miércoles, 5 de junio de 2013

Campeón en los penaltis

Mientras la alegría se desbordó en las filas del Casalarreina, la tristeza se apoderó de los seguidores de la Oyonesa B. La diferencia la marca el haber ganado el título de la Copa Federación. Para darle más emoción, tensión, sufrimiento y nerviosismo... es decir, para que el corazón se acelere y desacelere el campeón se decidió en los penaltis. Algo a lo que ambos equipos ya ensayaron en semifinales. Quiero esto decir que el equilibrio, aunque sea a efectos de resultado, ha sido la tónica dominante en las dos últimas rondas de la competición. El empate a uno final después de los 90 minutos propició que La Salera, sede del choque, disfrutara de una tanda vibrante en la que el Casalarreina se llevó el gato al agua. Casualidad o no, la verdad es que la Oyonesa, de haber sido un combate de boxeo, mereció, a los puntos, el triunfo. 

De hecho, desde el pitido inicial, los hombres de Jesús Duque estuvieron más cómodos sobre el césped. Se les veía seguros y decididos tanto en defensa como en ataque. Aguerridos, como siempre, para incomodar a un rival al que le pudieron los nervios. Los alaveses, como consecuencia, llegaban al área rival y antes del cuarto de hora ya se habían adelantado por mediación de Sevilla. Los riojalteños estaban fuera de sitio, como superados; incómodos. Las ganas de los blanquiazules impedían a los amarillos desarrollar su mejor versión. Con el gol, la Oyonesa B retrasó, un poquito, sus líneas para ceder la iniciativa a su oponente. Lo hizo sin meterse en su campo con el objetivo de robar en la medular y salir al contragolpe para hacer daño. Pese a ello, los de José Mari Alonso no le cogían el aire al duelo. Sin chispa en ataque y dando muestras de cierta impotencia para batir a Unai. Todo lo contrario que los alaveses, que perfectamente podían haberse ido al descanso con un marcador mejor si Arkaitz o Borja hubieran estado más acertados ante Diego.

El Casalarreina debía dar un paso adelante. Lo necesitaba. Pero enfrente había un equipo serio y ordenado que estaba convencido de que no se le podía escapar la final. Los blanquiazules insistían en lo que tan buenos réditos el había dado durante la primera parte, mientras que los amarillos ahora intentaban ser un poco más verticales, aunque sin disfrutar de ocasiones claras para lograr el empate. El tiempo pasaba y mientras la Oyonesa B se reafirmaba en su postura y cedía el terreno para salir a la contra, el Casalarreina apelaba a las acciones de estrategia para meter el miedo en el cuerpo a su rival. Al menos se les veía con algo más de mordiente. Adrián Santos pudo acercar el título a los alaveses, pero como el fútbol es caprichoso a 2 minutos del final, el cuadro riojalteño forzó los penaltis tras una buena combinación que finalizó Adrián. Mazazo para los blanquiazules y chute de adrenalina para los amarillos.

Llegaba la tan temida tanda de penaltis. Una lotería para muchos. Controlar los nervios, la presión, manejar la ansiedad... aquí ya no se habla de fútbol porque hay otros factores más predominantes. Lanzaba primero la Oyonesa B. Adrián Santos tiraba y Diego se lo paraba. Álvaro ponía por delante al Casalarreina; 0-1. Sevilla empataba para los blanquiazules; 1-1. Gerardo ponía el 1-2. Arkaitz tiraba alto y Darío daba un paso de gigante para conquistar el título, 1-3. Velilla, obligado, recortaba distancias; 2-3. Villalba anotaba para alegría de los suyos; 2-4. Victoria para los riojalteños, más acertados que los alaveses. Enhorabuena a los vencedores y dar mucho ánimo a los perdedores, sobre todo a los que fallaron su penalti porque seguro que el fútbol les da la oportunidad de redimirse. Toca levantarse. La nota positiva de la final fue el gran ambiente que se vivió en La Salera, mientras que fue una lástima que el trofeo fuera entregado por alguien de la Federación en el campo. Con este partido, se cierra la temporada de Regional.

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