lunes, 22 de diciembre de 2014

En fase de ascenso pese a todo

La Unión Deportiva Logroñés sumó en Villaviciosa su tercera derrota en cinco jornadas, de manera que acumula 6 puntos de los últimos 15 en juego y acaba el año 2014, resta una jornada para alcanzar el ecuador de la liga, en tercera posición. Con 34 puntos en su casillero queda a 6 del líder Oviedo, que parece coger el ritmo de crucero necesario para coger distancia con el resto de equipos, y supera en 3 al quinto clasificado, un Avilés que van en línea ascendente. Por ubicación en la tabla, el rendimiento de los blanquirrojos, a efectos numéricos, es muy bueno, superior al de campañas precedentes. El pero hay que ponérselo al espectacular arranque de los riojanos, que llegaron a mirar por encima del hombro al resto de clubes del grupo. Pero en el fútbol se vive del presente, acelerar al principio está perfecto, sobre todo para saber cuál es tu lucha, pero luego, lo más complicado, es mantenerse

Y en esa lucha se encuentra un bloque que parece desfondarse tanto en los físico como mental, evidentemente también en sus resultados. La irregularidad, impropia hasta la fecha de este bloque, parece ser un ingrediente con el que debe convivir. Quizá sea algo pasajero, pero en estos momentos parece llegar para quedarse. Puede que sea una mala dinámica, sin embargo, la solidez defensiva de la que había hecha gala en el primer tercio del campeonato ha dejado a paso a inseguridades. Encajar 11 goles en 8 jornadas, cuando previamente sólo había recibido 5 en 10 encuentros puede ser uno de los motivos de esta aparente crisis. Tampoco acompaña la escasez realizadora en este último tramo, 9 goles, por los 15 en las diez primeras semanas. De ahí esos 9 de 24 puntos en los dos últimos meses.

Números que determinan que algo sucede, que este equipo, como ya apuntara la semana pasada Carlos Pouso, requiere de un hervor. La derrota sufrida ante el Lealtad (los blanquirrojos parecen ser el rival adecuado para el despertar de aquéllos que llevan tiempo sin ganar, como también le sucediera al Celta B hace quince días) en un partido plano, nulo de brillantez, en el que había que ponerse el mono de trabajo, en el que había que fajarse en cada lance, en el que la concentración era imprescindible, en el que la practicidad se impuso al esteticismo la UDL no estuvo a la altura de las circunstancias. Quien sabe si en mayo estos puntos cedidos en noviembre y diciembre se echarán de menos. Porque los dos siguientes meses deben marcar cuál es la lucha de un conjunto ilusionado desde el verano con el 'play off'.

Que en un duelo sin ocasiones, salvo el gol, sin apenas tiros entre los tres palos, el UD Logroñés caiga derrotado es algo propio de otras temporadas, cuando parecía que todo salía al revés, que el infortunio acompañaba a los blanquirrojos. Miguel, salvador, no hay que olvidarlo, con paradas de mérito, que mantenían a los suyos en el partido, durante el comienzo de curso, parece que ha dejado ese 'ángel' que le acompañaba. Ahora los rivales, puede que con menos hacen más ocasiones, encuentran la manera de ver el camino del gol. Hablar o no de seguridad defensiva puede que sea relativo porque el equipo, supongo, trabaja igual ahora que hace unos meses. Otra cosa, sin embargo, son las sensaciones. Ahí la UDL ha bajado su visión para el personal. Si atrás no se muestra lo solvente que antes (cierto que en los dos últimos encuentros apenas le han hecho una ocasión de gol, el tanto del Lealtad) en ataque el equipo está careciendo de gol. Oportunidades, en algunos encuentros, crean, lo cual es un paso, pero esa pegada, esa capacidad para mostrarse efectivos cuando la ocasión lo requería ya no es tal. 

Quizá sea interesante recuperar para la memoria que la UDL, sobre todo como visitante, sumaba victorias en partidos equilibrados, en los que sufría, en ocasiones bastante, en los que crecía a partir de tapar agujeros, de evitar autopistas a los contrincantes y de buscar la manera de noquear a sus oponentes, a veces, con contras letales. Choques en los que la confianza estaba de cara. Puede que el juego, cierto que en casa ha habido lagunas (ha reculado, puede que en exceso, en los últimos minutos con el marcador a favor), no difiera demasiado, pero las sensaciones sí que son diferentes. Cuando se suponía que este equipo iba a ir progresando en facetas del juego, resulta que, debido a algunos marcadores negativos, parece que esa evolución no se completa.

Las supuestas rotaciones de Carlos Pouso ya no son lo efectivas que sí parecían al comienzo. Quizá que algunos futbolistas, los más próximos a abandonar este proyecto (aquellos con los que parece claro que no van a encontrar minutos -Moisés Eguizábal, Míchel, Goñi- o que no están a gusto -Menudo-), tengan la mente en otra parte haya influido en la falta de competitividad en los entrenamientos. A ello hay que añadir que otros compañeros, más habituales, se hayan relajado, aunque sea inconscientemente. Factores que pueden afectar al rendimiento de una plantilla polivalente y equilibrada en la que sigue faltando un '9' goleador de manera continua, ese futbolista que sirva de estilete ofensivo, es jugador que atemorice a los adversarios y que haga respetar al club.

Estas dos semanas de parón, que no es tal, deberían servir para abrir algunas mentes, para recargar pilas, para ajustar algunos matices en las cabezas de los futbolistas, de manera que ante el Langreo, el próximo 4 de enero, se vea una UDL enchufada de verdad, consciente de que ahora es cuando hay que apretar, decidida, ambiciosa, que vuelva a recuperar esa fe ciega en sus posibilidades, que no tenga miedos, que no le cueste adaptarse a los rivales (como por ejemplo le ocurrió el sábado ante el Lealtad, un bloque lleno de pundonor, limitado en el deportivo, pero que supo jugar con sus armas para llevar a su terreno el duelo), que ofrezca una paleta de recursos variada y no monocromática. Fácil de decir y complicado de llevar a la práctica. Puede que esas incorporaciones, primero debe haber salidas (algunas parece que son mero trámite), sea el estímulo para lanzar, de nuevo, un proyecto que debe asentarse en puestos de 'play off', que tiene que convivir con esa presión por estar entre los cuatro primeros y que debe asumir que las victorias conducen a las buenas sensaciones. Cómo alcanzarlas está en las mentes y los pies de una UDL que tiene que dar un paso adelante. Eso o esperar, y puede que muchos aficionados no estén dispuestos a ello (una presión más exigente).

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