lunes, 13 de octubre de 2014

Gen ganador

Nuevos tiempos para la Unión Deportiva Logroñés. El fichaje como entrenador de Carlos Pouso es, a 13 de octubre, todo un éxito. Su llegada a la entidad riojana ha provocado que se pueda completar una plantilla altamente competitiva y cualificada para estar entre los cuatro primeros a final de temporada, primer objetivo, a meses vista todavía, de los riojanos. La figura del técnico, su personalidad, ha generado ilusión. Pero una ilusión real, ahí están los resultados: 6 victorias, 1 empate y 1 derrota; en total, 19 puntos en 8 jornadas. Que venga alguien y supere estos dígitos. La inercia positiva, presente en algún que otro partido, es consecuencia del trabajo semanal (que no se está diciendo que otras campañas no se hiciera bien), de contar con una nómina de jugadores polivalentes y que tan pronto pueden estar sobre el terreno de juego como en la grada viendo a sus compañeros. Todo eso suma y para bien.

Quizá sea pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero la realidad es que esta UD Logroñés parece haberse inyectado el gen ganador. Este equipo puede jugar bien, regular e incluso mal, pero siempre tiene opciones de sacar adelante sus encuentros. Sabe sufrir, aguantar cuando las cosas no salen bien, pero también ofrece capacidad para revolucionar, para sacarse de la chistera un par de acciones que deciden los encuentros. El ejemplo más cercano se pudo ver ayer en Las Gaunas. La visita del Sporting B, colista del grupo, se podía anticipar como un duelo para demostrar la fortaleza de los blanquirrojos y su capacidad ofensiva. Ni mucho menos. El filial gijonés no se amilanó, le robó la pelota a los locales durante los primeros veinte minutos y demostró hechuras de conjunto habilidoso, con desborde, buenas intenciones tanto por dentro como por fuera, pero con la pólvora mojada.

En la división de bronce eso se paga. Porque el cuadro de Tomás Hervás perdonó al UD Logroñés. Más allá de las ocasiones, apenas dos tiros que detuvo Miguel sin problemas y algún que otro saque de esquina, porque permitió que los blanquirrojos, totalmente desconectados, imprecisos y, por momentos, fuera de sitio en cuanto a pensamiento remontaran el vuelo, refrescaran sus intenciones y actitudes durante el descanso para acabar venciendo por 2-0 un duelo más igualado de lo que reflejó el marcador. En este sentido, este mismo encuentro disputado hace unos meses seguro que habría acabado con otro signo; un mal menor hubiera sido el empate y la derrota podía haber sido posible. 

Dennis, portero del Sporting B, no tuvo trabajo durante la primera mitad, salvo un tiro tímido de un Menudo poco participativo. Joel Valencia se estrenaba en casa como titular y la grada se dejó engatusar por un precioso control y poco más. Su aportación fue más productiva por dentro que por fuera, donde comenzó, y sirvió de complemento perfecto para que Camochu, infatigable trabajador que se tiene que fabricar sus ocasiones, cierto que a cuentagotas, pudiera brillar en un par de acciones. Como la del primer gol, a los 6 minutos de la reanudación. Ya antes se había visto a una UD Logroñés más presionante, más metido en campo rival y con un puntito de ambición, además de algo más serena para combinar cuatro o cinco pases seguidos (algo impensable durante la primera mitad en la que los pases interiores y los centros laterales eran imprecisos). 

El caso es que la pelota le llegó a Camochu y de un mal control en la frontal sacó petróleo. La fortuna hizo que el balón siguiera en su poder, entonces encaró a Álvarez, le amagó y el central dio la espalda al cuero (error imperdonable de un defensa). Así Camochu vio el camino hacia el 1-0, para con frialdad citar a Dennis para batirle por bajo. Si pausa, Miguel Santos, ya como extremo (Gago acababa de entrar por un desaparecido Menudo), se metió en el área y tiró con potencia para que el meta asturiano desviara. La pizarra, a la hora de partido, pudo dar el gol de la tranquilidad. Miguel Santos y Joel Valencia se cruzaban para engañar, Camochu la pedía abajo, pero Gago, que sacaba de banda, optó por ponerla en la cabeza de Íker Alegre. El extremo asistió al delantero que sin pensárselo, pese a estar escorado, enganchó una volea que se encontró con el larguero. El Sporting B estaba noqueado, a punto de tirar la toalla. Su entrenador lo apreció y dio frescura a su ataque.

Estaba la refriega en ese momento de indecisión para todos. El UD Logroñés debía sentenciar para evitar problemas en la recta final, mientras que el Sporting B debía empujar para buscar el empate. Los blanquirrojos, a saber si porque le entró la fatiga si porque empezó a jugar con el marcador a favor el caso es que cedió la iniciativa. Con Titi como principal reclamo para buscar la salida a la contra por la parte derecha, los de Carlos Pouso retrocedieron. Dani Ndi, que ahora ejercía de medio centro en vez de enganche, movía los hilos para que sus compañeros estuvieran más cerca de la meta contraria, mientras que Julio Rico y Abaroa tenían que recular. Así se entiende que a un cuarto de hora para la conclusión, los gijoneses pudieran empatar en dos acciones consecutivas. Primero Mendi, un buen '9' bullicioso, remató flojo de espaldas a la portería y acto seguido Álex García remató de cabeza con mucha intención tras un fenomenal pase de Bustos. Pero Miguel, como viene siendo habitual esta campaña, está siendo determinante con sus intervenciones y ayer no fue una excepción. Su estirada fue milagrosa.

Dos jugadas que animaron a los visitantes y que preocuparon a la grada. Había que parar el partido y paulatinamente el UD Logroñés supo frenara el ímpetu de los asturianos. Titi (al que se le puede exigir más, no sólo limitarse a centrar cuando puede encarar a su par) pudo asistir a Íker Alegre para poner el segundo pero en su carrera desde la medular hacia la portería de Dennis se encontró con un Bustos que le ganó la partida (por mucho que el extremo reclamara penalti). La sensación era de que ahora el Sporting B ya no intimidaba tanto, que los riojanos estaban sabiendo administrar su renta con criterio. Otro aspecto a resaltar, la madurez. Con la victoria amarrada, faltaba el detalle de genialidad de un Íker Alegre que parece jugar a otra velocidad mental diferente al resto. 

Puede suceder, como ayer, que no tenga tanta presencia como le podría gustar a Pouso o al aficionado, pero cada balón que pasa por su botas denota intención. Como en el segundo tanto de la tarde cuando recogió una pelota, se la enseñó a Alberto, le recortó con la cadera para que el lateral (como hiciera su compañero en el gol de Camochu) se diera la vuelta y perdiera la visión del esférico. De nuevo Dennis quedaba a merced y de nuevo era batido por bajo y por el mismo lado. Dos tantos similares, con recorte y finalización, que deja al UD Logroñés como líder en solitario tras la derrota del Oviedo ante el Racing de Ferrol y el empate del Coruxo frente a la Cultural Leonesa. Una primera posición ganada a pulso por un equipo que compite y saca el máximo rendimiento, que sabe dar un punto más de intensidad cuando la situación lo requiere y que asume que aunque haya fases de desconexión cuenta con jugones que atesoran capacidad para resquebrajar al conjunto rival.

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