lunes, 3 de septiembre de 2012

La importancia del balón parado

Unión Deportiva Logroñés y Sociedad Deportiva Logroñés empiezan a sufrir en sus carnes la importancia de las jugadas a balón parado en Segunda B (por extensión a otras categorías como la Tercera). En esta caso fue en el lado negativo. Si bien los de Pepe Calvo lograron empatar la contienda en el tiempo añadido, en casa ante el Lleida, merced a un centrochut de Barrón, los de Agustín Abadía, que ofrecieron una buena imagen, después de reponerse del primer tanto encajado del Alavés no tuvieron la presencia ofensiva de la que sí habían gozado en los dos encuentros anteriores (tanto liga como Copa). Es una muestra de que estas acciones de estrategia deciden partidos.

La UDL probablemente mereciera algo más que un punto ante un Lleida serio, organizado, consciente de sus virtudes y que venía a Las Gaunas temeroso ante un rival llamado a estar arriba. Cierto que dominó más, que tuvo la posesión y el control del juego, pero también redundó en errores, sobre todo, cara a la meta contraria. Y en esta categoría es una losa difícil de superar. Si en Copa ante la SDL ya demostró que la puntería no es lo suyo, ayer evidenció que en la división de bronce aprovechar las oportunidades son las que te dan los tres puntos y, por consiguiente, la posibilidad de afianzarse con los mejores. Buenas intenciones, principalmente por banda izquierda donde Iñaki y Víctor dieron mucha salida al equipo. Incansable trabajo de Alejandro, buenos movimientos de Mario Barco, participación de Sergio Rodríguez, presión de Ubis... pero hay que marcar goles para constatar la superioridad. ¿Preocupante? Lo sería más si no hubiera ocasiones de gol. Paciencia porque estas cosas cambian. 

La UDL logró el empate en el tiempo de descuento.
 
Un aspecto a mejorar es el balón parado en contra. Que Colorado se inventara una falta directa prodigiosa no entraba en el guión, pero la sensación es que cualquier saque de esquina genera dudas en la zaga blanquirroja. Mucho se habla de que si es cuestión de trabajarlo o no... bajo mi punto de vista, más allá de eso, que evidentemente ayuda, la palabra clave es actitud, convicción y confianza. Los pupilos de Calvo afrontan ahora un calendario, podría llamarse trampa, Gimnástica y tres filiales (Racing, Zaragoza y Athletic). Oportunidad para recuperar el camino. Por potencial se espera más de esta UDL que pese a dejar buenas sensaciones le falta rematar la faena. Ya le ocurrió en Amorebieta, donde el empate se dio por bueno. Ayer en Las Gaunas, conseguir las tablas en el tiempo añadido también se dio por satisfactorio, aunque quizá, con una visión global, la percepción que queda es que se dejó dos puntos en el camino.

La SDL, por su parte, pese a que trabajó como en las victorias precedentes de liga y Copa esta vez tuvo menos presencia ofensiva y lo acabó pagando. El rival, por si fuera poco, era el Alavés, único equipo capaz de ganar los dos partidos ligueros (ya es líder destacado) y de no encajar goles (el Amorebieta tampoco ha recibido ninguno). El cuadro vitoriano, a diferencia de la UDL, avasalló a su contrincante durante los primeros minutos. Puede que sin ocasiones claras, pero no le dejó respirar. Cuestión capital cuando un equipo quiere ejercer de local. Los de Abadía aguantaron y se mantuvieron firmes en sus intenciones. Mérito para ellos. Lástima que no hubiera premio antes de llegar al descanso porque un rechace en el área pequeña, tras un saque de esquina, condenó a los riojanos a ir a remolque. Un palo duro. Pese a ello, en la segunda parte, la SDL se estiró un poco y se asomó a la meta de Miguel. Parecía que el ímpetu local había bajado porque las prestaciones visitantes habían subido. 

Momento del primer gol del Alavés tras un córner.
 
Buena señal para los blanquirrojos, que habían bajado sus revoluciones para hacerse con la pelota y meter miedo a los alaveses. Una pena que las ocasiones fueran con cuentagotas y sin la mordiente necesaria. Por si fuera poco, quizá cuando mejor lo estaba haciendo la SDL vino el segundo tanto local, también tras un córner. Aspecto a mejorar (y eso que hasta la fecha los jugadores blanquirrojos habían demostrado una fe ciega por hacerse fuertes en la estrategia). Ahora los chicos de Abadía afrontan un calendario complejo y cargado. En Las Gaunas les aguardará el Amorebieta (180' sin meter un gol y sin recibir ninguno), luego toca viaje hasta Lucena (duelo de Copa del Rey) para cuatro días después jugar en el Stadium Gal ante el Real Unión.

Tercera

La Tercera riojana ha comenzado y aunque mis impresiones generales de la jornada inaugural las dejo para mañana, os facilito una crónica (a mi estilo) sobre el partido que ayer protagonicé (mi reencuentro con la Tercera después de dos temporadas) en La Molineta donde el Alfaro venció por 3-1 al Yagüe.

Desconozco si el gol casi inicial de Israel Losa (vaselina fantástica tras recoger un rechace tras un saque de esquina), medirse a un rival inferior y encontrarnos en la primera jornada mermó a un Alfaro impreciso, algo vulnerable, por momentos, y que no estuvo tan cómodo como hubiera deseado ante un recién ascendido. Siempre queda la duda sobre qué parte es mérito del rival contrario, en este caso el Yagüe, o demérito de los blanquillos. Cierto que los de Eduardo Arévalo apuntaron maneras de por dónde van a ir los tiros. Dos extremos rápidos y desequilibrantes (Jonatan Resa y Omar), con Víctor Ramos fijando a los centrales y con Israel Losa con libertad de movimientos (poco participativo en el día de ayer). Las labores de control pasan por Del Puente y Herce, mientras que la defensa dio muestras de más solvencia en la parcela izquierda donde Murugarren (lateral) demostró un grandioso golpeo de balón (cambios constantes de orientación desde su perfil como gran amenaza para descongestionar el juego) y Sastre (central) ofreció consistencia. Más problemas hubo en la derecha, donde Joseba (lateral) y Cabrera (central) fueron superados en más de una ocasión (con el consiguiente pitido de una grada (parte de ella), bajo mi juicio, excesivamente crítica con los suyos).

Los amarillos, por su parte, aguantaron las embestidas iniciales. Encajar un gol a los 2' ante un rival poderoso como el Alfaro es difícil de superar. Tocaba resistir. Gran cantidad de saques de esquina locales, alguna que otra internada por banda derecha y una magistral falta ejecutada por Omar que se estrelló en la cruceta pudieron romper el duelo. No lo hicieron. Los de Dani Terroba se fueron quitando responsabilidades y ante un ligero bajón local, el Yagüe empezó a dar varios pases seguidos. El dominio blanquillo ya no era aplastante y los visitantes ya no sufrían tanto. La segunda parte no cambió la tónica. El Alfaro parecía que se mantenía a la expectativa. Era consciente que por velocidad podía venir el segundo. Pero el Yagüe creía. Así vino el empate. Gran jugada de Diego que se marchó por velocidad de su par y fusiló a Pablo. La incertidumbre y las dudas se apoderaron de La Molineta. Lástima, porque me toca, que la alegría del pobre fuera de apenas cinco minutos. Una acción afortunada le dejó un balón franco a Víctor Ramos en la frontal que no perdonó.

El Yagüe asumió riesgos y fue a por el partido. Dejó una línea de tres defensas que podía ser letal para el Alfaro si aprovechaba los espacios. El capitán blanquillo tuvo un mano a mano con Sergio para sentenciar el duelo, pero el portero amarillo le adivinó la intención. Ahora los visitantes eran más directos, mientras que el Alfaro se dejaba querer para luego montar contragolpes definitivos. El choque parecía decantado porque Pablo apenas sufría aunque varios regalos en las entregas sí que metieron el miedo en el cuerpo a los blanquillos. Sin embargo, la alegría local fue mayúscula cuando Álvaro, con todo el Yagüe volcado, se aprovechó de un servicio de Cabrera para encarar (el control orientado fue medio gol), driblar a Sergio y poner el definitivo 3-1 en el tiempo de descuento.

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