lunes, 25 de marzo de 2013

Dos empates diferentes

Un punto es un punto. Al fin y al cabo se suma. Pero como muchas veces pasa con los dos equipos riojanos de Segunda B, saber el contexto en el que se logra ese empate determina que se vea como un buen o un mal resultado. Porque las sensaciones ofrecidas por Unión Deportiva Logroñés y Sociedad Deportiva Logroñés no fueron las mismas. Mientras que los primeros fueron pitados en Las Gaunas por sus aficionados y evitaron la derrota en la última jugada gracias a una intervención de reflejos de Sergio López en un mal partido de los locales; los segundos, tras ir por detrás en el marcador, lograron las tablas y pudieron llevarse la victoria en los minutos finales. Además, la UDL ha entrado en una espiral peligrosa, con el descenso a 7 puntos y la promoción a 6, mientras que la SDL está acostumbrada a vivir en el alambre, aunque respirando, puesto que que queda a 3 del descenso y a 2 de la promoción. 

Hay que partir de la base que para los futbolistas no es agradable saltar al campo y ver pancartas como las de ayer en Las Gaunas: 'Jugadores mercenarios'. Tampoco para el entrenador: 'Pepe vete ya'. E incluso la situación no es cómoda para el director deportivo, que pudo escuchar cánticos en los que pedían su dimisión, a la vez que jaleaban a Félix Revuelta a que hiciera una limpieza dentro del club. Sin embargo, esta situación es consecuencia del rendimiento deportivo ofrecido dentro del terreno de juego. Sin duda que este hecho, como indicó Pepe Calvo, en la posterior rueda de prensa, puede atenazar a los jugadores y llenarles de presión. Pero también los futbolistas deben ser conscientes de la realidad (están por debajo de sus expectativas), tienen que ser responsables de sus actos, ejercer como profesionales y mostrar actitud, ambición y ganas, independientemente de que las cosas salgan o no. Es decir, que nadie les pueda reprochar nada. Se les podrá tildar de tuercebotas, pero no de fajarse en el campo. Ésa debería ser la primera consideración que tendrían que tener los jugadores de la UDL. ¿Presión? Presión es no cobrar mensualmente, convivir en puestos de descenso jornada tras jornadas... si estar en mitad de la tabla tensiona a los futbolistas, algo falla en la personalidad de los blanquirrojos.

Y en el duelo ante el Real Unión se pudo comprobar que la UDL no está para florituras, que continúa sin tener los conceptos claros, que sigue regalando partes de los partidos a sus rivales, que se esconde en aspectos externos para dar la cara en el campo... La autocrítica es importante y puede ser el primer paso para romper la barrera actual que existe entre la plantilla y el aficionado. En lo deportivo, el conjunto riojano tiene miedo. Ojo, no miedo a ganar, que también porque parece que la pelota quema. Lo malo es que hay miedo a perder, a verse dentro de, por ejemplo, 4 ó 5 jornadas, con el agua al cuello, peleando por la salvación. Y esos temores quedaron al decubierto ante un Real Unión que trató de hacer su partido torpedeando a los locales y buscando sus opciones a balón parado o a la contra. Consideración difícil de hacer en la UDL, que lleva muchas jornadas sin saber, a ciencia cierta, cuál es su plan. Y así es difícil sumar. De hecho, lo más probable es que suceda como en la segunda parte en Mendizorroza, que tu rival te supere sin apararente esfuerzo, o como en la primera mitad frente al Real Unión.

El aspecto ofensivo de la UDL es también un asunto a estudiar. Ni se propone ni se acaban las jugadas, se quiere llegar a la meta rival, pero a trompicones, de manera inconstante, sin limpieza y con muchas dificultades. Sólo ramalazos de jugadores, caso de Iñaki en la segunda parte, invitan al optimismo para rompen el tedio y la previsibilidad de los blanquirrojos en su faceta atacante. Con apenas un par de tiros entre los tres palos, además en los minutos finales, el Real Unión, como visitante, vivió, probablemente, uno de los partidos más plácidos defensivamente, más incluso que otros en los que venció a domicilio. Una muestra de que esta UDL tiene carencias, como ha demostrado toda la temporada. Y eso que Pepe Calvo trató de cambiar esa inercia buscando un juego más directo de los suyos en los partidos precedentes

Ahora, ¿qué toca? Apechugar. Como ya he indicado más de una vez, mostrar respeto hacia el club y los aficionados. ¿Cómo se consigue? Saliendo al campo con actitud, con predisposición de pelar todos los balones y con carácter. Que no se les pueda reprochar nada a los futbolistas. De lo contrario, si el aficionado detecta pasotismo y falta de compromiso es normal, el abonado tiene derecho a manifestarse, que luego haya pancartas que no sientan bien dentro del vestuario. Porque ser deportista, más o menos profesional, al menos viviendo de ello, tiene sus pros y sus contras. Que la situación no es la adecuada, está claro. Que lo sensato sería que todos: club, plantilla y afición fueran en la misma línea, es evidente. Pero como muchas veces se ha dicho, el cliente tiene razón. En este caso, el aficionado. La forma de dar un giro a la situación pasa por demostrar que está equivocado, pero no de malos modos, sino haciendo el trabajo, día a día. También hay que comprender a los jugadores, porque más allá de que sean profesionales, también son personas y todo lo que les rodea les afecta. El terreno afectivo pasa factura y en las horas bajas de ánimo, cualquier revés, parece un socavón.

Por su parte, la SDL volvió a demostrar que es un equipo que no se rinde, que tiene capacidad de reacción (no quiere decir que siempre sea así) y que sabe moverse en aguas pantanosas. Un síntoma de madurez. El cuadro logroñés, después de haber encajado un gol pasada la media hora, podía haberse rendido, dejar pasar el tiempo y volver a casa con una derrota por la mínima ante un rival directo. Pero no, los de Agustín Abadía supieron, como varias veces han mostrado esta campaña, sobreponerse a las circunstancias adversas. Si el Zaragoza B estuvo más entonado durante la primera mitad, más cómodo, con más dominio y más insistente en llegar a la meta de Mandaluniz, la situación cambió en los segundos 45 minutos. Fue la SDL la que apretó, la que obligó a los locales a retroceder, a fijarse más en defender el resultado que en buscar la sentencia. Y eso que los riojanos concedieron, en la primera parte del choque, ocasiones que pudieron ser fatales para los blanquirrojos.

Pero esta SDL, a la que se le podrán achacar cosas negativas, no se le puede negar su capacidad para no rendirse. A lo mejor hay que entenderla porque es la única manera que tiene este bloque para alcanzar su éxito, es decir, la permanencia. Desde la pretemporada, el cuadro riojano asumía que iba a ser una temporada larga, difícil, con altibajos, en la que las adversidades podían aparecer... pero este equipo ha demostrado estabilidad, compromiso, ilusión y mucho trabajo. Eso, al final, tiene su recompensa. En la Ciudad Deportiva fue un punto más a su casillero, pese  a que en los minutos finales Tamayo pudo dar la victoria a los riojanos. Otro aspecto a destacar, es que los blanquirrojos, cuestionados en algún partido de la primera vuelta por su estado físico, acabaron jugando en el campo del Zaragoza B, pasando por encima a sus adversarios. Un argumento más, a favor, para pensar que los de Abadía llegan al momento caliente de la temporada en la mejor predisposición posible. Ahora toca dar otro paso adelante. La oportunidad llega el jueves, ante otro rival directo, la Real Sociedad B, que está 2 puntos por debajo. Ocasión de oro para dar un nuevo salto cualitativo en la clasificación. Para ello hay que olvidar los dos últimos compromisos vividos en Las Gaunas, dos derrotas y sin marcar ningún gol. Aunque eso, seguro que ya está enterrado. 

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