lunes, 27 de octubre de 2014

Centro + remate = liderato

Diez jornadas, más de un cuarto de competición, y la Unión Deportiva Logroñés continúa en lo más alto. Se intuía que la llegada de Carlos Pouso podía acercar los puestos de fase de ascenso a los blanquirrojos, quizá lo que no se sospechaba era estar liderando el grupo I de Segunda B desde tan pronto. La ilusión está dejando paso a la realidad, a la normalidad de ver al conjunto riojano por encima del resto. 8 victorias (6 de ellas por la mínima), 1 empate y 1 derrota es un magnífico balance para un bloque acostumbrado a otras metas. Aun así, el entrenador blanquirrojo no se relaja, exige más a sus jugadores (no hace más que lo que debe), se lamenta porque el número de puntos podía haber sido mayor, es inconformista y apuesta por seguir progresando con sus jugadores porque hay margen de mejora.

Cuando un conjunto es líder no lo es por casualidad. Cierto que si se es una o dos jornadas se puede pensar que es una sorpresa, que ha contado con un un calendario más accesible... pero los bloques líderes son ganadores por naturaleza. Jugando bien, jugando mal, jugando regular... siempre suman (evidentemente algún partido habrá que perder). Da igual el rival, la maquinaria blanquirroja se pone en marcha desde el primer entrenamiento de la semana. Ahí se comienza a sumar. Luego hay que ponerlo en práctica el domingo, pero eso, hasta la fecha, no está siendo un obstáculo. Al contrario. Porque este UD Logroñés ofrece consistencia defensiva, equilibrio en la medular y variedad de recursos en ataque. Tres aspectos generales que ayudan a conformar un bloque aguerrido cuando la ocasión lo merece, solidario si hay que trabajar, letal en ataque si toca esperar y salir a la contra, contundente en el juego aéreo, insistente en los centros si la ocasión lo requiere.

Sólo hay que echar un vistazo a lo ofrecido en estas diez jornadas para asumir que la UDL, salvo debacle (seguro que habrá fases de la temporada en la que el equipo ande más justo), va a estar, por derecho, en el 'play off'. Puede que sea pronto para afirmarlo, pero las hechuras y los cimientos invitan a ello. Una muestra de ello se pudo observar ante el Burgos, un conjunto que quiso tener la pelota, que buscó controlar la situación, que necesitaba enfriar el ritmo, combinar para estar lo más alejado de su campo. Quizá si enfrente hubiera estado otro rival, el cuadro de Fede Castaños habría estado más cómodo sobre el césped de Las Gaunas. Pero los de Carlos Pouso presionaron por dentro con insistencia para tras robo buscar la llegada por bandas e ir arrinconando a un oponente que bastante hacía con tratar de bajar el ritmo.

Pero el UD Logroñés tiró de repertorio. Con Titi en plan asistente, se hartó de centrar desde los costados, con Joel Valencia jugando por dentro para dar otro punto de velocidad entre líneas, con un Abaroa que no paraba de llegar en segunda línea, con Camochu siempre en área, aunque sin encontrar el remate... No se echó en falta al griposo Menudo ni a Íker Alegre, en el banquillo, sin duda, dos baluartes ofensivos de los blanquirrojos. Buena señal. Los de Pouso lo entendieron a la perfección, había que acabar las jugadas, así se entiende que en 20 minutos, aunque sin encontrar portería, se buscara batir a Aurreko. Tiros desde fuera del área de Miguel Santos y Gago, remate acrobático de Abaroa y tiro de Joel Valencia. Era la primera fase del ataque blanquirrojo.  

Entonces llegó un desliz, un momento de relajación que no aprovechó el Burgos. Carralero, en prácticamente su única acción, se coló por el perfil izquierdo entre Gago y Zubiri para tirar cruzado con la puntera. Ahí estaba Miguel, con una intervención decisiva para evitar que los visitantes, en su primera aproximación, ya en el ecuador del primer tiempo, se colocaran por delante. De hecho, el capitán blanquirrojo es culpable de los buenos resultados de los suyos gracias a sus paradas. Pero para eso están los porteros. Concedida esa ocasión, la UDL encontró un nuevo argumento para intimidar a los burgaleses: el centro y el remate. Bien en jugada bien en acciones a balón parado, la diestra de Titi acaparó el protagonismo. Abaroa, Moisés, Gago, Julio Rico e incluso Dani Guillén, con un despeje que casi acaba en gol, remataron. Sólo el envío del lateral fue entre los tres palos y Aurreko, con una soberbia estirada impidió el gol.

El camino estaba preparado, sólo quedaba concretar. Así, tras el descanso, hicieron falta un par de saques de esquina para comprobar que Moisés, contundente en el juego aéreo, iba a adquirir su cuota de protagonismo. Avisó una vez y en la segunda la puso en el fondo de la red. 53 minutos y la UDL había hecho lo difícil, marcar. Ahora, como ya le sucediera ante el Sporting B había dudas: se busca la sentencia o se amarra lo conseguido. Mientras se esperaba qué ruta iba a seguir el cuadro blanquirrojo, Cristian se asomó al área riojana en un par de acciones. En la primera pidió penalti por agarrón justo cuanto tiró a portería, atrapó sin consecuencias Miguel, y en la segunda acabó haciendo falta y viendo la cartulina amarilla.

Entendió el UD Logroñés que no podía ceder la iniciativa, así que trató de ampliar la renta. Oportunidades tuvo. En concreto fue una doble ocasión en la misma jugada. Camochu se presentaba ante Aurreko, pero el portero con el cuerpo impidió que la pelota fuera hacia la meta burgalesa. El rechace le cayó a Goñi (va a tener que ganarse cada minuto de juego) que buscó un tiro cerca del palo, pero Aurreko, haciendo muestras de sus reflejos (sólo hay que recordar el memorable encuentro que realizó la temporada pasada en Las Gaunas). Restaban 25 minutos por delante y el Burgos, empujado por su animosa afición, se estiró, incluso creyó en que era posible empatar. Íker Alegre, ya en escena, buscó con un tiro cruzado sorprender a los visitantes en el último intento local por ampliar la diferencia (era el minuto 70).

Tocaba apretar los dientes. Daba igual jugar en casa y ser líder. Ese tipo de cosas pasan a un segundo plano. El UD Logroñés entendió lo que tocaba hacer en ese cuarto de hora final. El Burgos se adueñó del esférico, no se precipitó, combinó para llegar en buena disposición a la portería de Miguel, pero careció de pegada. En ese empuje final, sólo hubo tres momentos de cierto peligro. Una falta lateral que, tras varios rechaces le llegó a Quesada que justo cuando iba a tirar, se quedó ante Miguel, se resbaló (quizá acusó que era central). Un tiro lejano de De Vicente, perfectamente desviado por el capitán riojano. Y un centro desde la derecha que se paseó por el área sin encontrar rematador hasta que Dani Guillén tiró fuera.

Minutos de agobio visitante que fueron llevados de la mejor manera gracias a los cánticos y vítores (provenientes desde el Fondo Sur) de la afición blanquirroja, que entendió que era el momento de apoyar a los suyos, de jalear cada acción defensiva como si fuera un gol, de contagiar y responder desde la grada para que todos, hermanados, alcancen el mismo objetivo. Sin duda, un buen anticipo de lo que puede venir. 10 jornadas, líder con 25 puntos de 30 posibles y con 7 de margen respecto al quinto clasificado. Que esto no pare.

2 comentarios:

  1. Esta muy bien la udl,parece que este año hemos acertado,y encima este equipo esta consiguiendo enganchar a la afición, hasta aquí todo genial, pero veo la clasificación y veo pegaditos a nuestros talones a Oviedo y Murcia, dos equipos que meten 8000 personas todos los Domingos que actúan de locales grandes aficiones que a la larga van a influir en el animo de sus jugadores y árbitros,conclusión hay que ser primeros para tener muchas posibilidades de ascenso, pero esta muy muy difícil por la grandeza de los dos clubes que nos lo disputan,una cosa esta en nuestra mano acudir en masa a las Gaunas para hacer la misma presion que ellos, nada suerte y todos a las Gaunas

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  2. Gracias por ty comentario. Evidentemente, el primer objetivo pasa por acabar entre los cuatro primeros. Luego, tocará pelear por la primera posición y seguro que tanto Oviedo como Murcia van a luchar por ella.

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