lunes, 12 de noviembre de 2012

Paso hacia delante

El fútbol es un deporte colectivo. De perogrullo. Gana o pierde un equipo, no el individuo. Sin embargo, ese grupo está formado por personas, que son las que hacen posible, gracias a su la suma de esfuerzos, errores, aciertos... que el bloque evolucione como un ente único, con una personalidad propia. Los casos de la Unión Deportiva Logroñés y la Sociedad Deportiva Logroñés no son una excepción. Cada entidad tiene su idiosincrasia y la plasma, con más o menos fidelidad, semana tras semana. Es invariable. En estos momentos de la película es impensable que la UDL se vacíe y tenga la fe de la SDL y que los de Agustín Abadía tengan el aplomo que en ocasiones exhiben los de Pepe Calvo. Pero sí que se pueden producir alteraciones que quizá mejoren (o empeoren, según se mire) la línea marcada desde el comienzo de la temporada. Sin duda obedece a brotes individuales que destacan por una serie de factores que llegan a marcar al colectivo. 

Por eso, me quiero detener en las aportaciones de dos jugadores, uno por equipo, porque considero que así se puede entender mejor a los propios bloques. Es una opinión. Son futbolistas que tienen varias cosas en común: son riojanos, debutan en la categoría, llegaron al equipo una vez comenzada la pretemporada y se pensaba que su papel iba a ser secundario o mucho menos que eso. Sin embargo, después de ver su rendimiento dentro del terreno de juego hay que empezar a tenerlos en cuenta. Eso sí, son jugadores radicalmente distintos. Uno es delantero y el otro defensa. Uno es, en estos momentos, un hombre clave para comprender a la UDL y el otro se ha ganado el derecho de seguir creciendo en la SDL. Uno se encarga de marcar goles (hace muchas más cosas), el otro los evita, aunque si por algo está destacando es por su determinación en los minutos finales para ayudar a su equipo en acciones de estrategia ofensiva. 

Mario Barco marcó el primer gol de la victoria de la UDL sobre el Teruel. LA RIOJA
Mario Barco es básico para Pepe Calvo; es el primero en presionar, en pelear cada balón, en incordiar a la defensa rival, en desmarcarse, en aguantar la pelota, en apoyarse en sus compañeros, en rematar... Ledo (de nombre Miguel) ha sido clave en Noja y en Zubieta. Dos acciones suyas han dado tres puntos a la SDL (del 0-0 al 0-1; y del 2-1 al 2-2). En tierras cántabras, en el tiempo de descuento, le hicieron penalti, que después transformaría Laencina; y frente a la Real Sociedad B, también en un centro lateral a favor, puso el empate. Pero el camino que han tenido que recorrer ha sido muy diferente. Quizá por encontrarse en colectivos distintos. Me explico. 

El delantero calagurritano llegó al club que preside Félix Revuelta consciente de que estaba ante una gran oportunidad. Sabía que cada minuto que pudiera jugar se lo iba a tener que ganar durante la semana y refrendarlo cada domingo. Los arietes viven de los goles, pero Mario Barco, además de esa meta, seguro que apostaba por otras cosas, como hasta la fecha viene demostrando. Con Juanjo como supuesto titular, sólo le quedaba apelar a su trabajo, a sus ganas y a su compromiso para revertir la situación. Ya en el primer partido liguero convenció a Calvo. Gran mérito el suyo. El técnico leonés le dio confianza y el delantero le está respondiendo. Ante la preocupante falta de gol, el de Calahorra asumió ese rol tanto elaborando como ejecutando. Pero este delantero da más. Una lesión podía mermar su presencia y dar la opción a Juanjo para reivindicarse. Sin embargo, por fortuna para él, el rendimiento en el campo es el que manda y, en estos momentos, Mario Barco es indispensable para la UDL. Más allá de los goles, es el 'pichichi' del equipo, es su trabajo en la presión, su forma de contagiar a sus compañeros, su instinto de supervivencia el que le hace ser uno de los mejores activos del club.

Ledo, por su parte, antes de continuar ligado a la SDL tuvo sus dudas, lógicas. Era consciente de que iba a ser el último defensa (como punto de partida), pese a su polivalencia, para Abadía. Incluso estaba descartado cuando Chino sí que parecía que iba a renovar. El defensa logroñés esperó. Fue paciente. El actual jugador del Agoncillo prefirió jugar en una categoría inferior y poder compatibilizarlo con su trabajo. La puerta se abría para Ledo. Tenía que estar convencido de lo que podía ocurrir. Lo asumió y, poco a poco, se ha ganado la confianza de su entrenador. Ha sabido aprovechar las oportunidades que le ha brindado el entrenador para asentarse. No es el más técnico del planeta, trata de ocultar sus limitaciones y de explotar sus virtudes: anticipación, esfuerzo, sacrificio, pelea, actitud... Unos valores acordes a los del club. En Noja se destapó y en Zubieta confirmó su sitio. Ha sabido aprovechar sus minutos, ha respondido con creces y se ha convertido en salvador para los suyos. Premio al esfuerzo.

Ledo, a la derecha, fue decisivo al marcar el tanto del empate en el añadido en Zubieta. LA RIOJA
No me quiero olvidar del paso hacia delante que han dado esta semana tanto la UDL como la SDL. Vayamos de forma cronológica. El sábado por la tarde, la Real Sociedad B puso al descubierto lo peor y lo mejor, en este orden, de los pupilos de Agustín Abadía. Como viene siendo un mal endémico, que evidentemente hay que tratar de mejorar, los blanquirrojos saltaron al campo con menos activación que su oponente. Para cuando quisieron espabilar, el marcador ya marcaba 2-0. Un duro palo. A ese paso, la goleada del filial blanquiazul parecía garantizada. Sin embargo, esta SDL es dura de mollera. Cuando debería estar muerta, resucita. Incomprensible. Así se entiende que los jugadores apelaran a su orgullo para obsesionarse por dar la vuelta a lo que parecía imposible para cualquier equipo. Pero este equipo tiene fe, mucha más de la que cree. Cierto que marcar antes del descanso les animó para continuar en su intento de sacar algo positivo de su viaje a Zubieta. El segundo tiempo, por ejemplo, fue casi un monólogo. La Real Sociedad B estaba metida en su campo, apenas salía. La SDL, muchas veces a empujones, cercaba a los locales, sólo faltaba la ocasión para empatar. Llegó. En el tiempo de descuento. Con un protagonista no habitual, Ledo. Con polémica. Iba a ser por emoción. La SDL es eso, puro sentimiento, para lo bueno y para lo malo. Lo que importa, por supuesto que hay que pulir los comienzos de los partidos, es que suma un nuevo punto, que lleva 16 y que saca 4 sobre el puesto de promoción.

Por su parte, la UDL tiró de oficio ante un Teruel incapaz. El equipo de Calvo hizo el típico partido de manual como local. Intimidó al principio, donde parecía que iba a marcar pronto. Bajo el ritmo tomándose un respiro, comprobó que los visitantes no eran mancos, espabiló, se puso por delante antes de llegar al descanso. Buscó la sentencia. Como no llegaba, mantuvo la pelota sin excesiva brillantez, todo hay que decirlo, confío en que el rival no llegara hasta Castilla, fue práctico en labores defensivas y buscó su momento para ampliar la renta. La estrategia funcionó y respiró tranquilo después de una semana complicada tras la nefasta segunda parte en el Stadium Gal. Había que ganar. Se hizo. Suficiente. Ayer sí. A lo mejor, en posteriores jornadas hay que exigirse más. Pero es la tónica de este equipo, da la impresión de que puede dar más, aunque a lo mejor es eso, una impresión. Quizá la realidad sea la que se muestra todas las semanas. Sólo el tiempo dirá cuál es el limite de los blanquirrojos. Eso sí, hay cosas determinantes. Por ejemplo, que Ormazábal ha perdido su sitio en el lateral diestro, que Jano es clave para dar orden defensivo (independientemente del gol anotado ayer), que Iturralde y Rubén García dan equilibrio y criterio, que Sergio Rodríguez gana enteros entre líneas, que Iñaki quiere recuperar su lugar desequilibrando y que Mario Barco es, actualmente, insustituible porque da más de lo que se ve. En definitiva, tres puntos fundamentales, pero aún queda mucho trabajo por delante, puesto que el 'play off' queda a 5 puntos. Muchos.

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