miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Regional pide paso

Un paso atrás. Como el cangrejo. Así va la Regional riojana que este próximo fin de semana comienza. Si ya la temporada pasada se redujo el número a 18, lo de esta campaña es de risa porque sólo habrá en competición 14 clubes. Es decir, 26 partidos. Una liga que empieza en septiembre y que concluye el primer fin de semana de abril (incluye un parón significativo entre diciembre y enero). Supongo que la dificultad para sacar adelante clubes es el mayor obstáculo para que esta categoría, en vez de ser más atractiva, se convierta en otra cosa. Pero es lo que hay. No se puede pedir más. Con estos ingredientes se tiene que cocinar.
 
El primer cambio, más que significativo, es que hasta nueve equipos han abandonado la Regional. Cinco porque han ascendido a Tercera (Villegas, Yagüe, La Calzada, Rapid y Aldeano) y otros cuatro porque han desaparecido (Calahorra B, Haro Promesas, Los Titanes y Anguiano B). Luego me detengo un poco en el tema de los filiales. Por suerte, han surgido dos nuevas propuestas. Por un lado, vuelve el Calasancio B, un año después, y, por otro, aparece un histórico, el Balsamaiso (veremos si para quedarse). A ellos hay que sumar los tres descendidos de Tercera (Bañuelos, Ciudad de Alfaro y Tedeón). Así se entiende que haya un déficit de menos cuatro y que la liga cuente con sólo 14 conjuntos. Repiten, por lo tanto, nueve clubes: Alberite, Autol, Casalarreina, San Lorenzo, EDF Logroño, Cenicero y los filiales del Náxara, Vianés y Oyonesa. 

¿Favoritos? Hasta que no arranque la competición hay muchas dudas al respecto, aunque Tedeón y Ciudad de Alfaro parten entre los candidatos al ascenso. Pero no son los únicos. El Balsamaiso, con hasta nueve futbolistas del extinto Anguiano B, aspira también a colarse entre los mejores, aunque seguro que le cuesta adaptarse a Regional y un mal comienzo, en una liga tan corta, se pude pagar caro. El Alberite necesita dar guerra porque su historial reciente le reclama un sitio más arriba. Por su parte, el Autol intentará dar un saltito y ser un candidato regular (además contará con un aliado, La Manzanera). El Casalarreina, después de las buenas sensaciones ofrecidas en la segunda vuelta pasada, confía en poder luchar con los mejores. Ahí también desea estar el EDF Logroño, que se ha desvinculado del Agoncillo para poder optar al ascenso. El Cenicero, reforzado, apuesta por ser más constante que el ejercicio anterior y un buen comienzo le daría moral para afianzarse en la zona noble. San Lorenzo, que viene de una pésima campaña, pese a que parece que hay un bloque más competitivo, y Bañuelos, que dudo que cuente para tenerlo en cuenta para retornar a Tercera, son bloques que seguro que quitan puntos, pero a los que no veo luchando para subir de categoría. Igual me equivoco. Respecto a los cuatro filiales, Oyonesa B y Náxara B son los equipos que transmiten mejores sensaciones. Bloques que mantienen la esencia de las últimas campañas y que cuentan con el aliciente de destacar por si en el primer equipo se les requiere. Seguro que están en la mitad alta de la tabla. El Calasancio B, con gente joven, será el típico rival con el que no te quieres enfrentar porque tienes mucho que perder y poco que ganar. Se presupone que estará en la parte baja. Mientras que el Vianés B, un grupo de amigos, seguirá divirtiéndose. Eso ya es un logro. Seguro que también resta puntos a algunos equipos. 

Me gustaría mencionar, aunque propiamente no compete a la Regional, el error que supone, a mi juicio, la desaparición del Haro Promesas y del Calahorra B. Vayamos por parte. Por un lado, el caso de los blanquinegros. Puedo entender que el Haro, en su afán de lograr la primera posición en Tercera, que da más posibilidades de éxito a la hora de ascender a Segunda B, se vuelque con el primer equipo, con el estandarte de la localidad. Desconozco el coste que le supone al conjunto riojalteño el mantenimiento del filial, pero claro si se ve como un gasto y no como una inversión a futuro, que es lo que debería ser un segundo equipo, está todo dicho. El problema es que cuando los chavales de la zona que acaben su ciclo de juveniles ya pueden ser conscientes de que si quieren seguir jugando al fútbol, encima de que es una edad complicada, deben buscarse la vida fuera de Haro. ¿Qué aliciente les queda para poder jugar en el club donde han nacido? Por no hablar que los chavales del juvenil que no gozarán de oportunidades en el primer equipo, salvo excepciones, ya que el salto cualitativo de categoría es importante. En este caso, al Haro sólo le quedará fichar fuera. Es decir, gastar dinero.
 
El caso del Calahorra B era la crónica de una muerte anunciada tras la fusión del AF Calahorra por parte del CD Calahorra. Un año de vida. Decepcionante. Puede que la desilusionante campaña obtenida en Regional por el conjunto rojillo fuera determinante para pensar que así no se puede ir a ningún lado. Cierto. Pero a lo mejor el problema no reside en observar los resultados. Quizá, si se hace un análisis más profundo, el problema sea de partida: ¿Qué se quería hacer con ese segundo equipo? ¿Cuáles eran los objetivos? Si no puede responder a estas dos preguntas tan simples es evidente que la conclusión sea la de cerrar el chiringuito. Hay quienes proclaman que la unión es la solución a las cosas, pero en ocasiones no es así. Por algo el Ciudad de Alfaro y el Alfaro no han seguido los pasos vividos en Calahorra. ¿Acaso el débil teme que un año después pueda ocurrir lo mismo que en la ciudad de la verdura? El caso de Logroño es otro cantar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario