Los puntos escasean en este
comienzo liguero para los conjuntos riojanos de Segunda B. Mientras que la Unión Deportiva Logroñés acumula el 50%
de los disputados (dos victorias y dos derrotas), la Sociedad Deportiva Logroñés sólo ha obtenido el 16’66% (dos derrotas
a domicilio y dos empates como local). Los primeros cayeron ayer en el Nuevo Tartiere ante un Oviedo que tuvo capacidad para
remontar, durante el segundo tiempo, el tanto de Gil. Por su parte, los segundos no pasaron del empate en Las Gaunas ante el Guijuelo.
La UDL, como viene haciendo en
casi todas sus comparecencias, mostró en tierras asturianas que una de sus
virtudes es comenzar con intensidad y
presionando a su rival. Gracias a ese trabajo, los blanquirrojos se
acercaron con peligro, en un par de ocasiones, a la meta defendida por Orlando. Al Oviedo le costó sacudirse
del agobiante juego que imponían los visitantes. Eso no quita para que los
locales pudieran también adelantarse en el marcador. Cervero, que no suele fallar, perdonó en un remate de cabeza,
mientras que Susaeta se topó primero
con Sergio Martínez y después con Miguel en una doble oportunidad
azulona. Parecía que el partido estaba equilibrado hasta que Gil, el ‘pichichi’ de los riojanos con
tres dianas, volvía a subrayar la importancia que poseen las jugadas a balón en
este deporte. Un remate, certero, de cabeza acabó en el fondo de la red. Los
ovetenses iban cabizbajos a los vestuarios y pensando en negativo.
Sin embargo, el Oviedo supo
reaccionar. Comenzaron los desajustes a la hora de presionar y la UDL tuvo que
recular, retroceder varios metros y ver como su rival se acercaba a Miguel,
excesivamente dubitativo en las salidas por arriba (midió mal en varias). Y
ocurrió lo podía suceder ante esa situación, que en apenas 5’ (en el 57’ y en
el 62’) los locales le dieran la vuelta. David
Fenández culminó una jugada que comenzó por la banda derecha y Pardo se inventó un ‘latigazo’, desde
su casa, que entró por la escuadra.
Los riojanos buscaron la reacción, aunque era complicado porque el Oviedo ahora
se sentía más cómodo y ya se sabe que las prisas no son buenas consejeras.
De hecho, pese a los intentos de
la UDL, los de Raúl Llona no
estuvieron a gusto con la pelota en su poder y les costaba generar peligro. No
se le puede negar voluntad a los futbolistas, un aspecto interesante y a tener
en cuenta dados los antecedentes, pero, pese a los cambios, no hubo llegadas de
peligro suficiente como para que las tablas volvieran a aparecer. El Oviedo
tiró de oficio para que el tiempo pasara y aunque Omar, con un buen tiro lejano, metió el miedo en el cuerpo a los
asturianos, las intenciones blanquirrojas fueron estériles. Se rompe así la
buena marcha de la UDL, que había sumado dos triunfos seguidos. Aun así se
coloca séptima en la clasificación con 6 puntos a la espera de lo que
ocurra con el equipo número 20
(rival del próximo fin de semana). Lo sensato (dentro de lo incongruente del
asunto) es que sea jornada de descanso.
Por su parte, la SDL disputaba su tercer encuentro en 7
días. Una prueba física, ante tanto
partido seguido, y mental, al
continuar en la parte baja de la tabla. El Guijuelo,
como los blanquirrojos, tampoco sabía lo que es ganar esta liga y, al menos,
pasara una semana sin conocer esa sensación. Resultó un partido difícil de digerir.
Si bien es cierto que los visitantes parecían tener las ideas más claras sobre
cómo jugar y atacar, los riojanos estaban espesos. El control del juego, y la
pelota, eran del Guijuelo, mientras que la SDL quería presionar, pero no lo
hacía en el sitio adecuado para que su rival estuviera incómodo. Eso sí, de
tiros a puerta, mejor no hablar. Los primeros entre los tres palos vinieron a
la media hora y concatenados. Del Puente,
de falta lateral, y Moreira, manso
para Mandalúniz. El dominio del Gijuelo era infructuoso y la SDL, cuando
recuperaba, no sabía muy bien qué hacer, si golpear en largo, además sin mucho
sentido, o tratar de elaborar, aunque sin una finalidad muy clara. Lo mejor que
les pudo pasar a ambos conjuntos fue el descanso.
Sobre todo a la escuadra local
que, de partida, salió presionando mejor. La consecuencia fue que en 6 minutos,
rondaron la meta de Wilfred con
sensación de peligro: un centro desde la derecha que acabó con tiro de Metola, un centrochut de Alcántara y
una galopada de Javi Torres que
culminó con un tiro cruzado. El Guijuelo debía reaccionar y lo hizo dando un
aviso en la ocasión más clara. Fue una contra que terminó con un remate de
Rubén que, por fortuna, impactó en el cuerpo de Metola. De nuevo, la SDL se
animaba con un gran control de Javi Torres y un posterior golpeo al esférico
defectuoso (se marchó excesivamente alto) con todo a favor. Una hora de partido
y todo apuntaba, si se mantenía la dinámica, a que el gol podía llegar. Nada
más lejos de la realidad. Entonces, el partido se enquistó (el Guijuelo movió
el banquillo y serenó el juego) después de 15’ de ida y vuelta.
El Guijuelo ya no tenía tanto el
balón y la SDL no sabía, a ciencia cierta, cómo intimidar a Wilfred. Le costaba
mucho. Los visitantes esperaban una contra para romper el duelo, mientras que
los blanquirrojos, pese a los cambios introducidos por Agustín Abadía no remataban la faena. El cuadro local quería, pero
no podía. El Guijuelo pudo marcharse con la victoria si ya en el tiempo añadido
un centro desde la izquierda hubiera encontrado rematador. El empate, como bien valoró Abadía, sirve
para seguir sumando y para acabar un
partido sin encajar. Sin embargo, el balance de 2 puntos sobre 12 y el
puesto 17º parecen insuficientes.
Personalmente, el juego de la SDL
me genera dudas. Creo que es un
equipo que está más cómodo sin balón, esperando en su campo y saliendo a la
contra. Pero también es un bloque, lo demostró la temporada pasada, que cuando
presiona en el centro del campo y traba los partidos siempre saca beneficio
cuando el duelo se vuelve un poco loco. Luego está la disposición en la medular
de los tres centrocampistas en los que confía el técnico de Binéfar. Cuestión
de gustos, veo a Fran Sota más a
gusto de enganche, con libertad de movimientos en ataque, sin tener que estar
más pendiente de labores defensivas. Miguel
no participa tanto como mediapunta, muchas veces parece como que no está
jugando. Mientras que Candelas, pese
a que su adaptabilidad es máxima, no acaba de convencerme como el jugador que
le tiene que dar equilibrio defensivo. Sobre todo cuando este equipo ofrece
lagunas en la elaboración. Porque si la SDL gozara de largas posesiones seguro
que el problema no era éste, puesto que los tres poseen talento como para
asumir responsabilidades en la creación. Luego está el asunto de los extremos, aunque eso depende y mucho de cómo
quiera uno jugar. Es una opinión y seguro que Abadía, que es el que trabaja
diariamente con ellos, sabe dónde ubicar
sus piezas para que le den el mejor rendimiento.
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