lunes, 31 de marzo de 2014

Las cosas se complican

Que la Sociedad Deportiva Logroñés vaya a vivir un final de liga sufrido para mantener la categoría podría entrar dentro de lo previsto, sobre todo, después de una segunda vuelta irregular en la que le cuesta, demasiado, obtener resultados satisfactorios pese a que, en ocasiones, su trabajo y esfuerzo merece más, como por ejemplo ocurrió el sábado en el Carlos Tartiere. Con lo que pocos contaban era con la falta de ambición, en Las Gaunas ante su afición, de la Unión Deportiva Logroñés para certificar lo antes posible la continuidad en Segunda B porque los últimos partidos disputados ante su público, independientemente de los resultados logrados, distan mucho del de un equipo que maneja la ilusión como referencia. Por no hablar de la mutación sufrida por los el bloque riojano en la segunda vuelta. 

De esta manera, con dos derrotas de este fin de semana el panorama de los dos clubes riojanos en la división de bronce se enturbia. La UD Logroñés debería, por su bien, amarrar, cuanto antes, esos pocos puntos que necesita para llegar al verano y volver a reflexionar sobre cuál es el camino que quiere o puede elegir para la próxima temporada, pero en Segunda B. Puede que con un triunfo más le valga, pero queda el ejemplo de la campaña pasada cuando parecía imposible sumar de tres en tres y costó, demasiado, obtener la permanencia (se certificó en la jornada 37). Su vecino, la SD Logroñés lo tiene más complicado. Por de pronto esta semana descansa y puede que su actual clasificación varíe y que incluso caiga a puestos de descenso, ya que tanto la promoción como el descenso quedan a 2 puntos. Además, el hecho de que sólo tenga que jugar dos choques en casa parecen minimizar sus opciones. Pero este conjunto, todo corazón y pundonor, aunque esté carente de gol, como le viene sucediendo esta segunda vuelta, trabaja y se sacrifica, lo demuestra en cada jugada, para encontrar el premio a su esfuerzo.

En este sentido, los de Agustín Abadía acudían el sábado a Oviedo en busca de algún punto ante un equipo al que le está costando encontrar las victorias pese a contar con el segundo presupuesto más elevado de la categoría. Sin embargo, sí que se topó con el triunfo ante una SDL ordenada, que fue a más y que incluso metió a los locales en su campo en los minutos finales. El cuadro carbayón está presionado. Se le exige estar en la fase de ascenso y por ello pelea. Su fútbol no es brillante, en muchas ocasiones es práctico, más directo y previsible para sus rivales, pese a contar con elementos ofensivos que le podrían hacer imprevisible, pero gana. El sábado un tiro de Sergio García fue tocado por Alain Arroyo para desviar la trayectoria y adelantar a los locales pasados los veinte minutos. Un gol que debía destensar a los anfitriones y que obligaba a los blanquirrojos a estirar sus líneas.

Lo hicieron poco a poco, reaccionaron al gol encajado y fueron creyendo en sus posibilidades. Loza, de cabeza, tras una falta lateral estuvo cerca y Alcántara en el posterior rechace, también, pero el meta local salvó los muebles de los suyos. En el segundo tiempo, la SDL fue a más. El Oviedo estaba maniatado, no podía generar ocasiones de peligro ante Mandaluniz y aunque los riojanos intentaban meter miedo eran conscientes de que era complicado. Pese a ello, no desfallecieron, insistieron, corrieron más que su rival para contar con alguna ocasión. Puede que la entrada al campo de Mario Léon y Javi Torres, a los 10' de la reanudación, activaran el ataque visitante. Precisamente ambos fueron los protagonistas de la mejor oportunidad que tuvo la SDL para empatar. El delantero, haciendo muestras de su potencia, se fue por banda, centró hacia atrás, Fran Sota la dejó pasar y Mario León la mandó fuera. Los riojanos insistieron y obligaron a que el Oviedo pidiera la hora, sin embargo no fue suficiente para dar un pasito más de cara a la permanencia. Toca pelear por ella. Aunque el camino para estar más cerca es dando continuidad a lo trabajado en el Carlos Tartiere.

La UD Logroñés suma 36 puntos, 6 más que la promoción y el descenso. Una renta que debería ser más que suficiente para que los de Raúl Llona no entren en problemas. Aunque claro si los 6 partidos que le restan mantiene la imagen ofrecida ayer ante el Avilés sí que es probable que esté más cerca la Tercera que la Segunda B. Las cosas son así. Desde hace varios encuentros, este equipo ha sufrido una mutación de juego y de señas de identidad (ya explicadas en anteriores entradas). De la presión asfixiante que realizaba en el centro del campo durante la primera media hora no hay noticias, de constantes centros laterales se ha pasado a aislados, de la elaboración en tres cuartos de campo se ha virado a previsibilidad en ataque, falta de combinación y nula participación de hombres entre líneas... En lo que poco cambia, eso sí, es en cometer errores defensivos que, como aconteció ayer, sirven para añadir dificultades a la labor de los riojanos. Con un gol encajado a los 4 minutos, buena presión visitante, buen robo de balón y gran pase interior a la espalda de los dos centrales para que Borja Prieto se presente ante Miguel sin oposición y le bata por debajo de las piernas. 

Un tanto que debía estimular a los riojanos y que los maniató. Todo lo contrario que al Avilés, consciente de cómo hacer daño a un oponente frágil mentalmente, con muchas dudas, y que parece haber perdido el patrón de juego que tan buenos resultados le daba y que, más allá de los números, transmitía, conectaba con la grada, dejaba contentos a unos aficionados exigentes, hartos de los cuentos chinos que históricamente le ha venido vendiendo el club. La UDL está recogiendo lo que siembra. ¿Cuál es la ilusión con la que los aficionados acuden a Las Gaunas? Eso es lo que debería replantearse la entidad. Porque un equipo puede perder, empatar o ganar. Los resultados puede que no tengan correlación con lo trabajado durante la semana, pero lo que es innegable y lo mínimo que se le puede exigir es que se dé todo en el campo, que no haya apatía, desidia, falta de compromiso... Con eso es con lo que la gente, y con razón, se cabrea

Que Zubiri, en estos momentos, pese a que está en fase de maduración, sea el jugador más en forma de la UDL es significativo. No es por su calidad, sino por su entrega. Porque va a cada balón como si fuera el último, lo pone lo que hay que ponerle. Tiene ganas y hambre de fútbol. No estoy diciendo que haya jugadores que se estén borrando (que probablemente los haya), puesto que que todos quieren ganar. Lo que sucede es que hay veces que para llegar al objetivo hay que sacrificarse, no agachar la cabeza, trabajar, correr más que el rival... esas cosas se aprecian y el aficionado, por muy exigente que sea lo puede reconocer. Y seguro que si vieran que los futbolistas lo dan todo, los pitos, como viene sucediendo en las últimas semanas, no aparecerían. Que hay jugadores que no están frescos ni de piernas ni de mente es evidente. Goñi e Ibai son cruciales y determinantes en los blanquirrojos. Son el termómetro para calibrar el bueno o malo estado de la UDL. Pero no son los únicos, Javi Rodríguez y Barrón, por ejemplo, ya no desequilibran.

Que el bagaje ofensivo se reduzca, tras el tanto encajado, en un tiro de Ibai que tras tocar en el portero del Avilés golpeó en el poste, otro de Barrón desde la frontal (dos acciones en la primera mitad) y un tercero de Ubis, dentro del área, que mandó fuera, además de algún centro lateral, aunque con poca fe de éxito, y algún que otro saque de esquina es más que lógico que la grada se caliente. Principlmlente, si ve que se entra en la recta final del partido y su equipo es incapaz de meter miedo, ni siquiera de colgar balones y encerrar al Avilés en su campo. Al contrario, permite contras (con varios futbolistas riojanos volviendo andando, una tónica que también si vio en la primera mitad) sin que parezca importar mucho. Da la impresión de que la UDL quiere llegar a la salvación con la ley del mínimo esfuerzo. Y eso es un error. Estoy convencido de que Raúl Llona es consciente de ello y no le echó las culpas respecto a la imagen que están ofreciendo algunos de sus futbolistas. Seguro que el técnico riojano les aprieta. Pero el correr y no bajar los brazos es una cuestión personal, de actitud, de asumir responsabilidades. Puede que el entrenador tenga otras culpas (la metamorfosis sufrida en el juego), pero no en el aspecto actitudinal de los jugadores.

Ahora, la UDL afronta 6 partidos para demostrar que me estoy equivocando. 18 puntos en juego en los que debe certificar su continuidad en la categoría. Lo tiene en su mano y permitir que los de abajo se acerquen sería un mal síntoma porque a última hora podrían venir las prisas y los nervios. Pero es una cuestión de cambiar el chip, de ser conscientes de que para sumar en Segunda B hay que trabajar para ello (ha sido una constante esta temporada) y que incluso hay veces que ni siquiera eso es suficiente.

2 comentarios:

  1. Que pasa en la UDL con jugadores como Sergio Dominguez,que fué fichado como el mejor jugador de tercera(totalmente merecido),y no dispone de un solo minuto,cuando es un tipo todo entrega,pundonor y con bastante gol.Necesitamos hombres no nombres.Suerte

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  2. Sin duda no ha gozado de oportunidades para demostrar su calidad. Es de suponer que el entrenador no lo considera oportuno. Raúl Llona es el que decide, para bien o para mal, y es lógico que ponga a los que él considera son los mejores para cada partido. Hay que ver cómo entrenan a diario para saber quién se merece o no jugar. Además, hay otras variables. Pero también es verdad que el cambio de categoría, de Tercera a Segunda B, requiere tiempo. Otro ejemplo, es el de Omar, de ser 'pichichi' del grupo riojano de Tercera a no ver puerta esta campaña y tener pocos minutos. Una cosa es marcar diferencias en Tercera y otra hacerse un hueco en Segunda B. Pero es una pregunta que habría que hacérsela al técnico de la UDL. Gracias. Un saludo.

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