miércoles, 4 de septiembre de 2013

La competición de los factores

La Copa del Rey. Esa competición que tanto ha gustado tradicionalmente a los aficionados y que, de superar varias rondas, puede ayudar a un club modesto (requiere medirse a un Primera de los que juegan en Europa) pasa por La Rioja. En concreto lo hace en El Mazo (20.15 horas). El Haro, único representante riojano en el bombo obtuvo su inclusión como campeón de su grupo de Tercera, tuvo, al menos, la fortuna de ser local, con lo que se evita de gastos de viaje, además de la posibilidad de lograr algún ingreso extra. Su rival será el Oviedo, un histórico enredado en historias económicas que hace unos meses parecía estar abocado a la desaparición, pero que recibió una bocanada de aire fresco con la llegada de nuevos inversores. Los asturianos, en los últimos años, siempre han sido favoritos al ascenso, tanto en Tercera como en Segunda B. Es como si estuvieran obligados a estar en Primera porque sí. Cierto que el masivo apoyo de la afición intimida y más allá de sentirlo como presión debe ser un gran apoyo de confianza, aunque también de responsabilidad, que, a lo mejor, es la que a veces se torna en presión.

Para los jarreros no será una experiencia nueva, puesto que ya saben lo que significa disputar la Copa del Rey. El actual sistema, discutido según a quién se le pregunte, ofrece la posibilidad a los clubes de Segunda B o a los campeones de Tercera que no hayan dado el salto a la división de bronce, como sucede con el Haro, de darse a conocer en el territorio nacional. Para alcanzar ese reconocimiento es necesario superar las dos primeras rondas (hoy se juega la primera). Dos partidos complicados por diferentes aspectos y en los que influye, y bastante el factor suerte. Por de pronto, al ser a un encuentro es importante que en el sorteo la bolita de tu equipo salga en primer lugar. Como quiera que también se efectúa el reparto de la segunda ronda, también es interesante que tu choque sea agraciado con ejercer de local. Eso por una parte. Luego, si por un casual toca ser visitante, está el hecho de tener la fortuna de enfrentarte a un rival cercano (es verdad que acostumbran a hacerlo por proximidad, pero el ejemplo está en el duelo Haro-Oviedo). Para rematar la faena, otro aspecto a tener en cuenta es la categoría de tu adversario. No es lo mismo enfrentarse a un equipo recién ascendido a Segunda B, que a un campeón de grupo de Tercera o que a un club consolidado en la tercera categoría del fútbol. Todo influye. 

Evidentemente la motivación en esta competición, sobre todo, para los conjuntos de menor categoría o novatos siempre es un aliciente, como el hecho de jugar como local. En este sentido, el que debe montarse en el autobús, además de poner en pegas (y a hora a viajar hasta tan lejos; y encima nos toca de visitantes) parte con una predisposición menor que el cuadro local, que no se ha tenido que desplazar y que, seguro, no va a acusar las horas de autocar. Eso no quita para que luego el visitante supere el duelo con solvencia. Otra cuestión es conocer cuál es la actitud de cada equipo ante esta competición. Hay clubes que la ven como una opción de dar minutos a los menos habituales, como parece el caso del Oviedo. Hay otros, suelen ser los de menor división, que quieren dar una buena imagen, sacan su once de gala e intentan dar la sorpresa, como perfectamente puede ser la posibilidad del Haro.

Es como si la Copa del Rey, siempre bienvenida, sea una competición vinculada a los resultados. Quiero ello decir, que si se van pasando rondas la ilusión en la localidad aumenta, la repercusión también y el equipo ve la posibilidad de aumentar sus ingresos (siempre extraordinarios porque no contaban con ellos). Pero si por un casual, se pierde en primera o segunda ronda no pasa nada: que si es una competición deficitaria, que si para tener que viajar entre semana mejor haber perdido, que si se ha utilizado para dar minutos a los que apenas juegan... en el fútbol siempre hay excusas para todo y si no... se inventan.

Con todo, ojalá que el Haro supere al Oviedo y que puede alcanzar la segunda ronda. Sin embargo, siendo realista, la lógica dice que los asturianos doblegarán a los blanquinegros. Cierto que a lo mejor lo hacen sin brillantez, tirando de oficio y siendo prácticos, pero la diferencia de categoría debería acusarse por mucho que los jarreros apuesten por su once más competitivo y en los azulones haya algunos desajustes como consecuencia de falta de acople de sus piezas, algunos habituales reservas. 

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