lunes, 22 de abril de 2013

La rutina como protagonista

Las rutinas se repiten: la Unión Deportiva Logroñés continúa sin saber lo que es marcar, ya van siete partidos seguidos sin ver la portería rival, y suma su 17º empate, ante una sólida Real Sociedad B, en 34 jornadas; mientras que la Sociedad Deportiva Logroñés encaja, por novena vez esta temporada, tres goles o más y pierde por goleada ante un rival superior, Tudelano, que profundiza en la sensación de vulnerabilidad que ofrecen, en ocasiones, los blanquirrojos. Por ello, UDL y SDL siguen juntitos en la tabla. Décimo, con 41 puntos, y undécimo, con 40. El puesto de promoción queda más cerca, lo marca el Teruel con 36, y el descenso se aleja, Peña Sport, próximo rival de la SDL, tiene 33.

La SDL tiró otro partido y desperdició una oportunidad para acercarse a la salvación. Ya es el noveno duelo esta campaña en el que los riojanos reciben tres o más goles. Leida (4), Bilbao Athletic (5) y Noja (4) se llevaron los puntos de Las Gaunas con la sensación de que enfrente no había un equipo competitivo. Eibar (3), Osasuna B (4), Barakaldo (4), Amorebieta (3), Bilbao Athletic (5) y Tudelano (5) no tuvieron que forzar mucho la máquina para sumar tres puntos frente a los hombres de Agustín Abadía. Sin embargo, pese a esta estadística demoledora, los blanquirrojos tienen más cerca la permanencia, aunque es cierto que la sensación de fragilidad que ofrece en determinados encuentros es preocupante. En el Ciudad de Tudela dio la impresión de que los riojanos saltaron al campo derrotados. Abadía se inventó un centro del campo, ante las ausencias de Miguel, Candelas y Fran Sota, con Pitu y Yécora en el doble pivote dejando a Esaúl un poco más libre en el enganche. Se comprobó, desde el inicio, que el experimento no funcionó.

Los navarros, desde el pitido incial, estuvieron demasiado cómodos. Tanto que Gonzalo tuvo mucho trabajo y eso no es una buena señal. Los riojanos no pillaban el sitio, estaban como ausentes, superados por el ímpetu de los locales. El premio, lógico, vino en forma de gol. Álex comenzaba la tarde con su primer tanto. Mientras que los de Abadía trataban de reponerse, venía el segundo de Álex. Incluso cuando los riojanos buscaban la manera de asentarse en el campo y de mostrarse algo más incisivos en la presión, caía el tercero, obra de Esparza. Aún quedaba una hora de encuentro, pero estaba claro que el signo del choque no iba a cambiar y que, como en otras ocasiones, a la SDL se le iba a hacer muy largo. Para ahondar más en la herida, Pérez, de falta, colocaba el cuarto antes de llegar al descanso.

Sólo quedaba aguantar el temporal, saca algo de orgullo y tratar de irse con buenas sensaciones de Tudela. En este sentido, buscar objetivos inmediatos es vital. Por ejemplo, disputar el segundo tiempo como si fuera una unidad, aunque no dé puntos, pero sí que puede generar cierta confianza si se hacen las cosas bien. A ello debió apelar el cuadro visitante para, por lo menos, empatar el parcial en los segundos 45' (1-1). Y eso que el Tudelano insisitó en buscar las debilidades de los riojanos con el quinto del día y tercero de Álex. Laencina, que salió por Omar, y Tamayo, que sustituyó a Esaúl, parecía que le dieron algo más de mordiente, tampoco era muy difícil, a los riojanos. Sin embargo, el juego inconexo y poco consistente continuó, pese a algunas acciones de empuje y valentía. Los locales, algo más relajados, pudieron aumentar la renta, pero entre que no estuvieron finos y que Gonzalo mostró sus reflejos, el duelo llegaría al final con 5-1. Ahora, tras este pésimo marcador, a la SDL sólo le queda parapetarse en lo que ocurra el próximo domingo en Las Gaunas frente a la Peña Sport, ya que el triunfo podría casi asegurar la salvación, el empate les acercaría al objetivo y la derrota generaría dudas y prisas para los tres últimos duelos de la temporada. El aspecto positivo es que los de Abadía ya han demostrado que saben reponerse de las goleadas, que olvidan rápido, que se centran en lo que viene sin mirar al pasado. 

Por su parte, la UDL, pese a cambiar de entrenador, insiste en su falta de gol. De hecho, ya son siete partidos sin marcar. 630 minutos son muchos. Hay que recordar que fue Moustaphá el autor del último tanto blanquirrojo en la derrota frente al Izarra casi en el tiempo de descuento. La consecuencia de no anotar implica que los riojanos llevan 8 jornadas sin ganar, que los equipos que le preceden en la tabla se acerquen, que todavía no se haya sellado la permanencia y que el aficionado, está en su derecho, muestre su hartazgo ante una campaña decepcionante. De esta forma, son entendibles los cánticos de un sector de la grada: 'Sois una banda'; '¡Qué vergüenza dais!'; '¡Que salga el juvenil!'; '¡Jugadores, mercenarios!'; ¡'Estamos ahasta los huevos!', entre otros. Otra cosa es la ojeriza, considero que injustificada, que hay contra Alejandro (otro sector recompensó su trabajo con aplausos). Se le podrá criticar por su falta de gol, porque no esté acertado, pero, como se comprobó ayer, no se le puede echar en cara nada respecto a su entrega y actitud. Ojalá otros, mucho más jóvenes, lo tuvieran como ejemplo en este sentido.

Del partido, hay que apuntar que sí ,que los jugadores de la UDL presionan, corren, se muestran agresivos, ambiciosos de cara a la portería rival, que, por fases, son intensos... todo muy bonito. Es decir, el trabajo se hace y por ello hay que estar contento, pero no es suficiente. Además, como ya demostrara ante el Noja a este bloque es muy difícil hacerle una ocasión de gol, ya que Sergio López ha estado prácticamente inédito en los dos últimos compromisos en Las Gaunas. Un aspecto ciertamente destacable, aunque no plenamente satisfactorio, ya que los triunfos llegan con goles. Y si contra los cántabros Garban gozó de una oportunidad para rompera la sequía, ayer Sergio Rodríguez, Sergio Domínguez y Alejandro tuvieran en apenas 5 segundos una triple opción para batir a un espectacular Royo. El centrocampista enganchó una volea tras centro de Ormazábal que desvió el portero de la Real Sociedad B para acabar impactando en el poste. El rechace le vino al exjugador de la Oyonesa que, de cabeza, se topó con el cuerpo del guardameta, que se lanzó para evitar el tanto. De nuevo, el rechace favorecía a los riojanos, ya que el balón, botando, le venía al delantero asturiano. El ariete golpeó con todo y la pelota se marchó alta. Una jugada, era el minuto 3, que pudo haber cambiado el rumbo del partido. Seguro. Sin embargo, la UDL no está afortunada en tareas ofensivas.

Se veía a un conjunto local incisivo, que mordía para robar, que impedía a los donostiarras estar cómodos. Las sensaciones eran buenas, pero faltaba el gol. Cierto que a lo mejor el juego no era tan fluido ni tan elaborado como se podía desear, pero se jugaba a lo que quería la UDL. Los de Meho Kodro aguantaban y trataban de adaptarse al empuje y coraje blanquirrojo. Sin embargo, con el paso de los minutos el choque se fue trabando, no había continudad en las acciones y apenas existían tres pases seguidos lo que provocaba que no pasara nada en las áreas. Imperaba la concentración y el orden ante la exquisitez y la calidad individual. Ante este panorama es lógico que Llona acabara descontento con la labor de Barrón. El preparador riojano colocó al extremo en banda derecha con la clara intención de tenerlo junto al banquillo. Era la manera de achucharle. Pero el vitoriano no estuvo a la altura de lo esperado y Moustaphá fue su recambio tras el descanso. Curiosamente el senegalés fue el que más cerca estuvo de marcar, ya que Llona optó por darle llegada desde la segunda línea.

Porque la UDL cambió su dibujo habitual. Del 4-2-3-1 se varió a un 4-1-4-1 que en el fondo lo que permitió era una mayor libertad de movimientos a los dos medias puntas centrales (Sergio Rodríguez y Ardanaz), además de fijar la posición de Iturralde, por delante de la defensa. Poco más. Estaba clara que la intención era la sorpresa de esta segunda línea. Pero se comprobó que ambos no están finos físicamente. El riojano jugó con molestias y el navarro acusó la falta de ritmo. La segunda parte continuó por los mismos derroteros, con una UDL que quería, pero que se mostraba impotente para superar a Royo y una Real B que esperaba su oportunidad a la contra, ni siquiera tuvo una. Con el paso de los minutos, Iñaki ganó protagonismo con varias internadas por su costado zurdo, pero faltó el remate. Mario Barco tuvo sus minutos, pero si contra el Noja se le vio muy metido, presionante y resabiado por salir desde el banquillo, el calagurritano contra el filial guipuzcoano estuvo como ausente, poco activo y eso sorprende de un jugador que hasta la fecha era de lo poco que se salvaba del equipo. Quizá no sea consciente de que donde se gana uno el puesto es en los entrenamientos, como él mismo hiciera en detrimento de Juanjo al comienzo de temporada.

Los 90 minutos pasaron, al final sin pena ni gloria, y el equipo fue despedido con algunos pitos. A los jugadores, a la inmensa mayoría, no se les puede achacar falta de actitud y eso ya es un paso adelante respecto a lo que ocurría jornadas atrás. Queda ratificar la permanencia, aunque con 41 puntos muy mal se tienen que hacer las cosas en las 4 jornadas que faltan. El paso definitivo puede llegar el sábado contra Osasuna B, un rival en puestos de descenso. Un triunfo riojano daría tranquilidad y confianza para el sprint final, donde muchos jugadores pueden caerse o reclamar su sitio para la próxima campaña. A este respecto, Llona sólo puede insistir en el trabajo, en la intensidad y en el ritmo porque los frutos tienen que llegar, por mucho que parezca que las semillas, en algunos casos, son defectuosas.

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