jueves, 14 de marzo de 2013

Reconocimiento merecido

Por suerte o por desgracia había sido fiel a la cita en los últimos años. Sin fallo. Por una parte, iba obligado ya que tenía que cubrir la información, pero, por otra, también iba con ganas de saber, más allá de los premios, cómo son los mejores representantes de La Rioja y cómo es su entorno. Sin embargo, el martes no fui. La primera vez en mucho tiempo, quizá el hecho de continuar en el paro fuera determinante. De las anteriores ocasiones en las que visité el Riojafórum me quedo, sin duda, con la piña (y la jarana que preparan cuando algún compañero recibe un premio) que montan los que practican kick-boxing; con el orgullo, las palmas y los jaleos que acotumbran a dar las chicas de fútbol sala; y con el merecido homenaje que anualmente se da a los que ya no están. Quién sea el mejor deportista o quién sea la mejor promesa es importante para palpar cómo le va al deporte riojano y sirve, además, para reconocer la trayectoria o progresión del último año del deportista

Sin embargo, desde siempre, me ha gustado más la mención al mérito deportivo. Por regla general, suele ser una persona anónima (aunque dentro de ese deporte todo el mundo la conoce por su desinteresada labor) que lleva muchos años, casi toda la vida, dedicándose a promover su deporte, siempre dentro del ámbito que le corresponda, metiendo más horas de las que debía, buscando y extrayendo siempre el aspecto positivo de las cosas, viviendo en primera persona las penurias y las miserias de dicha actividad... en definitiva siendo un jornalero del deporte. Quizá por eso, lo considero el premio más importante. Lo curioso es que a estas personas, por regla general, no les gusta llamar la atención, no se sienten cómodos alejados de su contexto y no van a cambiar su forma de ser por recibir un galardón. De ahí el mérito. En esta ocasión, en la última edición este premio recayó en Julio Fernández, presidente del Pradejón

Que sí, de acuerdo, que el momentazo de estos premios era ver a Fernando Llorente recoger su mención de honor o comprobar que Carlos Coloma vive una segunda juventud después de una fenomenal temporada. O incluso ver el reconocimiento que se le hace a Sheyla Gutiérrez porque ya es una realidad. Hasta es destacable que el karateka Rodrigo Ibáñez y la tiradora Paula Grande fueran las promesas. Pero, será debilidad por el trabajo oscuro, laborioso, impagable (no tiene precio el tiempo perdido) y que, muchas veces, es ingrato quiero destacar el galardón que recogió Julio Fernández. Un hombre metido en mil batallas, pero que lleva infinidad de años, toda la vida, implicado con una localidad y con un club de fútbol, Pradejón. En el ámbito futbolístico, el club verdiblanco sería otro, eso es innegable, de no haber estado Julio detrás. Porque siempre ha estado ahí. En los momentos buenos, cuando a todo el mundo le gusta, y en los malos, cuando la gente se acostumbra a apartarse, a dejar el marrón a otros. 

Vaya desde aquí mi particular agradecimiento a todos los 'Julios' que hacen posible que el deporte, independientemente del que sea, por lo menos, no decaiga. Porque hay que decirlo, gracias al desempeño de estas personas hay clubes, asociaciones, federaciones, entidades... que no desaparecen y siguen promoviendo la actividad deportiva, que no es otra cosa que la base para que en el futuro puedan salir deportistas riojanos de élite. Luego, yo el primero, nos quejamos por tonterías. Son un ejemplo a seguir.

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