lunes, 21 de enero de 2013

Los resultados y las sensaciones

Los resultados, de forma aislada, dicen poco. Victoria, empate, derrota. Cierto que informa de lo que ha pasado durante algo más de 90 minutos, pero poco más. La gracia y la salsa está en contextualizar el marcador. Partiendo de la base de que se tienen que dar 38 resultados a lo largo de una temporada y que cada uno hay que combinarlo con lo que hacen el resto de equipos, la clave pasa por extrapolarlo. El ejemplo más claro puede darse este fin de semana. La SD Logroñés perdió en casa 0-1 contra el líder Alavés y cae a puesto de promoción. A priori, un mal resultado (eso es evidente porque se perdió). Por su parte, la UD Logroñés empató en Lleida (1-1), un punto que sería dado por bueno si las circunstancias del equipo fueran otras. De hecho, en el fútbol, aunque se vive de los resultados, existen factores, algunos decisivos, que son más importantes que los propios marcadores.

Que la UDL logre un punto en Lleida, objetivamente es un aspecto positivo. Sin embargo, que el conjunto blanquirrojo continúe a 10 puntos del cuarto clasificado acabada la jornada 21 no es muy esperanzador. ¿Por qué? Porque desde el club se ha vendido que esta campaña sí, que esta era la buena para meter al equipo entre los cuatro primeros, para que Logroño recuperara el hecho de disputar una fase de ascenso a Segunda... El objetivo marcado es lo que está pesando a un bloque al que le cuesta ganar, marcar goles y demostrar que tiene capacidad (aunque lo haya evidenciado en algún momento del curso) para codearse con los mejores. Hacerse a un campo embarrado, ser mejor que su rival durante el primer tiempo, constatar que se quiere dar un cambio importante en las aspiraciones está muy bien. Pero hay que demostrarlo durante los 90'. El rival también juega y sale al campo en la segunda mitad decidido a dominar, a presionar a un Castilla, que parece atravesar por un momento de inseguridad, a marcar un gol. 

Minutos de imprecisión en las filas riojanas que provocaron que los catalanes se pusieran por delante en el marcador sólo con empuje y juego directo. Cierto que la reacción visitante fue muy buena, que el tanto recibido dio alas a los blanquirrojos, que el gol del empate de Ubis, en el primer balón que tocaba tras aparecer en el partido, les motivó para conseguir la victoria... pero se quedó ahí. Un empate que en otras condiciones debía ser tratado como un buen punto de partida. Sin embargo, la excesiva renta que les separa del 'play off', la última derrota sufrida en Las Gaunas ante un rival directo y las sensaciones que deja el equipo, de frialdad y poca ambición por llegar a la portería rival, provoca que este punto sea insuficiente. Es lo que tiene cuando se buscan metas mayores, que los empates, a veces, en vez de ayudar son trabas en el camino. 

Tras la marcha de Juanjo, la verdad es que el juego del equipo no la acusará dada su poca participación, el club riojano se mueve y Ardanaz, que procede del Izarra, vestirá la zamarra blanquirroja. No hay que dudar de la calidad del jugador navarro, pero cabe preguntarse si en verdad la llegada de este futbolista es para cubrir huecos o para ser pieza básica en el equipo. Bienvenido y ojalá triunfe. Incluso puedo realizar una pregunta malévola: ¿Con este fichaje se van a acabar los males de la UDL? Que el tiempo me conteste. Quizá hasta lleguen más refuerzos, lo desconozco, aunque ofrecimientos recibe José Ignacio a diario. Lo importante es que las altas mejoren lo presente en determinadas posiciones. O quien sabe, contratar a un jugador con capacidad de liderazgo dentro del terreno de juego, más allá de su demarcación y que sirva de acicate para el resto de compañeros. Muchas veces la calidad no lo es todo. Hay muchas variables que hacen que un futbolista, sobre todo en Segunda B, sea o no determinante. En cuanto a la expulsión de Gil, el acta es clara "golpear a un contrario, con su mano en la cara, sin estar el balón en juego". Veremos la sanción, pero dos partidos, como mínimo, la UDL no podrá contar con el defensa.

Respecto a la SD Logroñés. Derrota en Las Gaunas por 0-1 ante el líder Alavés. Consecuencia: los blanquirrojos vuelven a caer al puesto de promoción. Por el resultado y lo que conlleva, cabría pensar que los de Agustín Abadía deberían estar hundidos, que moralmente esto no lo levanta nadie. Pues no. Los riojanos hicieron méritos para no perder. Trabajaron a destajo, demostraron compromiso, ganas por sacar adelante el partido, fueron competitivos ante un rival con un presupuesto seis veces mayor, se dice pronto. ¿El resultado? Un accidente. La calidad es lo que tiene. Curioso que un riojano, el enésimo que marca ante un cuadro de La Rioja, haya sido el ejecutor. Es lo que toca, es normal que las jóvenes promesas busquen sus opciones para lucir en categorías superiores. El compromiso de los blanquirrojos está fuera de toda duda, todos los jugadores, sin excepción, se fajan, pelean, demuestran que quieren sacar adelante los encuentros. Otra cosa es que luego el marcador haga o no justicia, pero por si acaso los blanquirrojos tratan de que la balanza se incline a su favor.

Un estado del césped que permitía pocas alegrías y que allanó el camino del líder. Un Alavés serio, rocoso, práctico, con tablas y bien armado. La apuesta es mantener la portería a cero, que se juegue lejos de su campo y que sus tres estiletes ofensivos decidan, que su centro del campo sea superior al del rival y que haya oportunidades. Es fácil decirlo, pero difícil ejecutarlo. Borja Viguera estaba pasando desapercibido, pero cogió un balón en la frontal, hizo un regate, un defensor se resbaló, Gonzalo trató de salir al paso, pero el ariete riojano se deshizo del guardameta y tiró a portería. Ledo y Moya a punto estuvieron de evitar el tanto, pero no llegaron. Una acción, un gol. Los vitorianos, además, explotaron el balón parado. Evidenciaron que tienen buenos sacadores y buenos rematadores. Siempre transmitían sensación de peligro.

Los locales pusieron intensidad, presión, voluntad... ¿Juego? El equipo trata de aprovechar la velocidad y los espacios a la espalda de la defensa rival, quiere robar lejos de su campo (hasta que el cansancio hace mella y les obliga a retrasar unos metros la presión). Fran Sota es intermitente y cuando no participa da la sensación de que el equipo se colapsa. Olavarrieta y Tamayo, hasta que les duró la gasolina, fueron una pesadilla para los zagueros visitantes. Candelas realizó un trabajo oscuro muy importante. Metola (una nueva lesión de un central) y Moya, luego Ledo, estuvieron correctos e incluso superiores a sus oponentes. Quizá falto algo más de brillo de Toledo y Del Puente, pero les tocaba desgastarse y ayudar a sus compañeros, por lo que había pocas fuerzas para salir con brío al ataque. La sensación es que si la SDL insiste en estas sensaciones tendrá opciones para lograr su objetivo. Eso sí, en cuanto baje un puntito, se vuelve vulnerable y eso es lo último que le tiene que ocurrir al conjunto riojano. No queda otra que seguir trabajando, como sucediera en Las Llanas. Pero la actitud es la buena. De nada cabe pensar que el arbitraje fuera decisivo, un mal endémico del que los blanquirrojos deben olvidarse. Por cierto, Ledo, por suerte, sólo fue amonestado al final del partido.

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