lunes, 20 de mayo de 2013

Fidelidad hasta el final

Se acaba la temporada. Para bien o para mal. Unión Deportiva Logroñés y Sociedad Deportiva Logroñés se despidieron el domingo sobre el campo de la campaña 2012/13, de pesadilla para unos y de alegría para otros. Los más veteranos, UDL, en la categoría seguro que sienten alivio con el cierre del curso después de 38 jornadas, en su cómputo global, para el olvido, para hacer autocrítica, corregir errores y apuntalar virtudes, si las ha habido. La mala impresión dada, el décimo cuarto puesto lo dice todo, deja una sensación de desilusión en el aficionado, incluso de hartazgo por las promesas realizadas, por las expectativas generadas. Toca ahora planificar lo que se quiere, o se puede, hacer para la próxima campaña. Los novatos, SDL, por su parte, tienen que estar inmensamente satisfechos con su bagaje y su clasificación, décimos, es un indicativo de la gran temporada realizada. Los blanquirrojos, limitados por su presupuesto, no pueden relajarse, tienen que buscar recambios para los que se van sin que el rendimiento colectivo se altere porque la próxima campaña quizá sea más exigente que la actual. Y eso también hay que tenerlo en cuenta.

Del último partido de ambos conjuntos qué se puede decir, pues que UDL y SDL han sido fieles a su identidad. Mientras que el conjunto de Raúl Llona (tras 8 jornadas en el banquillo no ha conocido la victoria) sucumbió en Las Llanas por 3-0 ante el Sestao, un rival necesitado que se jugaba la permanencia, los hombres de Agustín Abadía dieron la cara ante el Barakaldo, quería meterse en la fase de ascenso, para arañar un punto y romperles un sueño, pero esto es fútbol y siempre se quiere ganar, así que en ese sentido no se le puede reprochar nada a la actitud de los blanquirrojos. En este sentido, Las Gaunas vio a dos equipos que querían la victoria, cada uno con su estilo. La comida popular previa al duelo propició que el ambiente festivo animara a una afición que despedía ayer, en el bando local, a Gerardo y Omar (seguro que fue un día inolvidable de sensaciones para ambos). En el terreno de juego, mucha intensidad. Los visitantes empujaron, pero los riojanos no se amilanaron. Supieron ser incisivos en la presión, prácticos en defensa y valientes para salir a la contra. Tres aspectos fundamentales para entender a esta SDL. El gol de Ledo, sin duda el jugador que más ha progresado esta temporada, es sintomático de lo que significa tener confianza. El central, reconvertido a lateral, pisando el área rival y poniendo el balón en la escuadra. 

El Barakaldo, con el incondicional apoyo de su afición, no se lo podía creer. Los vizcaínos debían imprimir una marcha más. Lo intentaron, pero la SDL salió respondona. Los visitantes querían, lo intentaban, pero aunque había mucho corazón sobre el tapete, faltaban las ideas. Todo lo contrario que los pupilos de Abadía, conscientes, en casi todo momento, de lo que tenían que hacer. Aguantar y esperar su oportunidad a la contra. Porque en las transiciones rápidas pudo estar el triunfo local. Aunque también es cierto que el Barakaldo apretó y metió a los blanquirrojos en su área, que Mandalúniz tuvo que mostrar sus credenciales de solvente portero y que los visitantes fueron a por todas después de lograr el empate. Fueron más de veinte minutos con mucha tensión, tángana y expulsión incluida. En esas situaciones, la SDL se ha movido bien y ha sabido cuál es su sitio. 

Por su parte, la UDL evidenció que el tramo final de liga se les ha hecho muy cuesta arriba. Si los primeros partidos de Llona sirvieron para ver a un equipo con algo más de carácter, con más intención de presionar, más intenso y con la intención de hacer daño por los costados a medida que han ido pasando los días ha faltado regularidad y consistencia. Se ha visto, algo sintomático durante toda la temporada, que uno de los principales problemas de este equipo ha sido mental. Que la cabeza ha sido muy frágil, que ante cualquier adversidad en vez de levantarse la inercia era la de bajar los brazos y esperar al próximo domingo por si cambia la dinámica. Contra el Sestao, los riojanos se jugaban poco, aunque cualquier oportunidad, en este caso 90 minutos, bien pueden servir para acabar la liga con dignidad, para tener buenas sensaciones después de una campaña para el olvido. Sin embargo, el 3-0 final provoca que la UDL termine el curso con el aprobado raspado, tanto que no es suspenso porque no se ha bajado de categoría.

Un equipo más 'enchufado', consciente de su realidad, fue suficiente para romper a una UDL que ni siquiera en las últimos jornadas ha demostrado la solidez defensiva (10 goles encajados en los 4 últimos partidos) de la que, al menos, sí ha hecho gala el resto del año. El Sestao, como providente, supo tocar de muerte a los blanquirrojos. Primero antes del descanso y segundo, nada más comenzar el segundo tiempo. Dos jarros de agua fría casi consecutivos. Dos goles que se iniciaron en los extremos, como le gusta al cuadro riojano, y que acabaron con remate dentro del área. El fútbol parece sencillo cuando lo ejecutan otros, pero qué difícil es cuando hay que tomar la iniciativa. La UDL, por orgullo, buscó lavar su imagen y lo que se encontró fue con otra contra y el tercero de la tarde. Pues muy bien, a despedir la temporada y a pensar en nuevos retos. Sin duda, la papeleta es complicada para Raúl Llona.

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