lunes, 20 de enero de 2014

La cara y la cruz

Mientras que la Unión Deportiva Logroñés rompe su inercia negativa, después de tres partidos sin ganar, con una victoria a domicilio, curiosamente rompiendo esa imagen de fragilidad que venía exhibiendo el equipo riojano lejos de Las Gaunas, la Sociedad Deportiva Logroñés continúa buscando la forma de quebrar su mala racha: 6 jornadas sin ganar. No sólo, la falta de gol, y la ausencia de ocasiones relevantes, empieza a ser preocupante para un equipo al que los rivales le tienen tomada la medida y que comprueba que el peligro está por debajo.

La cara, por lo tanto, es la UDL que supo sufrir para acomodarse en la zona templada (a 8 puntos del 'play off' y con 6 de margen sobre la fase de permanencia). Raúl Llona repitió equipo que contra el Racing de Ferrol después de que la imagen ofrecida ante el conjunto gallego fuera la adecuada pese al empate final. Con la intención de repetir rendimiento, los blanquirrojos (ayer de azul) sí estuvieron a la altura de las circunstancias en todo momento, supieron adaptarse a lo que requería cada momento. De inicio, el duelo fue intenso con dos conjuntos intensos, que buscaban la meta rival y que presionaban en la medular. Varias aproximaciones, algún que otro susto, pero equilibrio, más o menos, en el juego. El Sporting B apostaba más por la velocidad, mientras que los riojanos querían llegar a banda y centrar, algo más elaborado. 

Pero el duelo cambió de panorama cuando Ibai, pasada la media hora, como también hiciera en Mieres frente al Caudal (en aquella ocasión fue para empatar a uno), virara el signo del choque con un lanzamiento de falta magistral (el tercer gol que anota de libre directo). Los visitantes, con la confianza que da ponerse por delante, pasaron a ser dominadores. El peligro, ahora, se vislumbraba en el área local, mientras que Miguel apenas tenía que intervenir. Parecía incluso posible un segundo gol, casi definitivo, pero la falta de puntería mantuvo la emoción. Se podía intuir un segundo tiempo en el que el filial gijonés se volcara en aras de, al menos, el empate. Con lo que no contaba la expedición riojana fue con una nueva expulsión por doble amarilla de Ormazábal ante de la hora de encuentro. Otra vez tocaba defender con uñas y dientes. Y, sobre todo, sufrir con un hombre menos durante más de media hora.

Nuevo escenario en el que la UDL supo aguantar el tipo. Cierto que los pupilos de Abelardo Fernández pudieron empatar, pero se demuestra que en Segunda B, como en cualquier categoría, para ganar hay que saber sufrir también. Miguel, seguro bajo los palos pero dubitativo en algunos despejes, mantuvo a raya a los locales. Los riojanos tuvieron que retroceder, juntar sus líneas y dejar hacer a un Sporting B que pecaba de querer llegar demasiado rápido. como si quisiera rematar sin haber realizado previamente el centro. Los riojanos aguantaban y buscaban a la contra el tanto definitivo, pero las fuerzas más que para atacar se centraban en conservar la renta. No había otro objetivo. Por fortuna, se logró.

La cruz del fin de semana la dio la SDL. Si bien la derrota fue dolorosa (segunda vez que los riojanos no suman como locales en Las Gaunas), quizá lo fue más la sensación de que a los blanquirrojos les cuesta un mundo generar ocasiones. El hecho de que los rivales sepan cómo jugar a los de Agustín Abadía pueda influir para ver las carencias ofensivas que viene demostrando en las últimas semanas el bloque riojano. Y eso que le puso ganas y voluntad, de eso no hay queja casi nunca, pero le faltó fútbol, profundidad y, principalmente, remate. Cierto que el tanto a los 9 minutos de Ito no sentó nada bien a los logroñeses. El Avilés, práctico en defensa, correoso en la medular y directo en ataque, movió sus piezas para, una vez marcado el gol, cederle el testigo de la pelota a la SDL. 

Ahí sufre el cuadro local. Le cuesta mover la pelota, llegar a los costados y generar ocasiones. Si Fran Sota, hombre que debe servir de puente entre la medular y el ataque, no encuentra su sitio, no se siente a gusto, el equipo sufre. Miguel y Rojas, sobre todo este último, tuvieron que asumir el mando de las operaciones, pero faltaba la conexión. Javi Torres exhibe potencia y transmite peligro, pero ahora está más vigilado que al comienzo de liga y le cuesta más realizar conducciones vertiginosas hacia la portería rival. Si a eso se añade que los asturianos se limitaban a destruir y a salir a la contra, la tónica del choque parecía clara. Y eso que durante una fase del primer tiempo, plagada de interrupciones y de imprecisiones, el partido se convirtió en un correcalles en el que sólo la falta del último pase impidió que hubiera más ocasiones claras. Mandaluniz, de espectador, y Ángel, casi. 

En el segundo tiempo, los hombres de Abadía tomaron la iniciativa de principio a fin. Se jugaba en campo contrario, con el desgaste que puede conllevar y el peligro que se puede generar a las espaldas riojanas. Se les veía metidos, con voluntad para, por lo menos, empatar. Tamayo y Mario Léon, más activos en el comienzo del segundo período, conectaban con Javi Torres, pero faltaba dar ese pase que permitiera quedarse ante el meta rival, que recogía mansamante algún tiro lejano. Para mayor castigo de los blanquirrojos, el Avilés, en una buena contra, dejó el duelo sentenciado en el ecuador del segundo acto cuando Arias batió, de tiro raso y desde la frontal a Mandaluniz. Dos de dos. Máxima eficacia, casi imposible.

Los riojanos siguieron intentándolo, pero no estuvieron atinados. Con Metola en el campo, se ganó en presencia a balón parado, de hecho un remate de cabeza suyo fue la acción más peligrosa de los locales y en la única en la que Ángel tuvo que poner todos los sentidos para evitar que los blanquirrojos se metieran en el partido. Pero, en ataque, poco más. Es como si se volviera a vivir lo acontecido durante las primeras jornadas ligueras cuando la SDL trabajaba por un buen resultado, hacía méritos y contaba con esa eficacia en ataque de la que ayer hizo gala el Avilés. Lo malo de esta racha de 6 jornadas sin ganar es que la clasificación se aprieta por abajo y que la fase de permanencia queda a 1 punto y que el descenso ya está a 3. Que el balance de goles ya sea negativo (26 a favor y 28 en contra) empieza a dar muestras de dónde parece anclarse el cuadro logroñés. Y el próximo rival es el Guijuelo, tercero en la tabla. Pero toca remar, con más fuerza si cabe, en la misma dirección para poder virar el rumbo.

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