lunes, 5 de noviembre de 2012

Mentalidades contrapuestas

Los 'profesionales' no actúan como tal, les faltan tablas, no parecen saber enfrentrarse a la realidad, que les ha vuelto vulnerables. Los 'aficionados', con sus irregularidades, con sus cosas, con sus problemas, siguen sumando; por casta no va a ser. ¿Diferencias? Veo una clara, espero no confundirme. Mentalidad. La Unión Deportiva Logroñés confeccionó una plantilla, corta, para meterse a final de la liga en el 'play off' de ascenso. Tiró de chequera (sin fase de ascenso el presupuesto asciende al millón de euros, casi el doble que el de sus vecinos), para ello redujo en otros aspectos (campo de fútbol, eliminación del filial...), no renovó (no pudo convencer) a sus baluartes: Cervero, De Paula y Durán; y apostó por un bloque continuista con Pepe Calvo, con toques de calidad contrastada: Juanjo, Quero, Arroyo, Iturralde, Ubis, Rubén García. Después de once jornadas, hay algo que falla. Juanjo, el que se suponía iba a ser el referente ofensivo, aún no ha marcado. La supuesta seriedad defensiva, que era el principal argumento de los blanquirrojos para seguir escalando, se desmoronó ayer en 45 minutos horrendos (tras un saque de córner a favor, con un desafortunado despeje y con una mala salida de la línea defensiva tras un pelotazo local). Por si fuera poco, la puntería de los riojanos está en horas bajas: 7 goles a favor, penúltimo del grupo. Así es muy difícil codearse con los mejores. El punto obtenido en los tres últimas jornadas es indicativo de la dinámica de la UDL. ¿Qué pasa? Que en el momento de la verdad esté equipo se hace pequeño... se raja. Así, pocas ilusiones se pueden dar a sus seguidores.

Por lo visto hasta la fecha es un bloque competitivo cuando tiene el marcador a favor, cuando controla los partidos, cuando Castilla se convierte en un mero espectador. Entonces, la UDL tira de jugadas puntuales, hombres para ello tiene, para desequlibrar los duelos. Sólo hay que echar un vistazo a los dos últimas victorias (Izarra y Athletic B) cuando los minutos iniciales del segundo tiempo resultaron determinantes. Como visitante, se muestra como un equipo reservón, da la sensación de que puede hacer más para ganar. A lo mejor es sólo eso, una sensación. Sin embargo, contra el Alavés se comprobó que hay capacidad para ganar al líder, para tutear a cualquiera... ¿Fue un espejismo? Que fuera una derrota inmerecida no puede provocar que a la jornada siguiente, ante la mínima adversidad, empate del Real Unión, todos los jugadores agachen la cabeza. ¿Mentalidad? Era el momento de recuperar el sitio tras dos empates a cero como visitante (Tudelano y Barakaldo) y una dolorosa derrota ante el líder en Las Gaunas.

De otra forma es difícil comprender que un equipo sólido, efectivo y ordenado ofrezca un rendimiento tan distinto tras un saque de esquina a favor que se convierte en el principio de la derrota blanquirroja en el Stadium Gal. ¿Con qué se queda el aficionado? ¿Con el primer tiempo? ¿Con la segunda mitad? Algo falla. La realidad es que la UDL se encuentra a 7 puntos del cuarto clasificado y a 3 de la promoción por evitar el descenso. Si a ello se añade que su vecino y rival le ha superado en la tabla, los problemas crecen. ¿Solución? Cambiar el registro y demostrar, de verdad, que es un bloque dispuesto a estar entre los mejores. Para ello, a lo mejor, algún jugador deba dar un paso adelante. ¿Hay que retroceder en el tiempo? Nacho Martín, en una de sus últimas ruedas de prensa, acertada o equivocadamente, ya apuntó que algunos futbolistas debían asumir más responsabilidades. En el lado positivo, aunque no veo tantas similitudes, la campaña pasada tras la debacle sufrida en Las Llanas (al descanso se iba ganando 0-1 y se acabó perdiendo 3-1) la UDL dio un giro radical. Esperemos acontecimientos.

Y qué decir de la Sociedad Deportiva Logroñés. 15 puntos, 11 jornadas... décimo a 5 puntos del descenso y a 4 de la promoción por evitarlo. Ni los mejores pronósticos. Y eso que todavía tiene cosas que mejorar, como evidenció ayer contra el Zaragoza B. Una vez más, los comienzos en Las Gaunas están pasando factura a un conjunto que tiene dar el 200% todos los días para poder sobreponerse a las malas sensaciones iniciales. Al menos, hay que verlo por el lado positivo, Agustín Abadía ya conoce dos males de los blanquirrojos: el balón parado defensivo y la activación inicial. Ya es un paso. Sólo queda trabajarlo y dar con la fórmula. Y eso que que el propio entrenador indicó en la rueda de prensa posterior al duelo que trabajarán para mejorar un rendimiento que no puede explicar, ya que las intenciones pasan por jugar en campo rival en los albores de los partidos, aunque desgraciadamente no sucede así. 

Pese a esa losa, la mentalidad de los riojanos no se desmorona. Cierto que puede que les cueste, que necesiten su tiempo, pero siempre dan la cara para, aunque las cosas salgan mal, intentar dar la vuelta a la situación. Digno de alabar. Quizá eso es la SDL. Espíritu combativo. Pero quedarse con eso sería menospreciar el trabajo realizado durante la semana, el esfuerzo diario de la plantilla... porque quizá en los entrenamientos está la clave para que los blanquirrojos contagien a sus aficionados, hagan todo lo posible por neutralizar e incluso remontar marcadores adversos. Conseguir que un equipo cambie de cara, a positivo, tras el descanso obedece a la actitud, a las ganas por revertir la situación, a dejarse el alma para tal fin. El técnico de Binéfar, en este caso, acertó con los cambios, ya que fueron beneficiosos para mejorar las cosas. El juego también cuenta y si la presión aumenta, si el balón ronda el campo contrario, si el rival ya no se encuentra cómodo, si el ataque riojano empieza a mostrar sus garras... todo es más fácil. Actitud y juego, derivados de la mentalidad. Base para alcanzarlo se supone que hay.

Ahora, afronta tres duelos ante filiales (en noviembre sólo se mide a segundos equipos) que deben servir para marcar cuál es el sitio de la SDL en esta liga. Por el momento, la línea es positiva y si no se bajan las prestaciones debería mantenerse. Lo ideal sería aumentar la distancia con el descenso, pero este bloque (dan igual los nombres porque todos los jugadores tienen su protagonismo y están al servicio del colectivo) va partido a partido porque su meta es lograr la permanencia. Eso se consigue, día a día, luchando por cada balón. Con una buena mentalidad, vaya.

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