La ilusión vuelve a La Molineta

El legado de Patxi Bronte durante las seis temporadas y media (2002-2008) que permaneció en el Alfaro han restado a un club que no ha perdido el Norte pese a sus tres ascensos a Segunda B en la última década (2001, 2003 y 2008). La herencia, el paso por la división de bronce, la hermandad existente entre técnico, plantilla y afición le han impedido seguir hacia adelante. A Salvatierra, hombre del club, la grada no le entendió, ni creo, le quiso entender, mientras que al navarro Javier Ubasos (que tan buenas sensaciones había dejado en la Mutilvera) los resultados le imposibilitaron continuar su proyecto. Pero este verano volvió a resurgir la ilusión gracias a la contratación de Eduardo Arévalo, un entrenador que ha tenido malas experiencias en la capital riojana (dirigió al Varea en Tercera, 2006/07, y a su juvenil División de Honor, la campaña siguiente hasta que fue despedido).

   
   Sin embargo, la Rioja Baja y Andosilla le deben mucho. Por de pronto, el Pradejón. Julio Fernández apostó por él y el reconocimiento llegó al club verdiblanco. Su forma de jugar, osada y atrevida con el principio básico de tener el balón, así como el apoyo a la cantera dio sus frutos cuando disputaron la Tercera riojano navarra y se hicieron con un hueco en la división. El salto al Varea le impidió progresar. Primero en el equipo de Tercera no fue apoyado lo suficiente y la temporada siguiente fue relegado al juvenil, donde hizo lo que pudo. Tuvo que marcharse al River Ega (2008/10) donde empezó casi de cero. Reclutó jugadores que ya había tenido, caso de Iván Sastre (un fiel de Arévalo), e insistió en el trabajo que le había dado éxito en Pradejón: juego elaborado, velocidad en los costados… Dos temporadas que le abrieron la mente y que han demostrado, a su vuelta al fútbol riojano, que le han permitido progresar. El Arnedo le dio la oportunidad y la ciudad del calzado se ilusionó con un proyecto vistoso, alegre y que encima le catapultó a la sexta plaza de la liga, empatado con el cuarto (Haro). Una espectacular segunda vuelta, sumó 48 puntos (el segundo mejor después del impresionante Náxara con 51), en la que sólo el Náxara le hizo hincar la rodilla. El verano pasado el Alfaro priorizó su fichaje para volver al lugar que le corresponde por su historia reciente. Todo un acierto.

  

Eduardo Arévalo dirige al Alfaro.

   Además, ha conectado, su propuesta, con una afición exigente (igual escuece pero es la realidad), que tiende a ver sólo lo que hace su equipo, que acostumbra a menospreciar a sus rivales (sobre todo cuanto se les ocurre empatar o ganar en La Molineta) y que tiene cierto complejo hacia los conjuntos de Logroño (por lo general), además de a las decisiones arbitrales. Eso no quita para que apoyen, de forma incondicional a los suyos. Pero quizá ahora esto pasa a un segundo plano porque este Alfaro, gestado por Arévalo, va más allá de aficiones. Su reivindicación es hacer correr detrás de la pelota al contrario, manejar los tiempos y los ritmos del encuentro, atacar por las bandas, alternar el control del juego con la profundidad y la amplitud… los jugadores viven en constante movimiento porque así se generan espacios… el esférico es el que manda. Para ello, como es lógico, cuenta con hombres capacitados para poner en práctica las exigencias del preparador blanquillo.

   

  Empezando por la portería, donde Segura y Julio (a quien ya dirigió en el Varea y River Ega) comparten puesto en el once. Una alternancia que permite que ambos se sientan útiles, aunque el sentido común dice que a medida que se acerque el play off, uno de ellos será titular desplazando al otro a la suplencia. La defensa, con la reciente incorporación del lateral Álex (procedía del River Ebro), es polivalente y variada. Cabrera (también viene del Arnedo) y Murugarren, que regresa al fútbol riojano, son habituales en los laterales, aunque Joseba (a quien dirigió en Pradejón y Varea) alterna en esa demarcación, en la que también ha jugado el local Munilla. Mientras que José Carlos, cómo ha crecido este futbolista en los últimas temporadas, se ha convertido en fijo para liderar la zaga (pese a que también puede jugar como medio centro defensivo) junto a Iván Sastre, clase, elegancia a la hora de sacar el balón jugado, aplomo y saber estar. Mientras que Reinares (procede del UDL B) es una opción de garantías. Como el propio Arévalo ha dicho esta temporada “a veces pecamos de inexperiencia (no me la creo) y tendríamos que ser más pragmáticos para asegurar los resultados”.

El Alfaro comenzó la liga ganando al Vianés.

    El centro del campo es el motor de este Alfaro. Futbolistas de calidad que aseguran jugar con intensidad y velocidad en el juego, control y pase. Herce (otro que conoce Arévalo del Arnedo), Varea (que regresa a su tierra tras pasar por Tudelano, Chantrea, Oberena y Aluvión), Israel Losa, que retornó al equipo riojabajeño y que están demostrando que no le importa entrar más en contacto con el cuero para organizar, Del Puente, a un gran nivel esta campaña (es el máximo goleador del club con 11 goles junto a Sota), Omar (con el que Arévalo coincidió en el Varea DH y en Arnedo) o Toledo, jugador exquisito, con mucha llegada, de gran calidad técnica, comparten una zona del campo fundamental para este nuevo Alfaro. De hecho, las bandas (Omar, Toledo, Del Puente e incluso Jonathan) son claves para entender el funcionamiento ofensivo de un equipo que, si tiene el día, genera una docena de ocasiones francas de gol. Y eso da mucho.

   
   Pero qué decir de la delantera, donde el capitán Víctor Ramos (el deseo de quedarse aquí es porque ansía retornar a Segunda B con el Alfaro), Carmelo Sota, que vuelve a ser ese delantero desequilibrante y con gol del River Ebro y del Calahorra, o Aldeondo, que le da un plus de veteranía y trabajo oscuro en esa parcela, son un seguro de cara a la portería rival.

   
  Si a todo esto se le une que últimamente hasta ganan partidos con sufrimiento, sin hacer un buen fútbol, gracias a acciones a balón parado o remontando (como sucedió en Pradejón), este Alfaro, acostumbrado y aleccionado para divertir y agradar, con un potencial ofensivo de primer nivel para la categoría, debe tener sus opciones en la fase de ascenso. Por el momento, su meta, compleja, es tratar de dar caza al cohete llamado Sociedad Deportiva Logroñés (7 puntos por encima) y cerrar su presencia en el play off (10 puntos de renta). Los tiempos de Bronte y de imprescindibles como Sola, Alvero, Gurría, Diego Ruiz… en los que la heroica y el componente épico, la lucha, la brega, el pundonor y los bemoles, mezclados con dosis de calidad, eran el pan de cada día en Segunda B seguirán en la retina porque le han dado mucho a este club, pero ahora es tiempo de disfrutar y de ilusionarse de la mano de Eduardo Arévalo y de una plantilla de calidad.