta, o mejor dicho Javi Ríos, dejaba la eliminatoria encauzada al detener otro penalti (3-2). Mientras que Dani Suárez elevó las pulsaciones de la grada (4-2). Enhorabuena y a por la revancha contra el Sariñena.

P.D.: Por cierto, superar esta primera ronda da beneficios. Además de la taquilla, el Haro se ha asegurado un fijo por haber estado en la ronda inicial (hay quienes aseguran que son 16.000 euros, aunque hay otras fuentes que aumentan esa cantidad. Eso sí, ahora tendrá derecho al precio establecido por disputar la segunda ronda). Bienvenido sea.

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