lunes, 21 de abril de 2014

Los deberes siguen sin hacerse

La Unión Deportiva Logroñés no acaba de asegurar su continuidad en Segunda B. Cierto que en el Reino de León incidió en un mal que viene adquiriendo mucho protagonismo en este equipo desde hace dos campañas, la falta de gol, pero también hay que destacar que los blanquirrojos regresaron con tres tantos en contra. Algo, es evidente, no se hizo bien. Puede que escudarse en la nula capacidad rematadora puede servir para poner un parche, pero cuando un equipo cae por 3-0 no todo es culpa del endeble ataque, algo, aunque sea poco, tendrá que ver que Miguel, quizá el menos responsable, haya recibido tres goles. El fútbol, independientemente del estilo escogido, se decide en las áreas. La forma en cómo llegar a la meta rival y en cómo tratar de evitar que la pelota ronde la propia es lo que se intenta trabajar durante la semana. Se podrá elaborar, ser más directo, presionar o no la salida del rival, juntar las líneas, adelantar la defensa o no, aguantar en campo propio... pero al final lo que decide los partidos son los goles. Muchas veces este deporte es ingrato porque puedes trabajar para generar ocasiones y evitar que el rival las tenga, y el resultado no acompañe. Y otras, que suceda lo contrario. Sin embargo, lo más habitual es que cuando un equipo insiste en un estilo, siempre y cuando lo depure y evite repetir errores, el rendimiento final será el más satisfactorio posible.

Pero en el caso de la UD Logroñés hay cosas que se escapan. Un equipo que comenzó el curso apuntalando una señas de identidad (presión en la medular, intensidad, centros laterales y elaboración, si se puede, entre otras) que con el paso de las jornadas se derivaron a otras (más juego directo, nula puntería, errores defensivos individuales, fragilidad mental...). La consecuencia de esas variaciones pueden haber provocado que a falta de 9 puntos por disputarse, los blanquirrojos sean 14º con 39 puntos, con 2 de ventaja sobre la fase de promoción (lugar que ocupa el Coruxo) y con 5 sobre el descenso (Caudal). Por delante 3 choques: la visita del líder Racing (lleva 2 empates seguidos y saca 5 puntos al segundo de la tabla), la disputa del derbi riojano como visitante ante la SDL (actualmente jugándose también la permanencia) para despedir la liga en Las Gaunas frente al Compostela (que lo más seguro es que venga sin nada en juego). Es decir, que la UDL depende de sí misma, lo cual no se sabe muy bien si es bueno o malo, dados los vaivenes de este conjunto.

El ejemplo se volvió a ver frente a una Cultural Leonesa que, con el triunfo, prácticamente ha sellado la permanencia, tiene 43 puntos. Los riojanos salieron timoratos o el cuadro de Luis Cembranos estuvo más activo de inicio con varias llegadas al área, con un posible penalti de Gil y con la sensación de que la zaga blanquirroja (la novedad fue la entrada de Ormazábal por Zubiri, probablemente uno de los futbolistas más en forma del equipo) cometía demasiadas imprecisiones. De hecho, a los de Raúl Llona les costó estirarse y optaron por aguantar y confiar en que el empate se mantuviera el mayor tiempo posible. Cuando la UDL se sacudió la presión inicial, la banda izquierda, con Barrón (titular en detrimento de Javi Rodríguez), resultó ser el punto de apoyo de los ataques visitantes, aunque sin mayores consecuencias para Toño. Sin embargo, el equipo local, por mediación de Diego Torres, se adelantó cuando el duelo se encontraba equilibrado, algo que tampoco es nuevo para los riojanos. Apenas había transcurrido media hora y la UDL debía exponer más, con el peligro que eso supone ante las contras de los oponentes, si quería sumar en el Reino de León.

El tanto no pareció afectar a los visitantes, que buscaron el empate por la vía rápida y Barrón tuvo las tablas en sus botas, pero Toño le ganó el uno contra uno. Y acto seguido fue Ubis el que tras un buen control, mandó la pelota alta. La UDL quería, pero con lo que se encontró fue con el 2-0 antes del descanso tras un penalti, por mano de Ormazábal. Góngora no falló desde los once metros para dar tranquilidad a los suyos. En el segundo tiempo, no quedaba otra, los riojanos salieron más intensos, una situación que se acrecentó con la aparición de Iriarte en el campo, lo que obligó a la UDL a ser más vertical y a estar más tiempo en campo rival. En este sentido, la Cultural dio un paso atrás, le cedió el balón a su rival y esperó en su campo para salir a la contra. La consecuencia fue que le cuadro visitante miraba a Toño de frente. Iriarte, mediado el segundo tiempo, pudo recortar distancias, pero Raúl Torres sacó bajo palos con el meta ya batido. Acto seguido fue Gil, tras un córner, el que pudo marcar. La Cultural estaba concediendo mucho terreno a los riojanos que si afinaban su puntería podían dar un susto.

La insistencia blanquirroja tuvo su punto álgido con el tiro de Ubis al larguero en el minuto 81. Fue como el punto de inflexión, ya que a partir de entonces, la Cultural dejó de sufrir. Es más, a la contra, como prácticamente estaba previsto desde el inicio del segundo período, el conjunto leonés certificó la victoria con el gol de Ortiz a 3 minutos del final. Por si fuera poco, Iriarte, con una entrada a destiempo, vio la roja. Una muestra más de la falta de concentración existente porque se podrá estar con las pulsaciones a mil, pero flaco favor se hace con una expulsión que le impedirá estar, como mínimo, ante el Racing y poder ayudar a su equipo en su intento de mantener la categoría, algo que no será sencillo. Ahora, una semana por delante para preparar el choque ante el líder con la necesidad imperiosa de sumar, para analizar los errores que condenan a la UDL a estar en la situación que está y para hacer frente común y buscar la manera de solucionar la papeleta. Puede que sea el momento de asumir responsabilidades (y de que algunos jugadores den un paso adelante), una cuestión que, históricamente, casi nunca ha ocurrido en este club.

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