lunes, 21 de mayo de 2012

Medio ascenso hecho


Os dejo mis impresiones tras los partidos de la ida de la ronda inicial de la fase de ascenso a Segunda B. La SDL tiene un pie en la división de bronce. Palo para Varea y Haro, que no merecieron esos resultados, y Alfaro marca en Mallorca.

SDL-Peña Sport

Un golpe casi decisivo. Mortal. La Sociedad Deportiva Logroñés supo cómo jugar el partido de la ida de ascenso a Segunda B. Cierto el tanto inicial de Jorge Herreros, un espectacular zurdazo que fue cogiendo efecto y que se coló unos centímetros por debajo de la escuadra, dio mucha tranquilidad. Pero la disposición de los riojanos fue muy diferente a la de los navarros. Los de Agustín Abadía fueron, desde el comienzo a por el partido. Con una presión muy adelantada, ahogando la salida del balón de la Peña Sport e imposibilitando que los de Sergio Amatriain pudieran realizar tres pases seguidos. En este sentido, la inclusión de Salazar en la medular, donde mejor rinde, junto a Miguel y a Pitu fue todo un acierto. Se demostró durante la primera mitad. Con Esaúl escorado a la izquierda y con la Olavarrieta en la derecha, dejando a Jorge Herreros como punta, los navarros estaban como perdidos. Por si acaso, en los laterales Gerardo y Omar, más pendiente de defender, pero sacrificado y trabajador, había dos jugadores que entendían su labor tanto en defensa como en ataque. Los navarros eran incapaces de dar dos pases seguidos y eso les lastraba. Txitxo recibía pero no encontraba aliados. Pitu, un prodigio en las tareas defensivas, se hizo el amo. Robaba y daba en corto. Eso es lo que mejor sabe hacer.

La Peña Sport no sabía ni por dónde le daba el aire. Se temía un equipo rocoso y físico, pero nada más lejos de la realidad. La defensa se mostraba vulnerable, hasta blandita y poco contundente, y el centro del campo naufragaba al no contar con el balón. Evidentemente ni Toni ni Rodrigo ni Galán parecía que estaban jugando. Mucho mejor para los blanquirrojos. Pero había que buscar el segundo. Y llegó, tras una preciosa jugada por banda derecha con varios protagonistas. Olavarrieta arrancaba y dejaba detrás a dos contrarios, se apoyaba en Salazar, que de tacón devolvió a su compañero. Éste se acercaba al área con peligro, vio a Jorge Herreros, que de tacón asistió a Esaúl, libre de marca, para que cruzando la pelota hiciera el segundo. Grandísimo gol y júbilo en Las Gaunas. Parecía que estaba hecho. La SDL vencía 2-0 en apenas 18’ y la Peña Sport parecía que aún no sabía que estaba en juego un ascenso.

Sin embargo, el panorama podía cambiar. Un tanto de los navarros metía el miedo en el cuerpo para la vuelta. Sin embargo, los riojanos no dieron opción. Insistieron y remataron la faena. Lógico que la Peña Sport se estirara, dejara el miedo inicial y empezara a combinar con más continuidad. Pero la SDL le dejó, retrasó un pelín su línea de presión y esperó. Cedió la pelota, por interés, y espero su momento. Además, no sufrió. Los navarros querían jugar entre líneas, con mucha movilidad de sus hombres, pero con poca profundidad. Gran labor de los centrales, tanto Metola como Yécora, para impedir que sus pares se dieran la vuelta, incluso para anticiparse. Una de las bazas de la Peña Sport, combinar entre líneas y abrir a las bandas, era misión imposible ante el orden y el trabajo defensivo, donde Salazar y Pitu tuvieron mucho que decir. Cuando parecía que se llegaba al descanso, los locales lanzaron un córner. El rechace largo le vino a Pitu. No se lo pensó y tiró a portería. Iba desviado, pero la pelota la amortiguó Jorge Herreros, lo suficiente para cruzar ante Ander. 3-0 y explosión de alegría. No era para menos.

Empezaba la segunda parte con la sensación de que no se podía tirar por tierra lo que se había logrado en 45’. La SDL supo leer el partido. Retrocedió unos metros, pero sin la sensación de agobio, y buscó el contragolpe. Los navarros tenían prisa, querían llegar a la meta de Pisón, casi un aficionado más, pero no encontraban el camino. El duelo fue menos brillante. Se volvió más espeso. A los futbolistas locales les costaba hasta hacer un saque de banda (la experiencia de Gerardo salió a relucir en varios momentos). Jugaban al ritmo que les interesaba. La Peña Sport estaba superada por la situación, bloqueada, sin recursos, sin ideas, sin capacidad de reacción. El mérito hay que dárselo a la SDL que gracias a su impecable trabajo defensivo demostró ser eficaz en ataque. Los cambios en los visitantes no cambian la dinámica, pese a que Abadía, por unos minutos, colocó tres centrales (con Salazar) al ver que los navarros apretaban. Fue momentáneo. El de Lardero, con muchos kilómetros, acusó el cansancio y dejó su lugar a Hierro. Un remate de Borja que envió Pisón a córner fue la única acción de peligro de una Peña Sport que buscaba, al menos, el gol que les mantuviera vivo en la eliminatoria. Jamás llegó. Al contrario, en una contra Iván Moreno encaró a Ander, le regateó y justo cuando iba a tirar a puerta vacía, Ainzúa le agarró por la camiseta dentro del área. Yécora lanzó el penalti (Esaúl había sido sustituido) y dejó con un paso a la SDL en Segunda B.

Montuïri-Alfaro

Otro equipo riojano con un buen resultado fue el Alfaro. El gol de Toledo, en los minutos finales, puede valer su peso en el oro. El Montuïri demostró ser un equipo con recursos en ataque, con mucha calidad en los metros finales y con frescura en las piernas. De hecho, los primeros minutos fueron una tortura para los blanquillos, el domingo jugaron de azul. Además de encajar un gol, vieron como los locales llegaban con facilidad hasta Picuchos II (debutó con el Alfaro). Era importante no encajar otro tanto tan pronto porque podía ser definitivo. Aguantó como pudo hasta el descanso y se recompuso en la segunda mitad. Entonces sí se vio a ese Alfaro habitual durante la liga. Con más posesión, con más verticalidad y profundidad. Los locales ya no presionaban tanto y dejaban más cómodos a los visitantes, que querían el gol, pero siendo precavidos en defensa. La fortuna se alió con los de Eduardo Arévalo porque en los minutos finales Toledo logró el empate, un resultado que deja todo por decidir para La Molineta (próximo domingo a las 11.00).

Extremadura-Haro

El Haro, por su parte, se trajo de Almendralejo una dolorosa derrota. Cierto que el Extremadura apretó durante la primera mitad, que se volcó sobre la meta de Javi Pérez, que los locales mostraron hambre para ganar la eliminatoria, pero una vez sacudido el empuje local, los jarreros no merecieron una derrota por ese marcador. El primer tanto llegó nada más comenzar el segundo tiempo. Un penalti riguroso, es más juego peligroso (y por lo tanto libre indirecto dentro del área) que penalti, que transformó Carlos Rubén. Sin embargo, los de Roberto Ochoa reaccionaron bien. No se hundieron y adelantaron sus líneas. Así, se entiende que Gerika rematara de cabeza al larguero. De hecho la entrada en el campo de Ibarra ofreció más claridad y presencia en el centro del campo, sobre todo en labores ofensivas. Los visitantes insistieron y estaba más cerca el empate que la sentencia, pero ya en el descuento (93’) un balón al segundo palo se convirtió en gol. Javi Pérez no salió y Angelito se anticipó a su par. Consecuencia, 2-0 y toca apelar a la remontada en El Mazo (próximo domingo a las 19.00).

Varea-Tenisca
El Varea no mereció la derrota en casa. El Tenisca demostró ser un equipo veterano, bronco, excesivamente provocador y duro por momentos. Que se lo digan a Fran Sota, que acabó en Urgencia y que será baja para la semana que viene. El balón parado resultó decisivo. Tras una falta lateral rematada por Jeffrey de cabeza llegó el único tanto del choque. Poco más de 10’ y los visitantes ya habían logrado su objetivo de marcar a domicilio. Fue entonces cuando el conjunto arlequinado acusó el golpe. Se vio superado y agobiado por la situación, como si eso no estuviera previsto. Los nervios aparecieron y se temía lo peor. Menos mal que los canarios, más preocupados del otro fútbol que de buscar el segundo, no insistieron. El Varea pudo ir asomando la cabeza. Le costó, pero lo hizo. En la segunda mitad ya se vio otro equipo. Los de Iñaki Pacheco querían, tocaban el balón mientras los canarios ya no estaban tan sueltos sobre el campo. Pero faltaba crear peligro y dar sustos. Había buenas intenciones, pero las ocasiones más claras fueron dos faltas directas que Chimbo no atinó a colocar entre los tres palo. Se iba el tiempo, mientras que Dani López ayudaba a los locales con una expulsión absurda. El Tenisca iba a sufrir. Pero los canarios supieron guardar la ropa, trataron de bajar el ritmo del partido, aumentaron las ansias por provocar y confiaron en que los arlequinados no estuvieran finos de cara a portería. De Blas  tuvo el empate, tras una mala salida de Óliver, pero un defensa despejó sobre la línea. Poco más. Sensación de que el Varea no mereció la derrota y que si en Canarias insiste como en la segunda parte todo puede ocurrir.

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