lunes, 4 de noviembre de 2013

Sumar da confianza

La Sociedad Deportiva Logroñés suma y sigue por séptima jornada consecutiva, mientras que la Unión Deportiva Logroñés logra otro importante triunfo en Las Gaunas para escapar, por el momento, del peligro. Ambos contaron con una nota común, acabaron sus respectivos encuentros con nueve futolistas. Como expuso Raúl Llona, al término del choque disputado en Logroño, "ha sido un peaje demasiado alto" (tres expulsados: Sergio Martínez, el portero Miguel, estaba en el banquillo, y Herreros). A Agustín Abadía, por suerte, no se le juntan los expulsados en la jornada anterior, Loza y Laencina, ausentes ayer, aunque sí le une Ledo, por acumulación.

La SDL cuenta con 15 puntos tras su empate en Mareo frente al Sporting B. En otra demostración de que los blanquirrojos (ayer de pistacho) son conscientes de la importancia de no cometer errores, de actuar como un bloque y de ser coherentes con lo que trabajan. No hay otra. Probablemente, no fuera el mejor partido de los riojanos, ni siquiera resultara un choque en el que merecieran el triunfo, contentos con las tablas, con pocas llegadas al área rival, pero la SDL volvió a ser un equipo competitivo, que puede ser dominado, pero que tiene casta y orgullo para sobreponese a las adversidades, para empatar a los dos minutos de recibir un gol, para aguantar como un jabato durante más de media hora con uno menos (incluso acabó con nueve tras la expulsión de Olavarrieta ya en el tiempo añadido) después de que Moya, es para hacérselo mirar, viera dos amarillas. 

Sin duda, la mejor manera de ir recuperando efectivos, como fue el caso de Fran Sota, que se 'chupó' los 90 minutos u Olavarrieta, que estuvo media hora sobe el campo. Porque el empate de ayer le puede salir caro a los riojanos, que de cara a su compromiso frente al Oviedo volverá a contar con dos sancionados, ya que los expulsados el miércoles (Loza y Laencina) ayer no se vistieron, a los que se suma Ledo, por acumulación de tarjetas. La igualada certifica que la SDL está de dulce, que trabaja para encontrar resultados, que tiene esa confianza, tanto en una parte del campo como en la otra, para sumar jornada tras jornadas. Es como si los de Agustín Abadía hubieran encontrado el 'timing' a la competición, saber dónde y cómo tienen que presionar, cuándo deben marcar... en definitiva, como controlar, dentro de sus posibilidades, un choque y cómo remar cuando vienen mal dadas. Un ejemplo, la verdad.

Por su parte, en el duelo de la UDL y el Marino de Luanco, me quedo con la grandeza de un deporte en el que, aunque parezca que no, cada minuto puede depararte una sorpresa, más allá de trabajar por una cosa u otra. El caso es estar preparado. De hecho, ayer la UDL ganó a lo SDL, por trabajo y la actitud desplegada en el segundo tiempo, cuando vienen mal dadas. [A continuación reproduzco la crónica, con algunos retoques, que hice ayer]. Los entrenadores tienden a tener todo bajo control, pero durante los 90 minutos, en ocasiones, suceden tantas cosas que es imposible manejar tantas variables. Algo similar ocurrió en Las Gaunas con dos partes muy diferentes. Una, la inicial, en la que la UD Logroñés fue muy superior a su rival. Otra, la segunda, en la que el Marino, pese a su superioridad numérica, fue incapaz de remediar sus males.

Cuando un equipo mete hasta una decena de balones desde los costados en los primeros 20 minutos (1 cada 120 segundos) y otro se limita a tirar desde lejos en 45 minutos (1 cada cuarto de hora) es comprensible que los primeros llegaran al ecuador con superioridad en el marcador. Porque la UDL mostró su lado más incisivo defensivamente y enérgico en ataque. Barrón y Jaime Moreno actuaban como ejecutores con dos misiones: centrar o encarar al rival para tirar a portería. Se dio lo primero, principalmente, y así antes del tanto de Herreros, de córner, los locales ya habían merodeado con algunos envíos laterales el área visitante. El Marino de Luanco quería hacerse con la pelota, pero la presión blanquirroja era asfixiante, con lo que sólo Muñiz atisbó la posibilidad de batir a Sergio López con tres tiros lejanos desviados (el meta sólo intervino en uno) a lo largo del primer acto.

La inercia motivaba a una UD Logroñés mentalizada para correr más que su rival. Un robo en la medular  propició una contra dirigida por Goñi que dio un pase adelantado a Barrón para que ante Rafa Ponzo lo batiera por su palo. José Luis Quirós reaccionó variando su dibujo (del 4-1-4-1 al 4-4-2), colocando dos delanteros: Diego, cedió la banda a Dudi (ejercía hasta entonces de medio centro), y Chus Hevia. Este movimiento de pizarra no generó modificaciones en el devenir del duelo. Aunque ahora, con el 2-0, el conjunto local ya no era tan insistente por las alas. Tampoco le hacía falta. Sin embargo, la expulsión de Herreros (roja directa tras ser el último defensor en un lance con Jandro), al borde del descanso, abría nuevas posibilidades para el segundo tiempo, aunque antes de ir a los vestuarios Zubiri, central, reemplazaba a Jaime Moreno, por lo que Ibai, enganche, pasaba al costado diestro.

El Marino, ya con Titi como extremo en detrimento de Omar (lateral), buscaba la manera de meterse en el marcador. Más posesión, más llegadas, más centros… pero poca profundidad ante un rival que se dejaba querer y que esperaba en su campo, aunque sin atrincherarse (con el paso de lo minutos no le quedó otra). La iniciativa era asturiana, que necesitaba encontrar una ocasión para creer en la remontada, mientras que el paso atrás de los blanquirrojos, obligado ante el acoso de su oponente, era un hecho. Quirós puso en escena a Alejandro (recibido con pitos y aplausos en la que fue su casa las dos últimas temporadas), que tuvo el empate en la última jugada del encuentro; mientras que Sergio Martínez veía dos amarillas casi consecutivas por, supuestamente, tirarse.

Con los ánimos calientes, la grada no entendía la actitud del colegiado, al Marino se le escapaba el choque. Un central Boris dejaba su lugar a Pablo Suárez en busca de más pólvora en ataque, pero el orden riojano, pese a la inferioridad, parecía suficiente para seguir con la portería a cero. Chus Hevia, a la salida de un córner encontró el gol. 12 minutos de sufrimiento. Los locales se afanaban en aguantar con uñas y dientes las embestidas asturianas: mucho centro e insistencia por acumulación, pero sin remate. Salvo el tiro al poste de Chus Hevia (m. 89) y el tiro final de Alejandro, que se marchó lamiendo el poste. Una derrota a la que el Marino pudo poner remedio en el segundo tiempo, pero su incapacidad para generar ocasiones propició una victoria merecida por la parroquia riojana. De hecho, este triunfo, necesario, por clasificación y por confianza, sirve para que conectar con la afición, desilusionada hasta la fecha con tanta irregularidad.

P.D.; Parto de la base, hasta la fecha lo he hecho, que los arbitrajes, para bien o para mal, son un factor más en el desarrollo de los partidos. Rara vez (alguna vez he tenido motivos para hacerlo) los menciono y, sobre todo, ceñirse a las consecuencias de sus decisiones me parece contar con una visión sesgada de la realidad. Hay que ser honestos, tener una mentalidad abierta y no quedarse sólo en los errores arbitrales (ajenos), también en los propios. Sé que hay veces que perjudican y otras que favorecen. Es lo que toca. Porque hay aspectos más destacables, en ocasiones obvio sus actuaciones. 
 

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