lunes, 5 de marzo de 2012

Derrota ante el Mirandés

Segunda derrota seguida por idéntico marcador, 1-0. Si el domingo anterior fue contra la Ponferradina, un equipo ordenado, consciente y sabedor de lo que tenía que hacer en todo momento y letal, y certero, al contragolpe, el último duelo de los blanquirrojos -que jugaron de azul- fue ante el Mirandés, líder de la categoría. Primero y segundo del grupo han roto, con poco, esa dinámica tan positiva de una UDL que parecía haber vuelto a encontrar un estilo suficiente para acabar la temporada de forma digna, pese a que la palabra fracaso suene cuando ésta concluya. Lástima, además, que los pupilos de Pepe Calvo no hubieran aprovechado las numerosas bajas (ocho antes de empezar y diez durante el partido) que presentaba ese equipo humilde que se ha ganado un gran número de admiradores después de la gesta de meterse en semifinales de la Copa del Rey eliminando a tres clubes de Primera. Como era lógico, le pasaría a cualquiera, el Mirandés notó tanta ausencia, pero cuando un equipo arrastra una inercia es difícil cambiarla. 
        Los rojillos demostraron que sus jugadores, los que menos juegan o los canteranos que entraron al campo, tienen ese compromiso necesario y esa calidad para solucionar la papeleta. Además, da igual que ocupen demarcaciones no habituales, caso de Corral, como lateral izquierdo, o José Ángel, en la banda derecha durante un buen rato. Todo funciona. Así, cuando tu rival, como el UD Logroñés, te deja respirar es más fácil. Porque a los riojanos les faltó un poco más de ambición, de creer en sus posibilidades, de dar un golpe encima de la mesa y decir 'nos da igual el rival'. Lo intentaron durante un primer tiempo en el que las defensas se impusieron a los ataques, en una fase en la que Cervero, Durán y De Paula tiraron a portería, mientras Castilla apenas sufría en su área. Un primer tiempo de mucho juego en el centro del campo, de desgaste... faltaba completar una buena segunda parte. 
       Pero tras el descanso, la UDL cambió. Quizá por el gol encajado a los 8' de la reanudación, pero es que, una vez más, a este equipo se le vio sin reacción, salvo en las dos últimas acciones del encuentro. Además, tras recibir el tanto repitió errores que ya se habían borrado de la memoria. Se dejó ir, dio muestras de no saber dónde estaba, de qué había que hacer. A ello colaboró también una nueva expulsión de Ormazábal por doble amarilla, que curiosamente regresaba al once tras cumplir ciclo de tarjetas. Cuestión para hacérselo mirar. Desconozco, porque no vi el partido, si las dos cartulinas fueron o no evitables. Pero desde fuera hay que mantener un poco más la concentración. Tu equipo pierde por uno, encima se está viendo superado por un rival que se va creciendo... no des facilidades dejando a tus compañeros con uno menos. 
          Curiosamente el Mirandés no cerró el partido, tuvo ocasiones para sentenciar, y abrió la posibilidad a que la UDL empatara en el tiempo añadido. Es como si ese orgullo brotara al final, cuando todo está perdido. Hay que cuestionarse que sólo se viera en lo minutos finales y los motivos por los que no hubo reacción antes. Un remate al larguero de Jano y un gol anulado a Nacho porque el asistente había levantado el banderín indicando que el balón, procedente del córner, había salido fuera del campo deben hacer reflexionar. Por un lado, demuestra que un equipo puede estar sin ideas, bloqueado, superado... pero que siempre hay un momento en el que se puede cambiar de dinámica y que el conjunto blanquirrojo debe olvidar los dos últimos partidos para centrarse en lo que venía trabajando diariamente entre semana para poder amarrar la categoría lo antes posible con la mentalidad de mantener la portería a cero el máximo tiempo posible. Que la falta de ambición puede ser perjudicial por momentos, evidente, pero que en el presente lo que demanda es precaución y salvaguardar a Castilla. Aunque en Las Gaunas siempre se quiere algo más.

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