lunes, 24 de noviembre de 2014

Inesperada derrota en Las Gaunas

El bache de juego, del que algunos hablaban a tenor de los tres empates consecutivos de la Unión Deportiva Logroñés, se prolongó con la primera derrota en Las Gaunas. Sin embargo, esa afirmación no es exacta, puesto que un equipo puede hacer todo lo posible para sacar adelante un resultado positivo, como sucedió ayer durante buena parte del encuentro, y sucumbir. Cierto que en las jornadas precedentes, el cuadro riojano había dejado dudas en algunos aspectos: control del juego, generar más ocasiones de gol, pequeñas lagunas en la línea defensiva... pero de ahí a pensar que los de Carlos Pouso fueran a menos, por prestaciones, es cuestión de apreciaciones

Es el problema de este deporte tan exigente y tan resultadista. Los números mandan y si un conjunto lleva 5 victorias seguidas nadie se acuerda de cómo está jugando, sólo de que se suma de tres en tres. Mientras que cuando las cuentas no salen (3 puntos de los últimos 12) hay espacio para sacar a flote los aspectos débiles y más vulnerables, para dar cera, para que los agoreros salgan a escena y se apunten un "ya lo decía yo". Y en esa fase parece deambular el UD Logroñés tras firmar su primera derrota en Las Gaunas ante un Coruxo, quinto en la tabla y que recorta la diferencia, a 3 puntos, que le separa de los blanquirrojos.

Encajar un gol a los 40 segundos no es fácil de asimilar. Menos cuando ejerces de local, cuando se trastoca todo lo trabajado durante la semana. Hacerse fuerte mentalmente, coger aire, asimilar el mazazo recibido y resetear los establecido  Eso cuesta y algo parecido le ocurrió a la UDL cuando Pedro Vázquez colocó por delante a los suyos tras una buena acción colectiva de los vigueses. Los de Carlos Pouso debían remar contracorriente, frente a un rival pletórico de confianza, animado por el marcador y decidido a realizar su partido.

El equipo riojano hizo lo más difícil, reponerse, dar un paso adelante y tratar de invadir el área de su rival. Lo hizo explotando, una vez más, su costado diestro, donde Titi, muy activo, estuvo por encima de su par, Ángel. Por ahí llegaron las mejores remates. El de Abaroa, en el área pequeña, que se encontró con el despeje de Fernando; el de Camochu, esta vez asistencia de Íker Alegre (intermitente como últimamente), que impactó en el larguero; el tiro potente de Jacobo Trigo tras un pase al segundo palo que Joel Valencia (poco afortunado en el desborde individual y con problemas en las tareas defensivas cuando estuvo en parte central del campo) cedió atrás para que el centrocampista empalara desde la frontal... Caso aparte fue la superioridad exhibida en los balones aéreos en los saques de esquina a favor. Lástima que tantas acciones, hasta 16, no sirvieran, al final, para nada. Pero en el primer tiempo hubo remates que se marcharon lamiendo el poste, caso de un cabezazo de Julio Rico (ejerció de central), y la cruceta, caso de Jacobo Trigo.

Había intensidad, ritmo, velocidad de juego, finalizaciones de jugadas... Evidentemente, el Coruxo, de vez en cuando, se tomaba algún respiro y el UD Logroñés lo sufría. Porque Antúnez retó, en un par de ocasiones, a Miguel. En la primera, tras un saque de banda (error defensivo), el centrocampista no se creyó tan cerca del 0-2 que tiró sin confianzas; mientras que en la segunda acabó con tiro potente desde la frontal que el portero rechazó. No fue el único peligro visitante porque Pardevila, poco ambicioso viniendo en velocidad para encarar dentro del área a Moisés, prefirió la rosca con un tiro descafeinado que detuvo sin problemas Miguel. 

El Coruxo supo sufrir las embestidas locales y llegaba al descanso con una trabajada victoria. Por su parte, la UDL debía insistir en todo lo bueno que había hecho porque era cuestión de tiempo afinar la puntería. Por si fuera poco, Pedro Vázquez, en una acción ingenua, complicó a los suyos nada más reanudarse el juego al ver la segunda tarjeta amarilla. Sin embargo, lo que se veía como una oportunidad, encarar toda la segunda mitad con un jugador más, se convirtió en un obstáculo. La postura del Coruxo fue clara: retrocedió sus líneas para juntarlas y esperar alguna contra mientras desesperaba a su rival.

Pouso buscó más dinamita con Menudo; reemplazó a Titi para ubicar en esa zona a Miguel Santos; y le dio más presencia en el área gallega con Ubis en escena dejando a Moisés en la caseta. Sin embargo, hubo un colapso. El juego logroñés se cortocircuitó, se empeñó, una y otra vez, en ser previsible, en no mover la pelota de un lado a otro, en colgar balones cuando casi siempre había superioridad rival en las disputas, en carecer de movilidad de los hombres que estaban por delante del cuero. De esa manera, fue difícil encontrar oportunidades de gol. Las hubo y en casi todas el mismo protagonista, Ubis. Primero porfío para que Fernando, en su único error, dejara un balón muerto; después remató con brillantez un buen envío de Miguel Santos pero se encontró con una gran intervención del meta del Coruxo; y en la recta final del duelo no atinó al poner el interior con la portería prácticamente vacía.

Enfrente el Coruxo, muy trabajador y realizando un esfuerzo sobrehumano, fue desquiciando a una UDL que lo intentaba, aunque sin fortuna. Además, a la contra Álex Fernández, central, pudo sentenciar tras una gran acción individual, se zafó de dos contrarios y de un Miguel precipitado en la salida, pero Gago se interpuso entre el balón y la portería cuando lo más fácil parecía el 0-2. Eran los riesgos de volcarse en aras de un empate que nunca llegó. El valor, es lógico, hay que dárselo a un Coruxo que demostró que además de la salvación, su objetivo inicial, puede pelear, si sigue por este camino, por más cosas. La UDL, por su parte, hizo méritos durante los 45 minutos iniciales como para incluso darle la vuelta al marcador. Lo intentó en la segunda parte, pero el quedarse en superioridad le nubló, le hizo precipitarse, le generó ansiedad al verse con el resultado en contra y apostó por ser un juego previsible en el que apenas hubo tranquilidad y paciencia para hacer mover a su oponente y buscar la manera de encontrar el espacio a través del cual generar ocasiones de gol.

Una derrota que supone un paso atrás en las intenciones de los hombres de Carlos Pouso, pero que no debe sino de servir de acicate para dar lo mejor de sí mismos el próximo domingo, también en Las Gaunas como escenario, ante un Racing de Ferrol, un buen rival, que querrá profundizar en el corte que parece sufrir el cuadro blanquirrojo.

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