lunes, 19 de enero de 2015

El castigo de la irregularidad

El 24 de octubre de 2014 se produjo la última victoria a domicilio de la Unión Deportiva Logroñés: 0-1 frente al Avilés. Desde entonces, 5 duelos como visitantes: Cultural Leonesa (1-1), Valladolid B (1-1), Celta B (4-2), Lealtad (1-0) y Atlético Astorga (1-0). 2 de 15 puntos, un pobre bagaje para un equipo que ansía codearse con los mejores y acabar en mayo entre los cuatro mejores. Números que obligan a los blanquirrojos a sumar de tres en tres en Las Gaunas para no perder el privilegiado lugar que ocupa. A día de hoy, una vez concluida la jornada 21 es cuarto con 38 puntos, con 3 de margen sobre el Racing de Ferrol. Es decir, sin apenas posibilidad de fallo para no ceder.

Y estas dudas que la UDL viene generando lejos de Logroño se convierten en obstáculos que impiden progresar al equipo. Es como si el bloque riojano se colapsara en determinados momentos y ante formas concretas de juego de los rivales. Recientemente, por desgracia, hay más fallos individuales en la zaga (hombres sin marca, despejes fallidos...) de lo que era habitual, ya no hay tanta seguridad defensiva, el equipo recibe más ocasiones sin que el contrario haga nada extraordinario (el ejemplo está en los sucedido el sábado pasado cuando el At. Astorga gozó de varias oportunidades para superar a Miguel).

No cabe duda de que Carlos Pouso está tratando de encontrar la solución a estos males, pero estos tropiezos, además ante conjuntos de la zona media baja de la clasificación, tensionan más a los blanquirrojos cuando deben ejercer de anfitriones. Quizá por todo ello, el UD Logroñés se ha, por así decirlo, acomodado en la irregularidad: capaz de realizar un partido sobrio, práctico y muy trabajado ante el Murcia, para llevarse la victoria ajustada, para a los seis días después mostrar una imagen diferente: más vulnerable, incapaz de presentarse en el área oponente y sin capacidad para sacudirse de un juego más directo y de choque.

En verano, nada más llegar el preparador blanquirrojo comentó que quería que sus futbolistas fueran polivalentes (poder jugar en varias demarcaciones) y para contar con esa capacidad es fundamental saber adaptarse, en el caso de las posiciones al rol que toca desempeñar. En este sentido, en Segunda B es fundamental la adaptación, no ya al rival, en ocasiones, sino también a las situaciones que discurran durante los más de 90 minutos que duran los encuentros. Algo que, durante los primeros meses de competición, parecía instalado en cada futbolista, pero que en los últimos meses da la impresión de que se olvida por momentos.

Lo que toca es seguir trabajando, recuperar esa confianza defensiva, para ir poco a poco creciendo. El hecho de que la UDL esté teniendo problemas para sumar en Las Gaunas provoca que los rivales ya no llegan a Logroño con ese miedo que imponía el equipo local, ahora los contrincantes saben que pueden rascar, que los anfitriones están exigidos a llevar la iniciativa, que no tienen esa frescura en los metros finales con la que habían destacado al comienzo liguero y que no es ese equipo que imponía su ritmo e iba sacando a sus oponentes por pegada y ocasiones.

En este sentido, escudarse en que el gol de Moisés, aparentemente mal anulado, pudo cambiar el devenir del partido sería algo pobre para un conjunto que aspira a lo máximo, otra cosa es que lo consiga (y no porque no lo intente). Ocurrió en el minuto 10, y probablemente el 0-1 dibujaba otro choque, pero también es cierto que Miguel evitó que la derrota llegara antes. De esta forma, los pupilos de Pepe Calvo, que debutaba con el Atlético Astorga, estuvieron más cómodos en un campo que impedía la elaboración y que requería tener las ideas muy claras para no cometer errores. Por ello, la UDL tiene que recapacitar para, ante determinados rivales y campos (que a lo mejor exigen un determinado tipo de juego), buscar las armas adecuadas para no ser tan vulnerables y ser más competitivos. Porque si ante el Murcia, un contrario con más recursos ofensivos y con, supuestamente, mejores futbolistas, se demuestra que se le puede ganar, no es entendible que unos días después ese mismo bloque sea tan frágil.

Ahora toca recibir al Zamora con la obligación de ganar para continuar dentro de la fase de ascenso. Una presión excesiva que hay que confiar no sea contraproducente.

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