Os dejo mis impresiones tras los partidos de la ida de la ronda inicial de la fase de ascenso a Segunda B. La SDL tiene un pie en la división de bronce. Palo para Varea y Haro, que no merecieron esos resultados, y Alfaro marca en Mallorca.
SDL-Peña Sport
Un golpe casi decisivo.
Mortal. La Sociedad Deportiva
Logroñés supo cómo jugar el partido de la ida de ascenso a Segunda B. Cierto el
tanto inicial de Jorge Herreros, un espectacular zurdazo que fue cogiendo
efecto y que se coló unos centímetros por debajo de la escuadra, dio mucha
tranquilidad. Pero la disposición de los riojanos fue muy diferente a la de los
navarros. Los de Agustín Abadía fueron, desde el comienzo a por el partido. Con
una presión muy adelantada, ahogando la salida del balón de la
Peña Sport e imposibilitando que los de
Sergio Amatriain pudieran realizar tres pases seguidos. En este sentido, la
inclusión de Salazar en la medular, donde mejor rinde, junto a Miguel y a Pitu
fue todo un acierto. Se demostró durante la primera mitad. Con Esaúl escorado a
la izquierda y con la
Olavarrieta en la derecha, dejando a Jorge Herreros como
punta, los navarros estaban como perdidos. Por si acaso, en los laterales Gerardo y Omar, más pendiente de defender, pero sacrificado y trabajador, había dos jugadores que entendían su labor tanto en defensa como en ataque. Los navarros eran incapaces de dar dos pases
seguidos y eso les lastraba. Txitxo recibía pero no encontraba aliados. Pitu,
un prodigio en las tareas defensivas, se hizo el amo. Robaba y daba en corto.
Eso es lo que mejor sabe hacer.
La Peña Sport
no sabía ni por dónde le daba el aire. Se temía un equipo rocoso y físico, pero
nada más lejos de la realidad. La defensa se mostraba vulnerable, hasta
blandita y poco contundente, y el centro del campo naufragaba al no contar con
el balón. Evidentemente ni Toni ni Rodrigo ni Galán parecía que estaban
jugando. Mucho mejor para los blanquirrojos. Pero había que buscar el segundo.
Y llegó, tras una preciosa jugada por banda derecha con varios protagonistas.
Olavarrieta arrancaba y dejaba detrás a dos contrarios, se apoyaba en Salazar,
que de tacón devolvió a su compañero. Éste se acercaba al área con peligro, vio
a Jorge Herreros, que de tacón asistió a Esaúl, libre de marca, para que
cruzando la pelota hiciera el segundo. Grandísimo gol y júbilo en Las Gaunas.
Parecía que estaba hecho. La SDL
vencía 2-0 en apenas 18’
y la Peña Sport
parecía que aún no sabía que estaba en juego un ascenso.
Sin embargo, el panorama
podía cambiar. Un tanto de los navarros metía el miedo en el cuerpo para la
vuelta. Sin embargo, los riojanos no dieron opción. Insistieron y remataron la
faena. Lógico que la Peña Sport
se estirara, dejara el miedo inicial y empezara a combinar con más continuidad.
Pero la SDL le
dejó, retrasó un pelín su línea de presión y esperó. Cedió la pelota, por
interés, y espero su momento. Además, no sufrió. Los navarros querían jugar
entre líneas, con mucha movilidad de sus hombres, pero con poca profundidad.
Gran labor de los centrales, tanto Metola como Yécora, para impedir que sus
pares se dieran la vuelta, incluso para anticiparse. Una de las bazas de la
Peña Sport, combinar entre líneas y abrir a
las bandas, era misión imposible ante el orden y el trabajo defensivo, donde
Salazar y Pitu tuvieron mucho que decir. Cuando parecía que se llegaba al
descanso, los locales lanzaron un córner. El rechace largo le vino a Pitu. No
se lo pensó y tiró a portería. Iba desviado, pero la pelota la amortiguó Jorge
Herreros, lo suficiente para cruzar ante Ander. 3-0 y explosión de alegría. No
era para menos.
Empezaba la segunda parte
con la sensación de que no se podía tirar por tierra lo que se había logrado en
45’. La SDL supo leer el partido.
Retrocedió unos metros, pero sin la sensación de agobio, y buscó el
contragolpe. Los navarros tenían prisa, querían llegar a la meta de Pisón, casi
un aficionado más, pero no encontraban el camino. El duelo fue menos brillante.
Se volvió más espeso. A los futbolistas locales les costaba hasta hacer un
saque de banda (la experiencia de Gerardo salió a relucir en varios momentos).
Jugaban al ritmo que les interesaba. La Peña
Sport estaba superada por la situación, bloqueada, sin
recursos, sin ideas, sin capacidad de reacción. El mérito hay que dárselo a la SDL que gracias a su impecable
trabajo defensivo demostró ser eficaz en ataque. Los cambios en los visitantes
no cambian la dinámica, pese a que Abadía, por unos minutos, colocó tres
centrales (con Salazar) al ver que los navarros apretaban. Fue momentáneo. El
de Lardero, con muchos kilómetros, acusó el cansancio y dejó su lugar a Hierro.
Un remate de Borja que envió Pisón a córner fue la única acción de peligro de
una Peña Sport que buscaba, al menos, el gol que les mantuviera vivo en la
eliminatoria. Jamás llegó. Al contrario, en una contra Iván Moreno encaró a
Ander, le regateó y justo cuando iba a tirar a puerta vacía, Ainzúa le agarró
por la camiseta dentro del área. Yécora lanzó el penalti (Esaúl había sido
sustituido) y dejó con un paso a la
SDL en Segunda B.
Montuïri-Alfaro
Otro equipo riojano con un
buen resultado fue el Alfaro. El gol de Toledo, en los minutos finales, puede
valer su peso en el oro. El Montuïri demostró ser un equipo con recursos en
ataque, con mucha calidad en los metros finales y con frescura en las piernas.
De hecho, los primeros minutos fueron una tortura para los blanquillos, el
domingo jugaron de azul. Además de encajar un gol, vieron como los locales
llegaban con facilidad hasta Picuchos II (debutó con el Alfaro). Era importante
no encajar otro tanto tan pronto porque podía ser definitivo. Aguantó como pudo
hasta el descanso y se recompuso en la segunda mitad. Entonces sí se vio a ese
Alfaro habitual durante la liga. Con más posesión, con más verticalidad y profundidad.
Los locales ya no presionaban tanto y dejaban más cómodos a los visitantes, que
querían el gol, pero siendo precavidos en defensa. La fortuna se alió con los
de Eduardo Arévalo porque en los minutos finales Toledo logró el empate, un
resultado que deja todo por decidir para La Molineta (próximo domingo a las 11.00).
Extremadura-Haro
El Haro, por su parte, se
trajo de Almendralejo una dolorosa derrota. Cierto que el Extremadura apretó
durante la primera mitad, que se volcó sobre la meta de Javi Pérez, que los locales
mostraron hambre para ganar la eliminatoria, pero una vez sacudido el empuje
local, los jarreros no merecieron una derrota por ese marcador. El primer tanto
llegó nada más comenzar el segundo tiempo. Un penalti riguroso, es más juego
peligroso (y por lo tanto libre indirecto dentro del área) que penalti, que
transformó Carlos Rubén. Sin embargo, los de Roberto Ochoa reaccionaron bien.
No se hundieron y adelantaron sus líneas. Así, se entiende que Gerika rematara
de cabeza al larguero. De hecho la entrada en el campo de Ibarra ofreció más
claridad y presencia en el centro del campo, sobre todo en labores ofensivas. Los visitantes insistieron y
estaba más cerca el empate que la sentencia, pero ya en el descuento (93’) un balón al segundo palo
se convirtió en gol. Javi Pérez no salió y Angelito se anticipó a su par.
Consecuencia, 2-0 y toca apelar a la remontada en El Mazo (próximo domingo a
las 19.00).
Varea-Tenisca
El Varea no mereció la
derrota en casa. El Tenisca demostró ser un equipo veterano, bronco,
excesivamente provocador y duro por momentos. Que se lo digan a Fran Sota, que
acabó en Urgencia y que será baja para la semana que viene. El balón parado
resultó decisivo. Tras una falta lateral rematada por Jeffrey de cabeza llegó
el único tanto del choque. Poco más de 10’ y los visitantes ya habían logrado su
objetivo de marcar a domicilio. Fue entonces cuando el conjunto arlequinado
acusó el golpe. Se vio superado y agobiado por la situación, como si eso no
estuviera previsto. Los nervios aparecieron y se temía lo peor. Menos mal que
los canarios, más preocupados del otro fútbol que de buscar el segundo, no
insistieron. El Varea pudo ir asomando la cabeza. Le costó, pero lo hizo. En la segunda mitad ya se vio otro equipo. Los de Iñaki Pacheco querían, tocaban el balón mientras los canarios ya no estaban tan sueltos sobre el campo. Pero faltaba crear peligro y dar sustos. Había buenas intenciones, pero las ocasiones más claras fueron dos faltas directas que Chimbo no atinó a colocar entre los tres palo. Se iba el tiempo, mientras que Dani López ayudaba a los locales con una expulsión absurda. El Tenisca iba a sufrir. Pero los canarios supieron guardar la ropa, trataron de bajar el ritmo del partido, aumentaron las ansias por provocar y confiaron en que los arlequinados no estuvieran finos de cara a portería. De Blas tuvo el empate, tras una mala salida de Óliver, pero un defensa despejó sobre la línea. Poco más. Sensación de que el Varea no mereció la derrota y que si en Canarias insiste como en la segunda parte todo puede ocurrir.
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