lunes, 17 de marzo de 2014

Triunfo poco convincente y derrota sonrojante

Mientras que la Unión Deportiva Logroñés toma aire y se coloca en la zona templada (12º a 10 puntos del descenso y a 6 de la fase de promoción) de la tabla tras su victoria (dejémoslo ahí y no pongamos adjetivos) por la mínima frente a un Coruxo inoperante, sin ideas y romo en ataque (se puede intuir los motivos por los que es penúltimo y es el equipo que menos goles mete del grupo), la Sociedad Deportiva Logroñés, después de su 'incomparecencia' en A Malata, sonrojante derrota por 6-0, insiste en depender de otros resultados para aliviar sus penas. De momento, funciona ya que es 15ª con 1 punto por encima del Celta B, puesto de promoción, que vio como el Compostela le empataba en los minutos finales, y con 5 sobre el descenso. Veremos si aguanta.

La sensación que deja la SDL es la de un conjunto que va a sufrir hasta el final. Podrá salvarse o no, pero nadie duda de que todo apunta a que restan dos meses de competición agónicos, de mucho sufrimiento. Sin embargo, si uno echa un vistazo a las últimas salidas de los blanqurirrojos hay algo que no cuadra. Por ejemplo, la última victoria se produjo el 1 de diciembre ante el colista Noja. Desde entonces, 7 choques a domicilio con un bagaje elocuente: 6 derrotas y 1 empate. Es decir, que con estos números la salvación, pese a que sigue dependiendo de ellos mismos (excepto que el Coruxo gane los dos encuentros que tiene de menos respecto a los riojanos), se complica si no se mejoran las cifras a domicilio. Máxime cuando Las Gaunas no es el fortín de la primera vuelta (en esta segunda sólo suman 2 triunfos) y sabiendo que sólo les restan 3 partidos como anfitriones (de los 7 que le quedan).

Se podía especular que, como ya sucediera la temporada pasada, la SDL confía en su capacidad como local. Sin embargo, los números no dan porque con 40 (suponiendo que se logren las tres victorias: Sporting B, Noja y UDL) puntos puede que no sean suficientes para salir de la quema. O sí. Seguro que estoy equivocado, pero esto es jugar con fuego. Es como si los pupilos de Agustín Abadía, sabiendo la exigencia de las citas, dosificara esfuerzos. Evidentemente el objetivo cada choque es ganar, pero si no se suma ante el Racing de Ferrol, si el rival nos apabulla desde el comienzo, con dos goles en apenas 11 minutos, mejor olvidarse de él y empezar a pensar en el siguiente. Hay que ser muy fuerte mentalmente para poder bajar y subir las revoluciones y la intensidad a tu antojo. Sobre todo cuando un conjunto se está jugando la supervivencia en la categoría.

Es la percepción tras la sonrojante derrota sufrida ante un Racing de Ferrol, como quedó demostrado, que juega en otra liga. Los riojanos fueron superados en todas las facetas del juego, tanto por dentro, en el centro del campo, como por los alas, donde los laterales sufrieron demasiado. De poco le sirvió a Abadía ir modificando su dibujo para encontrar el mejor equilibrio posible. El duelo se decantó en los primeros compases hasta el punto de que resultó un suplicio para los blanquirrojos. El 4-0 al descanso deja a las claras cómo fueron esos primeros 45 minutos, un primer tiempo en el que la SDL dejó muchos espacios a su rival, no estuvo lo contundente que debía y permitió que su rival lo arrollara. De esta manera, el segundo tiempo sirvió para poco, si acaso para que los ferrolanos ampliaran su renta, consoliden su segunda posición y dejen en un mar de dudas a los riojanos.

Lo positivo, por ver algo, es que el Compostela le echó una mano al cuadro logroñés, ya que empató en los minutos finales al Celta B, por lo que la SDL continúa, esta jornada, libre de peligro. Pero esa dependencia ajena puede que no sea suficiente. Sin duda, el choque ante el Sporting B debe ser el momento en el que los blanquirrojos se resarzan de una derrota que hay que esperar sea olvidada a la mayor brevedad posible. De lo contrario, el golpe anímico del set encajado puede hacer más daño de lo esperado. Y eso sí que sería preocupante porque este bloque necesita reaccionar y la mejor forma de hacerlo es sumando 3 puntos. Aunque para ello haya que cambiar la predisposición. 

Por su parte, la UDL, en otro duelo en Las Gaunas que no pasará a los anales de la historia del fútbol, logró la victoria ante el penúltimo clasificado, el Coruxo. El botín conseguido, los 3 puntos, fue la mejor noticia de una tarde sin brillantez, repleta de pocas (por no decir nulas) ideas ofensivas, de constantes interrupciones... y de todo aquello que no hay que hacer para que el público acuda al campo. Y eso que este enfrentamiento entre los dos peores ataques podía presagiar, como así fue, que los dos porteros fueran prácticamente meros espectadores. Miguel apenas detuvo un par de balones y Fernando, más activo (sobre todo mostrando su autoridad en los balones aéreos), sí que tuvo que intervenir en un par de acciones de mérito. 

Probablemente, aunque lo dudo, es lo que había planteado Raúl Llona durante la semana. Evitar que el Coruxo genere ocasiones, lo más cercano a una fue un tiro desde la frontal que golpeó en el poste, y aprovechar las que se tengan: el gol de Goñi y una contra mal finalizada por Javi Rodríguez. Con ese bagaje, lo lógico hubiera sido pensar que el empate fue lo más justo. Así fue. La primera parte, de cara al espectador, resultó soporífera. Dos equipos que estaban decididos a limitar riesgos, a no exponer prácticamente nada. Si acaso, los dos equipos intentaban dar varios pases seguidos, misión imposible, una vez recogido un rechace. Pero en una dinámica en la que la pelota era maltratada por unos y por otros, era difícil ver a algún valiente jugar con criterio y que sus compañeros aceptaran el envite para darle continuidad. Lo peor de todo fue que el tiempo parecía no que pasaba. Fueron 45 minutos (aunque el árbitro dio 2 de añadido, no los cumplió) para reflexionar sobre qué le puede motivar a una persona a acudir a Las Gaunas a ver jugar a su equipo.

En la segunda mitad, como de costumbre, los locales salieron algo más decididos. Como con una marcha más. El que se dio cuenta fue Fernando, el meta visitante, que tuvo que llamar la atención a su zaga. Javi Rodríguez, intermitente, como de costumbre, lanzó flojo dentro del área y puso un buen centro que remató de cabeza, con los ojos cerrados, Barrón. Parecía que había motivos para despertarse. Pero el Coruxo, como envalentonado, también quiso acercarse sobre Miguel, aunque la única vía era a través de saques de esquina o faltas laterales que acababan sin consecuencia. Hasta que Sergio Martínez, en una de las pocas incursiones del lateral, centró un balón que recogió Goñi con un acrobático control para empalar el balón y marcar el único gol de la tarde. Restaba media hora y ahora había que comprobar cómo iba a reaccionar una UDL a la que habitualmente, en estas circunstancias, le entra el miedo escénico. 

Javi Rodríguez, justo antes de abandonar el partido, pudo dar la tranquilidad a los suyos en una contra (tras un saque de esquina a favor del Coruxo). Barrón, desde la izquierda, cedió a Ibai, que por el medio, atrajo la atención de un defensor para habilitar a Javi Rodríguez que se escoró en exceso ante la perfecta salida de Fernando, que desbarató la jugada. El Coruxo movió el banquillo en busca de mordiente arriba, mientras que Llona, desde la grada, hacía lo propio. En este sentido, las decisiones del técnico blanquirrojo fueron más determinantes pero para mal (evidentemente el técnico riojano pensó en acertar) porque Goñi, con una cartulina anterior, seguía en el campo en detrimento de Moisés, que fue sustituido por Nando. Sobre todo cuando a 18 minutos del final, el centrocampista vio la segunda amarilla y tuvo que dejar a su equipo con diez. Por suerte, el Coruxo no es una máquina engrasada en ataque en la que haya futbolistas agresivos en ataque, con la determinación necesaria como para embotellar a su rival.

De esta manera, la UDL, otro duelo más, volvía a sufrir en casa y con el marcador a favor. Los miedos aparecían, aunque el equipo que dirige Rafa Sáez tampoco apretaba lo que que necesitaba. Un alivio para los blanquirrojos que buscaron la sentencia a la contra y que dejaron pasar los minutos. Tanto que en la última acción, los gallegos creyeron que el empate era posible, pero por ceder a un compañero, en vez de tirar cuando estaba dentro del área, se quedaron con las ganas. Todo lo contrario que un conjunto blanquirrojo que recupera la sonrisa, aunque no por el juego, sino por ampliar su renta respecto a la zona peligrosa. Una diferencia que debe mejorar sus prestaciones de cara a los futuros compromisos. Aunque, como siempre, está la eterna pregunta, con miles de respuestas, qué es mejor ganar, aunque sea de aquella manera, o perder pero dando un recital de fútbol. En Segunda B parece evidente la contestación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario