lunes, 1 de diciembre de 2014

Regreso a la victoria

Acostumbrarse a ganar tiene sus efectos negativos. Cuando no se marcan más goles que tu rival se tiende a darle vueltas a las cosas; a perder confianza; a cuestionarse aspectos que antes ni rondaban por la cabeza... llega un momento que parece que no se valora ese triunfo. Y en la actual Segunda B cada victoria vale su peso en oro. Sumar de tres en tres requiere esfuerzo, sacrificio, solidaridad del bloque y, en ocasiones, sufrimiento. La Unión Deportiva Logroñés ya ha demostrado esa capacidad para saber sufrir, lo ha hecho tanto en casa como a domicilio, y quizá ahí pueda estar uno de los puntos fuertes de esta plantilla diseñada por un director convincente como es Carlos Pouso.

Después de cuatro jornadas en las que sólo se habían sumado 3 puntos, en los que el cuadro riojano había dejado de ser líder e incluso había descendido hasta la tercera posición, los pupilos de Pouso recuperaron la sonrisa con un triunfo, más sufrido de lo querido, sobre todo después de la primera media hora, ante un Racing de Ferrol que exhibió calidad, hechuras de equipo con peso, pero que careció de esa pegada y mordiente que tenía que haber acompañado a un conjunto, como hizo durante gran parte de la segunda mitad, que asumió el control del juego. 

La UDL ambicionó la victoria desde el pitido inicial gracias a un trabajo de presión que obligó a los ferrolanos a quitarse de encima el balón, a no arriesgar, a dejarse llevar por una ola de ímpetu, de valentía y de verticalidad. Porque este conjunto blanquirrojo no requiere elaborar en demasía. Como ya sucediera la semana anterior, trata de explotar, desde el inicio, su banda derecha con un Titi activo y canalizador del peligro local. Lo hace aparentemente fácil, cambios de orientación al lado derecho y centro para acabar la jugada. Puede que hasta previsible, pero es efectivo. Los rivales no acaban de salir del área y por inercia y persistencia local las ocasiones surgen.

Da igual, como aconteció el domingo, que el primer gol venga por el perfil contrario, pase largo de Sergio Martínez a Camochu, que controla, levanta la cabeza y cede para que Abaroa, colosal en la llegada en segunda línea, se oriente la bola para golpearla con todo y clavar la pelota en el fondo de la red con un zapatazo. Golazo en apenas dos pases. 18 minutos de juego y la UDL no debía ni quería frenarse. Si frente al Coruxo se desperdiciaron hasta dieciséis saques de esquina, cierto que en alguno se generó peligro, ayer se amplió la ventaja desde el córner. Titi la puso desde la derecha, Gago peina en el primer palo y Abaroa irrumpe con fuerza en el segundo palo para superar a Mackay. 2-0 en el minuto 24. Momento para tomarse un respiro.

El problema fue que el Racing de Ferrol también se alivió. Con el marcador en contra y con un rival que apretaba y atosigaba, los de Manolo García, aunque se habían presentado en el área en un acción aislada con el empate inicial, debían empezar a mostrar algo más. Los motivos que les habían hecho acreedores de sus 22 puntos. Quizá ese 2-0 sirvió para el ritmo del choque decreciera, para que ambos rehicieran una composición de lugar y asumiera un nuevo rol. Pero en ese momento en el que parecía que no pasaba nada, Dani Rodríguez batía a Miguel cuando menos se lo esperaba nadie, ni siquiera los visitantes. Un gol, ante una cierta aparente pasividad blanquirroja, que metía al Racing de Ferrol en el choque en el minuto 34.

Un tanto que reactivó a los visitantes y que debía despertar a los locales. Algo que se empezó a acusar tras el paso por los vestuarios. A partir de entonces, los de Manolo García quisieron tener la pelota en su poder para tratar de buscar las cosquillas a un equipo riojano que había bajado su línea de presión, que había permitido que los departamentales elaboraran... Sin embargo, la confianza de la UDL en sus posibilidades es máxima. Sabe adaptarse a mil y una circunstancias, si hay que ir arriba para obligar al oponente lo hace, si tiene que ceder terreno, guardar filas en su campo y en busca de una contra, también. En este caso, los de Pouso optaron por la segunda. No era nuevo, así que tampoco debía haber preocupación. Máxime si enfrente el Racing de Ferrol no metía una marcha más a partir de tres cuartos de campos y si apenas inquietaban a Miguel (salvo en alguna acción a balón parado). El riesgo del empate existía, pero esta UDL también da muestras de peligro con espacios, para eso salió Íker Alegre, que tuvo en sus botas la opción de sentenciar, pero se relajó en el último pase.

Los visitantes pidieron penalti por derribo sobre Dalmau (más claro pareció ser el que no se pitó en el primer tiempo por una mano involuntaria de un ferrolano en el área visitante, similar al de hace unos días frente al Coruxo), pero debieron cuestionarse los motivos por los que no lograron empatar. Si no se generan ocasiones es complicado, por mucho que se tenga la posesión, por mucho que se mueve el esférico de un lado a otro, sin profundidad y sin remate es complicado marcar. Quizá la buena labor defensiva de los locales tuvo algo que ver. En ese sentido, es digno de elogio. Sin embargo, también es verdad que los blanquirrojos acabaron fundidos, pidiendo la hora, muy metidos en su campo. Esta vez la victoria, necesaria tras cuatro jornadas sin ganar, satisface a todos. En esta ocasión, las derrotas de Oviedo (en el Carlos Tartiere frente al Zamora) y de Murcia (contra el Avilés) dan más realce al triunfo al actual segundo clasificado del grupo I de Segunda B. 31 puntos, los mismos que suman los 'dos transatlánticos'. Pero ojo con el Guijuelo, que está justo detrás, con 30. Ahora toca una semana para trabajar pensando en el Celta B, un equipo que encadena 8 jornadas sin ganar.

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