lunes, 23 de febrero de 2015

Empate para crecer

Sin miedos, la Unión Deportiva Logroñés demostró este domingo que es un equipo preparado para afrontar retos. Es un bloque al que le gusta enfrentarse a los mejores, no teme medirse a ellos, complicarles la existencia y si puede, ganarles. Por lo menos, rara vez defrauda y no está a la altura de las circunstancias Ahí están sus números en duelos contra los nueve primeros de la tabla: sólo dos derrotas, en el Carlos Tartiere (1-0, con la famosa jugada de por medio) y en Las Gaunas, ante el Coruxo (0-1), merced a un gol nada más comenzar el encuentro. Otro cantar son esos desplazamientos a campos en los que hay que cambiar de chip (pero eso es otra historia que no viene a cuento). Por lo tanto, la capacidad competitiva de los blanquirrojos es la correcta, la de un conjunto que va a estar ahí, peleando por un lugar entre los cuatro primeros.

Podía haber dudas lógicas respecto a cuál iba a ser el comportamiento del UD Logroñés ante el líder de la categoría. Un Oviedo que llegaba a Las Gaunas con una dinámica sobresaliente y que se marchó sumando su undécima jornada consecutiva sin perder (8 victorias y 3 empates). Pero lo relevante fue el rendimiento de los hombres de Carlos Pouso. Más allá del punto obtenido, puede parecer un botín escaso, pero hay que darle su valor e importancia, los blanquirrojos evidenciaron que están preparados para combatir, para mantener un pulso contra cualquier rival y eso, de cara a la fase de ascenso es muy positivo. Vale, que hay que pensar en retos más cercanos, pues sí, pero uno ya puede ir atisbando hechuras de equipo con poso en determinados encuentros (quizá le falte el de ser dominador de los partidos ante rivales, sobre el papel inferiores, y asumir el peso del encuentro).

Porque la UDL no dudó en apretar, en presentarse en campo rival, en agobiar a su oponente, en adelantar mucho su línea de presión para que el Oviedo no pudiera sacar el balón de manera limpia. Así provocó imprecisiones en la elaboración de los asturianos. Con un muy activo Sergio Martínez, anticipándose siempre a su par, el juego se desarrollaba lejos de la portería de Miguel. Los de Sergio Egea no estaban cómodos, les costaba concatenar pases, mérito de los riojanos, y perdía muy rápido la pelota. Así llegó un robo del lateral zurdo, un balón que recoge Chevi, conduce y se mete en el área, cede para Joel Valencia, con la fortuna que el esférico le vuelve al madrileño (que estaba en posición de fuera de juego) tras pegar, de rebote, en la pierna a David Fernández, y el centrocampista bate por el palo corto a Esteban. Pero hubo que esperar porque el asistente estaba con el banderín levantado. El árbitro consultó con su colega y finalmente concedió gol.

10 minutos en los que la UDL había aprovechado su única ocasión. Un gol podía templar el ímpetu de los locales. Al contrario. Chevi y Muneta corrían de un lado a otro para impedir que Erice y Omgba se pudieran girar con comodidad. Por si acaso, Jacobo Trigo, sin dejarse ver, ayudaba a sus compañeros donde se le requiriera. Joel Valencia, chispeante con la pelota, eléctrico, filigranero pero con precisión, demostró que no es sólo un jugador que vale como revulsivo. Lástima sus molestias en el codo porque a buen seguro que hubiera sido un valor seguro de peligro durante el segundo tiempo. Probablemente firmó uno de esos partidos en los que sólo le faltó el gol porque se vacío tanto en ataque, algo que ya se sabía, como en defensa, lo cual agradecieron sus compañeros. Pero si el ecuatoriano presionaba con todo, Miguel Santos, desde el otro costado, y Menudo, como referente, continuaban con esa labor de desgaste en la confianza de un Oviedo limitado en el que sus mejores hombres no entraban en juego: Linares, desasistido, Borja Valle y Dioni, sin presencia, y Héctor Font, intermitente. La mejor noticia fue que en la primera mitad, Miguel apenas tuvo trabajo, si acaso un tiro manso que detuvo en dos tiempo el capitán blanquirrojo, y un remate de cabeza del 'pichichi' del grupo que se fue desviado.

Se intuía, como así sucedió, que el Oviedo iba a apretar en la segunda parte. Lo hizo metiendo más gente por dentro. Con Susaeta ya en el campo, Sergio Egea lo juntó a Héctor Font para que Erice, en ocasiones, se metiera como un tercer central para sacar el balón. Un hecho que provocaba que la buena presión de los riojanos fuera diluyéndose. Tocaba replegarse, tapar líneas de pase y juntarse. Con Titi -cuando sale como sustituto parece no estar tan metido como cuando actúa de titular- ya en escena, los laterales ovetenses se incorporaba más al ataque, lo cual exigía un esfuerzo extra para los extremos blanquirrojos. Miguel Santos, que acabó tocado, y Titi tenían que ayudar y ahí Zubiri acusó que el gijonés no fuera algo más solidario. Borja Valle y Dani Bautista buscaban las cosquillas al defensor logroñés y de ahí llegaron los primeros avisos con varios centros al área. 

Previamente a eso, el UD Logroñés pudo finiquitar el duelo, pero Esteban -pitado cada vez que tocaba la pelota- lo evitó con tres intervenciones consecutivas: tiro de Joel Valencia, remate de Moisés y volea de Menudo. Un espejismo durante los siguiente minutos con un Oviedo decidido a por el empate. Linares remataba de cabeza un buen envío desde la izquierda, pero Miguel reaccionaba con destreza. El meta sacó, a continuación, una gran mano abajo a un tiro de Dioni, que realizó un control soberbio dentro del área. Donde ya no pudo llegar fue al envío de Erice al punto de penalti buscando la espalda de los centrales (Moisés y Julio Rico, que regresaron al once tras volver de la sanción) para que Linares, lanzándose al suelo, tocara para la llegada de Dioni, que estableció la tablas.

Todo ello mientras Ubis esperaba para entrar en escena. El delantero, que se reencontró con su público, sustituyó a un Muneta, sin fuelle y menos participativo que en su debut. Es como si la UDL quisiera agitar el choque, se estiró un poco y pisó campo contrario, pero le faltaba ese último pase, ese centro bien puesto a la llegada de un compañero. Ubis imprimió carácter en la presión, pero el equipo, dado el esfuerzo realizado, estaba cansado y el correcalles en el que se convirtió, por unos minutos, el duelo provocó que hubiera como dos unidades, la de defensa y la de ataque. Con esa dinámica, el Oviedo, que ya sabía que el Murcia perdía en casa ante el Coruxo apostó por enfriar el encuentro. Y eso que si hubiera apostado por el triunfo lo podía haber conseguido ante un rival valiente que no le perdió nunca la cara y que hasta agradeció esa pausa.

En definitiva, un punto, un buen punto, para el UD Logroñés, que es tercero en la tabla, que ha visto como Murcia y Racing de Ferrol han perdido en casa y que ha comprobado como el Guijuelo, después de 5 derrotas, vuelve a ganar. Un empate que deber servir para crecer, para confirmar que la UDL es un bloque altamente competitivo que sabe fajarse ante los mejores. Ahora la prueba de fuego llegará el próximo domingo, ante el Sporting B, en horario matinal.

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