lunes, 14 de septiembre de 2015

Final feliz en El Sardinero

9 de 12 puntos. No está nada mal. Si esto fueran matemáticas, el UD Logroñés alcanzaría los 85 al final de la liga; podría decirse que hasta firmaría el liderato -con permiso del Guijuelo que suma 10 y podría llegar, con el actual promedio, a los 95-. Pero más allá de números, siempre importantes, están las sensaciones que este equipo transmite. En Las Gaunas, de momento y que todo siga igual, se muestra intratable, excelso, superior ante sus rivales, dominador y con gran capacidad para generar ocasiones, además de seguro en defensa. Quedaba por adivinar por dónde iban los tiros como visitante. Ante el Racing de Ferrol, independientemente del marcador, el bloque riojano no estuvo cómodo ni en ataque ni contundente en defensa. Jugar en El Sardinero ante el Racing, por mucho que le esté costando arrancar, era una prueba de fuego.

El resultado, 0-1, indica que se superó con nota el difícil compromiso. Otra cosa es cómo fue el devenir del choque, evidentemente condicionado por el gol de Borja a la media hora. Si hasta el tanto se vio a una UDL dominadora, controladora de los tiempos, consciente de su capacidad, generadora de oportunidades y segura defensivamente, con el resultado a favor tocó presenciar otro partido. Ahí el cuadro blanquirrojos, este domingo de azul, mostró otras virtudes y otros defectos, según se quiera puntualizar en un lado o en otro. Pasó a ser dominado por un equipo que evidenció falta de remate, que percutió por los costados, que hacía daño con la llegada de jugadores en segunda línea y que mostraba sus garras a balón parado -remató muchas aunque de manera defectuosa-. 

El UD Logroñés se tuvo que poner el mono de trabajo, trató de aguantar, de oxigenarse, de salir airoso de los constantes ataques de los cántabros. Lo hizo. Para ello se agarró a Miguel, siempre Miguel. El capitán sacó bajo palos lo que parecía el empate con un remate a bocajarro, previamente Paredes se había adelantado a un pase de la muerte que le llegaba franco a un rival. El descanso fue un alivio para un equipo, el riojano, que estaba sufriendo y que apenas pasaba de su campo. El arrollador comienzo del Racing en el segundo tiempo disparó las alarmas. Los de Munitis llegaban con claridad, desbordaban por los extremos... sólo les faltaba acertar con el remate. Demasiado aviso. Eso provocó que Carlos Pouso tuviera que echar mano de Muneta para tratar de recuperar la parcela ancha del campo, clave para entender el buen funcionamiento de la UDL. 

Pero ni con el futbolista vasco, el cuadro visitante encontró la fórmula para resolver la ecuación. El 0-1 obligaba a un Racing que terminó fulminado, desgastado. Las contras visitantes podían sentenciar, pero salvo un tiro de Paredes y otro de Titi, muy peligroso, el UD Logroñés apenas intimidó. Tocaba apechugar. Adrián León y Jacobo, superados en la medular, se fajaron para solidarizarse con sus compañeros, ayudar en todo momento en las labores defensivas y defender con uñas y dientes el marcador. El agobio, lógico, de los locales se fue disipando a medida que el desacierto y el cansancio hacía mella en el Racing. Miguel repelía balones, exigía activación en las acciones a balón parado y buscaba la manera de perder tiempo cada vez que la pelota se iba fuera. Bajar el ritmo, encontrar la pausa.

Sin duda el esfuerzo realizado tuvo su recompensa. La UDL tuvo que practicar otro fútbol, no tan vistoso, más sacrificado y que encima tuvo un final feliz: la victoria. En este sentido, el conjunto blanquirrojo mantuvo la compostura para no se resquebrajarse. El premio, los 3 puntos en El Sardinero, recompensan el trabajo. Un trabajo completo porque puede que durante una hora de partido la percepción fuera que el UD Logroñés estaba siendo superado, pero es que en los primeros 30 minutos el equipo riojano exhibió su pegada. Su capacidad para resolver, aunque sea en la estrategia como sucedió en Copa del Rey ante el Linares. Porque a los 5 minutos Jordan se topó con el poste en lo que pudo ser el 1-0 tras una falta en el centro del campo y porque a los 31 minutos Borja, en una falta lateral, ganaba a su par y remataba para superar a Sotres.

Es decir, el UD Logroñés había sacado su lado arrollador, sobre todo en Las Gaunas, su variedad de recursos, sus llegadas por ambas bandas -aunque acostumbra a acumular ataques por el costado de Titi-, su velocidad arriba, su control para administrar el balón... y desde el miércoles pasado ha sacado a relucir su poderío en las acciones de estrategia. Hay que recordar que la temporada pasada, en ataque, el UD Logroñés vivía mucho de los centros de Titi, de la inspiración de Menudo y de las acciones a balón parado. Por el momento, el ideario parece haber aumentado, aunque haya cosas que no cambien. En El Sardinero, eso sí, independientemente de las formas, se dio un golpe de autoridad por superar a uno de los máximos favoritos al liderato.

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