Situación inmejorable

Hablaba Carlos Pouso el pasado viernes que el fútbol sólo entiende de dominar las áreas, de meter y que no te metan. Pues eso hizo la Unión Deportiva Logroñés en Do Vao. Ante un Coruxo que no había perdido como local en esta segunda vuelta, el conjunto blanquirrojo demostró que sabe de qué va este deporte. Solvente, práctico, solidario y compacto en las tareas defensivo y letal en ataque, pese a las numerosas oportunidades desperdiciadas de gol sí o sí en la segunda parte. Sin apenas concesiones a la galería, siempre hay alguno, la UDL evidenció que encara la recta final de la liga regular en la mejor predisposición posible, que el tropiezo ante el Valladolid B ya está superado y que quiere ser uno de los tres que acompañe al Oviedo como representante del grupo I en la fase de ascenso.

15 puntos en juego. Racing de Ferrol, Celta B, Marino de Luanco, Lealtad y Langreo. 5 choques en los que alternará ejercer de visitante y de local. Un rival directo, otro que es un filial (tienden a atragantarse) tiene la permanencia a 2 puntos y 3 equipos en puestos de descenso, uno ya abocado a Tercera. No se puede escapar. Sería imperdonable. La presión, la ansiedad, los nervios... ese abismo del que tanto le gusta hablar a Carlos Pouso cuando las cosas no salen bien ese el único enemigo posible. Ni eso. 

Porque si la UDL ha evidenciado, salvo algún que otro partido, que transmite buenas vibraciones como bloque cuenta con individualidades fundamentales a lo largo de una temporada. Que un futbolista marque por quinta jornada consecutiva quiere decir que, más allá de la regularidad mostrada durante los 90 minutos, tiene a un jugador de dulce, con confianza, consciente de que va a celebrar un gol sí o sí. Menudo. Un sevillano que comenzó dando alegrías a los aficionados riojanos, que se marchó mentalmente por unas semanas, pero que volvió asentado en el once y dispuesto a ayudar a este equipo en lo que hiciera falta: de '9', pegado a la banda izquierda e incluso jugando por dentro. En todos lados ha mostrados su habilidad en el desborde, ayer en el tanto dejó un recorte de los que hacen pupa a los defensa, sus pases al espacio y su olfato goleador tanto para fabricarse las jugadas como para finalizar, con voleas explosivas, un buen pase de un compañero.

Pero en Do Vao también emergió la figura de uno de esos futbolistas con poquísima participación: Álex Santelices. El central sub'23 (ha jugado como lateral zurdo) ha alternado apariciones, casi siempre lejos de Las Gaunas y ha dejado dudas. En Somozas regresó al once, completó una buena actuación, el equipo ganó, pero Pouso ya tenía en mente que la pareja de centrales titulares era Moisés y Julio Rico. Con Jacobo Trigo sancionado y Abaroa lesionado, Pouso apostó por adelantar la posición de Julio Rico lo que dejaba una vacante en el eje de la zaga. Zubiri o Álex. El segundo le ganó la partida al riojano por la sencilla razón (alguna más habría) de ser zurdo, ya que el técnico vasco quería orientar los despejes, buscar posible diagonales o incluso balones paralelos sin tener que armar demasiado la pierna. Visto el rendimiento ofrecido, la decisión fue acertada.

Sería injusto no destacar a los 12 restantes futbolistas que saltaron al campo defendiendo la camiseta blanquirroja, pero tanto Menudo como Álex, por diferentes cuestiones, demostraron la capacidad con la que cuenta este grupo. Porque la UDL, salvo unos minutos iniciales en los que el Coruxo quiso imponerse, dominó los tiempos de un duelo en el que los riojanos supieron incomodar a los vigueses hasta el punto de desquiciarlos para ir durmiendo el choque para despertarlo con el sobresalto de marcar un gol justo antes del descanso.

Un tanto que permitió a los de Pouso juntar sus líneas, centrarse en bloquear a su oponente e impedir que gozara de oportunidades para lanzar transiciones rápidas con las que ir aumentando la diferencia. Mientras que el trío de la medular (Julio Rico, Chevi y Muneta) se desgastó en la faceta defensiva y en arropar a sus defensas cuando la ocasión lo requería, la línea de atrás se multiplicó en los balones aéreos y en evitar las internadas por los costados. De esta manera, los extremos y el delantero podían campar a sus anchas con espacios a la espalda de la defensa local. En este apartado, Menudo siempre estuvo en todas las acciones ofensivas peligrosas de los visitantes. Miguel sacaba, Ángel cedía a su portero y el sevillano, más listo, mandaba alto con Brais ya batido. Menudo, ahora en plan asistente, permitía que Joel Valencia, tras driblar al portero, lanzara pero Ángel rebañó la pelota cuando estaba a punto de convertirse en gol. El sevillano, un dolor de cabeza para los vigueses, regateó en una baldosa a Brais para marcar, pero ahora fue Pazó, con la duda de saber si el esférico había rebasado por completo la línea o no, el que se interpuso en la celebración del 0-2. Y para concluir, el 'pichichi' blanquirrojo cedió para que Íker Alegre fuera trabado dentro del área en lo que pudo ser penalti. Ocasiones todas ellas clarísimas.

En el otro lado, salvo balones bombeados, acciones de estrategia y algún tiro lejano el Coruxo apenas incordió a Miguel, La oportunidad más diáfana fue una ligera descolocación de la zaga riojana, que estaba más adelantado de lo habitual. Un buen pase entre lateral y central permitió que Rafa Mella, entrando en segunda línea, se quedara ante Miguel. Con muchas cosas en la cabeza y sintiendo el aliento en el cogote de Álex Santelices, el futbolista local se asustó, o algo parecido, al ver al capitán riojano, ya que tiró, incomprensiblemente, fuera el balón. Lo mejor fue que este tipo de jugadas no se repitieron, esto es, que el la UDL supo corregir sus errores.

De esta manera, es más fácil alcanzar el objetivo y estar  en poco más de un mes en uno de los bombos que sortea la fase de ascenso a Segunda. Un objetivo que siempre se le ha exigido al UD Logroñés y que nunca antes de esta temporada había acariciado (hasta esta campaña la mejor clasificación en Segunda B, bien al final o durante la competición, había sido la quinta posición).