jueves, 23 de mayo de 2013

UDL, un fiasco de temporada

Más allá de las primeras decisiones tomadas, la Unión Deportiva Logroñés empieza a realizar su balance de la temporada. Admitir que ha sido un fracaso puede sonar duro, pero con las expectativas creadas esa palabra es lo suficientemente expresiva como para relatar una campaña muy decepcionante en la que el club, por fin, empieza a comprobar que para seguir evolucionando hay que cubrir ciertas parcelas dejadas a la mano de Dios. Por lo visto, el club que preside, por el momento, Félix Revuelta desea comenzar con nuevas energías, de ahí quizá su decisión de prescindir de José Ignacio (parece que él mismo ha presentado la dimisión) como director deportivo (una entrevista al Periódico de Aragón invitaba a que alguien le diera un toque por sus declaraciones: "Hemos cumplido objetivos" porque "somos lo que somos"). Una postura entendible después de que el exinternacional, a pesar de los múltiples contactos que tiene por la Península, hubiera traído jugadores, cierto que en muchos casos con gran calidad técnica individual, a los que les ha faltado sentimiento, carácter y sacrificio por el compañero. La marcha deja ahora un vacío en cuanto a la toma de decisiones en la parcela deportiva, a no ser que el entrenador asuma esas funciones.

En el debe de José Ignacio quedan el rendimiento dado esta campaña por Rubén García (un auténtico fiasco de fichaje que nunca estuvo a gusto en Logroño), Juanjo (se marchó inédito de Logroño y con pocas oportunidades para demostrar si valía o no), Barrón (un futbolista diferente, con chispa y desborde que se ha ido borrando progresivamente porque no hacía lo que le han pedido los entrenadores) o Quero (aunque este último sí que se ha puesto las pilas con la llegada de Raúl Llona); sin olvidar la intermitencia de Víctor (futbolista con cualidades y posibilidades). A Ubis, un jugador combativo, le costó entrar en el equipo y hasta que no recuperó la forma no demostró sus virtudes. El problema fue que aquí parece que se le exigían goles, desborde por banda y buenos centros. Eso es no conocer al jugador. Lo suyo es empuje, perseverancia y cierto oportunismo. Al final de campaña ha llegado 'muerto', tanto mental como físicamente, de ahí que diera la sensación de estar ausente en varios encuentros. Hay excepciones, como la de Gil, una revelación (como ya sucediera la temporada anterior con Vélez), o la de Iturralde, un jugador regular e irreprochable en su conducta. Los fichajes realizados a comienzo de año son casos diferentes. 

Por ejemplo, en Sergio López, un portero de garantías para la categoría, pudo más la necesidad del guardameta de asegurarse un sueldo a fin de mes (no cobraba desde comienzo de liga) que un aspecto deportivo, que también. Ardanaz ha ido de más a menos desde que viniera en enero, por lo que da que pensar que quizá su mente estuviera más en otro sitio que en Logroño durante los últimos partidos en los que físicamente ha estado justo. Ahora parece que no va a continuar pese a tener contrato en vigor. Sin duda, Sergio Domínguez ha evidenciado que con ganas, ilusión y trabajo se puede ganar un puesto en el once aunque se venga de una categoría inferior. El enganche, si la ocasión ha requerido tener que jugar en banda lo ha hecho sin rechistar y con buenas actuaciones, ha sido consciente de dónde venía, de dónde estaba y de qué es lo que tenía que hacer en todo momento. Si otros hubieran tomad ejemplo. Garban, siempre alejado de su puesto natural, el de delantero, vino con brío, con muchas ganas, pero su participación en el grupo fue decayendo debido a que no acababa de cuajar buenas actuaciones pese a sus esfuerzos. En ocasiones, escorado a la banda, donde se pierde, y en otras como ariete, donde se le ha visto presionado y con nervios por no fallar, no ha sido el '9' esperado. Otro jugador que, pese a estar ligado con el club, también puede hacer las maletas.

Continuando con el repaso individual, iré por los que repetían en la plantilla. Castilla mantuvo la regularidad exhibida en el tramo final de la anterior temporada hasta que una lesión ha truncado su carrera. Mala suerte la del portero. Alberto, suplente del andaluz, tuvo su oportunidad para revindicarse como titular, pero su inseguridad en las salidas, pese a demostrar buenos reflejos, le volvieron a llevar al banquillo. Ormazábal ha estado esta campaña más discreto que su primer año en el club. Pese a ello, es un futbolista regular, comprometido, en el que se puede confiar. Quizá sus picos de rendimiento tengan que ver con las molestias físicas que ha arrastrado. Jano concluyó la temporada pasada a un nivel espectacular, erigiéndose en un líder deportivo dentro del campo. Comenzó con la misma dinámica, pero con el paso de las jornadas ha bajado sus prestaciones, quizá influido por el desánimo generalizado del grupo. Raúl Torres ha tenido la mala suerte de jugar muchos partidos, más de los esperados. El madrileño, no se puede dudar de su voluntad, está para echar una mano, para ayudar, pero no para ser titular domingo tras domingo. Iñaki, como casi todas las campañas, acaba siempre con buena nota. Pese a que, como todos los futbolistas, ofrece momentos grises, su regularidad e insistencia por la banda izquierda provocan que sea uno de los principales argumentos del equipo en ataque. Algo que se gana a pulso.

Moustaphá parece que ha ido para atrás en su evolución. Me explico. Después de una gran segunda vuelta en la que fue determinante para que la UDL encontrara equilibrio en la medular, la llegada de Iturralde ha frenado su progresión. Esta campaña se le han visto sus limitaciones técnicas (problemas para dar pases) y tácticas (pérdida de sitio con facilidad). Quizá se le podía haber sacado un mayor provecho. Sergio Rodríguez tampoco ha estado fino esta campaña. Otro futbolista a los que los problemas físicos le han jugado una mala pasada. Además, la indefinición sobre su demarcación en el campo no ha ayudado. Si ejercía de media punta, donde mejor rinde, pasaba desapercibido porque no entraba en contacto con el balón y se tenía que limitar a llegar en segunda línea (casi toda la primera vuelta). Si se ubicaba en el doble pivote sufría en labores defensivas, mientras que el ataque se volvía previsible. Hablar de Alejandro es meterse en terreno pantanoso. Si ya la temporada pasada estuvo marcado por su falta de gol, en ésta se ha repetido la historia. Una situación que ha llevado a una parte de la grada a equiparar su aportación al grupo con su número de goles. Visto por ese lado, el asturiano ha estado horrible, pero no me cansaré de decirlo, poco o nada se le puede reprochar sobre su aportación al grupo. Voluntarioso, realizando constantes movimientos para que sus compañeros se puedan aprovechar de los espacios que él ha creado... Las continuas críticas y abucheos en el propio campo en nada ayudan, por lo que creo que hay que quedarse con los aspectos buenos. 

Dejo para el final, dos fichajes realizados en verano. Por un lado, Luis Martínez de Quel. El central arnedano tuvo ficha del primer equipo después de un período de prueba. Los técnicos, quizá con criterio, vieron cualidades. Pero como se ha podido comprobar en los últimos partidos aún le faltan kilómetros para acabar de cuajar. En este sentido, los esfuerzos para que el riojano evolucione han sido grandes, aunque la dinámica del equipo tampoco ha ayudado. Asimismo, Mario Barco llegó al club de tapado. En apenas unos días se ganó la ficha y en tres semanas Pepe Calvo le dio la titularidad. De ser un complemento a ser la referencia. Aspectos positivos y negativos. Lo bueno, las ganas, la ilusión de un chaval por triunfar en su tierra. Lo malo, es un jugador que todavía hay que pulir, que cuenta con margen de mejora y al que, en los últimos meses, se le ha visto más pendiente de su futuro que de su presente. Y para alcanzarlo hay que demostrarlo día a día.

No hay que olvidar a los dos entrenadores. Pepe Calvo apostó por la línea continuista que tan buen resultado le dio en la segunda parte de la temporada anterior, aunque ahora no contaba con las individualiades que hicieron a la UDL un conjunto temible en labores ofensivas: De Paula, Cervero, Rubén Durán o Manu García. El técnico leonés buscó la solidez defensiva pensando que el ataque era cuestión de tiempo, de enganchar un par de resultados y de que sus futbolistas se estiraran en esas funciones. Pero no ocurrió así. Desde el comienzo, se vio a un equipo timorato en ataque, que no sabía muy bien a qué jugaba, si utilizar las bandas para acabar la jugada o para centrar. Al menos, en el lado positivo, el grupo funcionanba en defensa. Pero los empates y las derrotas se fueron acumulando, mientras se veía cada vez más lejos la fase de ascenso, no hay que olvidar que principal objetivo esta campaña. Quizá ahí hubo dudas y la directiva tuvo que tomar medidas para tratar de reconducir la situación. Se optó por dar confianza a Pepe Calvo y lo que generó fue un clima de tensión en la grada insostenible con algunos futbolistas, caso de Alejandro. Pero el aficionado también tuvo palabras de 'agradecimiento' a José Ignacio por su labor. La UDL veía imposible el 'play off' y la apatía se apoderó de los futbolistas. Saltaban al campo, que las cosas iban bien, perfecto, que no, pues nada. Salvo excepciones (remontada ante el Zaragoza B en Las Gaunas, del 0-2 al 3-2). A 8 jornadas del final, Pepe Calvo era destituido. Ahora la meta era lograr la permanencia cuanto antes y mejorar el rendimiento de la plantilla de cara a la próxima temporada. 

Llegó Raúl Llona y se encontró un grupo repleto de dudas. En un primer momento, los futbolistas fueron receptivos y asimilaron las ideas del nuevo entrenador: más presión, más intensidad, más centros desde las bandas... El efecto duró cuatro partidos. Los problemas se acumulaban. A la falta de puntería del equipo se le unía la necesidad por sumar para lograr la salvación cuanto antes. La solvencia defensiva empezaba a hacer aguas en el Reyno de Navarra y se concretó en Las Gaunas contra la Peña Sport. Llega el derbi y, una vez más, se vieron las carencias de un equipo muy frágil mentalmente. Por suerte, el empate, pese a estar con un hombre más casi una hora, le dio la tranquilidad. Y en Sestao se pudo comprobar que los blanquirrojos pensaban en las vacaciones. La papeleta del preparador riojano es confusa, ya que debe confeccionar una plantilla competitiva para la categoría esperando que las 11 jornadas que lleva la UDL sin ganar y los cinco meses que suma sin lograr un triunfo a domicilio hagan mella. De hecho, los 42 puntos y la 14ª posición eran impensables. Está claro que muchas cosas se han hecho mal, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Aspectos a mejorar de cara al futuro.

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