lunes, 14 de abril de 2014

Luces y sombras

Llega el momento de la verdad y, sobre el papel (es lo deseado), sólo quedan 360 minutos para confirmar la continuidad de los dos equipos riojanos en Segunda B. Claro que cada uno afronta esta recta final con diferentes sensaciones y con distinto margen respecto a la zona peligrosa. Por un lado, aparece una Unión Deportiva Logroñés que saca 4 puntos respecto al puesto de promoción y 8 al descenso (muy mal lo deberían hacer para caer a Tercera directamente, es más sería hasta merecido). Cultural (con 1 punto más que los blanquirrojos), Racing (llegará líder a Las Gaunas), SDL (derbi y necesidad de los de Abadía) y Compostela (puede que no se juegue nada) son los cuatro enfrentamientos que le quedan al cuadro dirigido por Raúl Llona. Las dudas son evidentes para un equipo que, como ha sucedido varias veces, hace méritos para, como mínimo, no perder, pero acaba cediendo la derrota por deméritos propios, por falta de contundencia en las dos áreas. Y eso a estas alturas de la temporada penaliza, como aconteció ayer en Las Gaunas.

Por otro lado, está la Sociedad Deportiva Logroñés, actualmente en puesto de promoción, pero con la energía y la mentalidad más que necesaria para no caer más abajo, el descenso está a 4 puntos y la salvación queda a 1. Noja (colista y matemáticamente ya en Tercera), Tropezón (que no acaba de escapar del la parte peligrosa), UDL (en idéntica situación que los cántabros) y Ourense (sin ningún objetivo que disputar, probablemente) son las cuatro estaciones que debe hacer el cuadro riojano para mantenerse en la categoría. Tal y como está la situación, jugar la eliminatoria de promoción es un mal menor y una bola extra que queda ahí, pero también es una cara y cruz, un extra de agonía, sufrimiento y de tensión mental. Mejor evitarla. Y por lo demostrado en El Plantío, los de Agustín Abadía, luchadores en el ADN, tienen las cosas claras para estar lo más cerca posible de la continuidad. Sólo así se puede entender un triunfo, merecido, a domicilio después de 4 meses. La capacidad que demuestra este bloque para centrarse en cada partido, independientemente de las dinámicas, disputarlo como si fuera el último y entregarse en cada lance es lo que puede conducirles a la salvación.

En este sentido, la SDL supo profundizar en la crisis de resultados de un Burgos que está dilapidando en las últimas semanas sus opciones no ya de fase de ascenso, sino de poder estar presente en la próxima edición de la Copa del Rey. Pero claro, eso a la SDL le traía sin cuidado. Lo que importaba era lograr un resultado positivo para demostrar que este equipo no se rinde, que podrá estar o no acertado, pero que lucha hasta hasta el final, que a lo mejor no consigue sus metas, pero que lo va a intentar hasta la extenuación. De momento, va por el buen camino. Apoyado por aficionados que se desplazaron hasta Burgos, los riojanos demostraron compromiso, fe en sus posibilidades y capacidad para seguir en la división de bronce. La victoria fue merecida ante un rival que se fue apagando, atenazado en ataque y sin ideas. La intensidad visitante, el trabajo individual de cada jugador riojano y el esfuerzo colectivo para evitar que su rival estuviera cómodo sobre el campo se acusó desde el inicio.

La predisposición, tras la jornada de descanso, fue total. La entrega, máxima, y así es más fácil conseguir lo que uno pretende. Los riojanos supieron sufrir cuando tocó, tampoco lo hicieron en demasía, fueron apagando el ímpetu de los locales, cerrando su portería y mirando cada vez con más decisión a Aurreko. No era un duelo para salir en tromba, sino para saber mitigar a su rival, bloquearlo y en eso la SDL ha demostrado pericia y conocimiento desde el banquillo, además de buena ejecución en el campo. Y eso no es sencillo de obtener. Pero cuando la predisposición es máxima, cuando la mente carbura y las piernas responden todo es posible. Mientras Mandaluniz resolvía ante Arkaitz, Tamayo gozó de oportunidades para dar tranquilidad a los suyos en la primera mitad.

Se presentaba un segundo tiempo en el que el Burgos debía dar un paso adelante para ganar ante su afición porque parecía claro que la SDL estaba a gusto, se veía con opciones si mantenía la línea exhibida durante el primer período. Con clarividencia, los visitantes se fueron haciendo con el mando del partido ante la impotencia local. Además, Abadía tenía un plan y éste pasaba por ponen en escena a Javi Torres. Su presencia, al final, resultó decisiva en el tanto de Laencina. No en vano, una galopada suya de 50 metros le puso en bandeja el gol al de Ribafrecha, que una vez más, marca goles decisivos para su equipo. Aún quedaban casi 20 minutos y se podía intuir que los de Calderé intentarían buscar el empate. Pero por fortuna, y gracias al trabajo de la SDL, Mandaluniz no sufrió. Ahora, este bloque debe dar continuidad a lo mostrada en El Plantío con la visita del colista Noja a Las Gaunas. Que nadie se fíe porque costará sumar los 3 puntos en litigio.

Por su parte, la UD Logroñés insiste en mostrarse estéril en las áreas para no acabar de dar el paso definitivo para sellar su permanencia en Segunda B. Todo parecía estar de su lado para llegar a Semana Santa con casi los deberes hechos después de su victoria en Guijuelo. Pero está claro que este equipo no es lo contundente que debe. Si propone, busca alternativas para atacar, trata de llegar por los costado y se hace con la pelota, le falta remate. Como consecuencia, deja espacios en la retaguardia y su rival tira de efectividad para aprovechar errores defensivos de los logroñeses para generar ocasiones de gol. Es decir, que lo vivido ayer en Las Gaunas no es nuevo. Si, por el contrario, la UDL aboga por ser práctica, dosificar esfuerzos, aburrir al personal, pero ser más directo los triunfos, como los dos últimos cosechados como local, están más cerca. 

El aficionado blanquirrojo se quejaba, y con razón, de que esta UDL había mutado su personalidad en casa; con dudas en ataque, más práctico y menos ambicioso. Sin embargo, ayer ante el Zamora recuperó, por momentos, parte de las señas de identidad que tantas alegrías les dieron durante la primera vuelta: llegada por los extremos, juego entre líneas, elaboración... Pero ese dominio sirve de poco si no se marca. Ubis, con un remate de cabeza, tras centro de Javi Rodríguez fue la ocasión más clara de la primer mitad. 45 minutos en los que la UDL insistió en tiros frontales: Ibai y Goñi, varios centros desde las bandas y actividad desde el costado zurdo. El Zamora replegado, sin opciones de salir a la contra, agazapado y esperando a que la intensidad y el ritmo de los locales bajara.

Y eso hizo en la segunda parte. A los 37 segundos ya se pudo poner por delante, pero Dalmau, de tan fácil que lo vio, no superó a Miguel. De nuevo un error defensivo, la velocidad de Jorge Hernández y un pase de gol para que su compañero se presentara ante el meta riojano sin obstáculos. Fue un aviso. Pese a ello, la UDL mantuvo la compostura. Gil tuvo el 1-0 tras un córner, pero su remate, en el área pequeña, con el pie y libre de marca, se marchó alto. Previamente, Raúl Llona, que apostó por dar continuidad al once que ganó en Guijuelo, dio entrada en el juego a los goleadores de la semana pasada: Barrón e Iriarte. Pero mientras que el extremos estuvo bastante inoperante y desacertado, el delantero apenas pudo entrar en juego, a pesar de mostrar actitud. Además, Moisés salía a escena por Goñi, que una par de jugadas antes había hechos gestos de dolor. Precisamente, el centrocampista riojano perdió un balón en el pico del área, Alberto Prada fue con decisión a por la pelota y Zubiri la quiso romper. La mala suerte hizo que el esférico, tras el rebote, se le quedara manso al capitán zamorano que, dentro del área, tuvo tiempo para pensar. Su tiro, potente, superó a Miguel por su palo. 0-1 y 17 minutos pare tratar de reaccionar.

La hubo, aunque con cuentagotas, sin muchas ideas y un poco aturullados, pero, por lo menos, se intentó. La zaga visitante se multiplica. El central Ramiro evitó dos posibles goles, uno con el pecho y otro lanzándose al suelo, a sendos tiros de Nando y Ubis. Imanol y su defensa, además, se mostraban sólidos en los balones aéreos, por lo que era complicado lograr el empate. Iriarte, con una dejada de cabeza, provocó que la pelota se paseara por la línea de gol sin que ningún blanquirrojo llegara a rematar. Era difícil empatar y como consecuencia, el Zamora hasta buscó a la contra la sentencia, con un tiro cruzado de Di Biase que despejó Miguel. Dos sustituciones finales de Roberto Aguirre sirvieron para enfriar el duelo e impedir que la UDL acabara volcada sobre la portería de Imanol. Hay que reponerse, sobre todo, para que esta derrota no pase factura a la mente y para asumir, una vez más, que los errores se pagan.

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