lunes, 26 de octubre de 2015

Bloqueo mental

180 minutos sin marcar gol. ¿Crisis? ¿Se encienden las alarmas? 1 punto sobre 6. ¿Preocupación? Todo es relativo. La Unión Deportiva Logroñés se ajusta a la tercera posición, vive en fase de ascenso. No está mal. 18 de 30 puntos posibles. Un ritmo que le permitirá, si no hay nada extraño, repetir en el 'play off'. Sin embargo, el fútbol, en ocasiones, va de sensaciones y a día de hoy, el bloque blanquirrojo se encuentra lejos de ese equipo desbordante, desequilibrante, fresco, que martilleaba a su rival, que acosaba a su oponente, que era un canso percutiendo una y otra vez por los extremos. La magia se ha ido, la creatividad ha desaparecido. La fatiga hace acto de presencia y la cabeza no rige como debería. Las piernas lo acusan y el bloqueo mental, físico y deportivo llega a unos límites en los que parece que no hay alma sobre el campo. 

Quizá es lo que deja el empate en Las Gaunas ante un Sporting B que vino a hacer su partido, que dejó patente que su intención era que no sucediera nada en el partido. Que junto sus líneas, que cedió la iniciativa y que esperó en su campo, que se multiplicó en las labores defensivas para salir vivo de un campo al que varios equipos ya le van perdiendo el respeto (se han cedido tablas ante Astorga y el filial rojiblanco). La preocupación de los de Tomás Hervás era torpedear los ataques locales, que los blanquirrojos no gozaran de continuidad en sus acciones, que los anfitriones estuvieron espesos, no encontraran el camino. Misión cumplida. Con poco dominaron el ritmo que mejor les convenía.

Enfrente un cuadro riojano con un once muy reconocible, con la defensa que más confianza le da a Carlos Pouso (Julio Rico, Borja, Adrián León y Paredes), con un centro del campo (Jacobo, Chevi y Pere Milla) en el que hay equilibrio, lucha, creatividad, ideas, gol, llegada en segunda línea y con un ataque contrastado, dos extremos de nivel y calidad, letales con espacios (Titi e Íker Alegre) y un delantero (Carlos Fernández) que venía con gol. Incluso los cambios fueron bien gestionados en busca de cosas diferentes: Muneta por Pere Milla, Álvaro González por Titi y Carlos Fernández por Jordan (el cual según las habladurías se marcha en el mercado invernal dirección Madrid). Sin embargo, nada de nada.

Ya ni la estrategia sale a relucir. Y cuando lo hace, no tiene su efecto en el marcador. Así ocurrió en el único remate entre los tres palos -hasta cuesta decirlo- de la UDL. Falta sacada en corto hacia Paredes que envía una diagonal sobre Borja, la mete al área y allí Carlos Fernández remata para batir a Javi. Acción invalidad por supuesto fuera de juego del central cántabro. Pero después de esta jugada, un remate desviado de Julio Rico y poco más, algún tiro lejano de Chevi, si acaso, y de Adrián León. Pobre bagaje para un conjunto que aspira a todo, que deslumbró con chispa durante pretemporada y en algunos partidos del comienzo del curso, pero que va perdiendo continuidad.

Habrá quienes opinen que se empieza a acusar la Copa del Rey. Puede ser. O no tiene nada que ver. Cierto que las sensaciones, a día de hoy, no son buena. Por ahí pueden ir los pitos que se escucharon cuando terminó el encuentro. Una cosa es una cosa y pitar a estas alturas, por muy atascados y ofuscados que estuvieran el domingo los blanquirrojos, es otra bien distinta. Calma, tranquilidad. Que la ansiedad no llegue, que la precipitación no aparezca y que los resultados propios acompañen para revertir esta situación, seguro que pasajera. 

Lo que sí es cierto es que la UDL está sin gol, 180 minutos sin marcar y sin generar ocasiones. Ese es el problema, no la ausencia de gol, que también, lo es más la incapacidad para fabricar oportunidades. Y mucho menos en posicional, en estático. Ahí le cuesta un mundo. Ya se pudo comprobar la temporada pasada y como era de esperar continúa en el actual curso. Es pronto para precipitarse, es esperable la reacción, el cambio de inercia, pero es evidente que los rivales ya saben cómo se le puede cortocircuitar a un equipo que necesita los espacios, que tiene que correr para genera fluidez, que si tiene la inspiración te mata con 15 minutos gloriosos. Lo malo es que el primer puesto queda ya a 5 puntos y que la próxima semana toca visitar al Pontevedra, quinto en la tabla y enrachado.

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