La xenofobia en el deporte está penada. Las sanciones acostumbran a ser ejemplares para evitar la reincidencia. Me cuestiono si tienen su efecto y si el infractor es consciente de su comportamiento dentro del terreno de juego, si cumplida su sanción federativa se siente arrepentido de su acción y si no repetirá sus muestras de racismo en futuros encuentros. En definitiva, si habría que que tomar medidas más conciliadoras y sociales. Esto que puede pillarnos de lejos no es así porque recientemente ha ocurrido en La Rioja.
Lo dice bien claro el Reglamento de Régimen
Disciplinario de la Federación Riojana de Fútbol en su actualización del pasado
24 de junio de 2011 en su artículo 55 bis: “Los comportamientos racistas o
xenófobos a través de manifestaciones, gestos, palabras o actitudes de
cualesquiera clase, que entrañen desprecio, mofa, menosprecio o desdén hacia alguna
o algunas personas por su pertenencia a una determinada etnia o alguna clase de
grupo o comunidad singularizado por sus creencias, pensamiento u opinión, se sancionará,
siendo la primera vez, con suspensión por tiempo de quince días a dos meses”.
Pues aunque parezca que esto sólo le ocurre a futbolistas consagrados, como por
ejemplo le pasó a Eto’o, a Roberto Carlos o recientemente a Evra, también sucede en La Rioja. Una
pena. Aconteció hace varias jornadas y creo que no se le ha dado la publicidad
que debería para denunciar un acto injustificado que tuvo un jugador del
Calahorra B en un partido de Regional Preferente. La sanción que se le aplicó
fue de un mes fuera de la competición, una pena menor bajo mi punto de vista.
El problema de este tipo de sanciones es que parece que cuando venza ese mes (lo
aplicó el Comité de Regional Preferente en su reunión del pasado 24 de enero)
este futbolista, omito el nombre aunque es fácil acceder a él, ya habrá olvidado
su comportamiento y tendrá, otra vez manga ancha para reincidir (independientemente
de la sanción que se le pueda aplicar a posteriori). Ojalá que no y que haya
aprendido, aunque eso es difícil de subsanar porque para que el árbitro lo
refleje en el acta no debió ser una cuestión insignificante. Es decir, que hubo
insistencia.
Desconozco si el club rojillo ha tomado algún tipo de decisión
interna con este jugador, pero por el bien de la entidad, algo tendría que
haber hecho, ya que, al fin y al cabo, lo que está en el punto de mira es la
imagen del Calahorra. Quiero indicar que este futbolista, con experiencia en
Tercera cuando el AF Calahorra disfrutó en esta categoría, es un jugador asiduo,
en los últimos años, a perderse partidos por sanción debido a su comportamiento
en el terreno de juego. Una lástima cuando cuenta con condiciones (velocidad,
desborde y calidad) para centrarse en el fútbol porque si alguien, que encima
no cobra, se dedica a mostrar sus complejos con los demás sobre el campo, sobra
del fútbol riojano.
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