lunes, 28 de septiembre de 2015

Deberes tras El Montecillo

Hay empates y empates. El de este domingo en Aranda constata que este UD Logroñés tiene deberes por hacer. Pero también apunta que Carlos Pouso tiene cosas, a día de hoy, muy claras, que sabe qué futbolistas están un peldaño por encima en sus preferencias. El resultado, así, sin más, de forma aséptica (0-0), aparentemente es positivo: no se encajan goles y se suma, un punto, a domicilio. Sin embargo, el desarrollo del partido, la inercia de más a menos, permite esbozar otro tipo de conclusiones, probablemente menos optimistas con el botín obtenido en El Montecillo. Un campo, no hay que olvidar en el que el Racing de Ferrol perdió (1-0) y Racing de Santander empató (1-1).

El once. Pouso, tras las tablas frente al Atlético Astorga, después del "peor partido desde el 15 de julio" asumía que no se podía volver a fallar. Por eso apostó por un once que se puede acercar a los deseos del técnico blanquirrojo en estos momentos. Sin especular, le dio la manija a Chevi, un futbolista ausente por sanciones que arrastraba desde el fatídico día de Torrent y por una lesión. Sin ritmo -lo que jugó el pasado jueves ante el Arnedo no se puede tener en consideración- y justo, como es lógico, de piernas la UDL acusó su bajón físico -aspecto a considerar más adelante-. Las novedades en la medular no sólo vinieron con la presencia del madrileño. Muneta también era de la partida junto a Jacobo. Con este trío, Pere Milla debía mover su posición habitual para ser el '9', un lugar en el que Carlos Fernández no acaba de colmar las expectativas generadas y en el que Jordan, soberbio en su arranque liguero, le gana terreno al ubetense. 

En los extremos estaban los dos mejores argumentos que posee el cuadro blanquirrojo: Titi e Íker Alegre. El dúo asturiano mostró velocidad y desequilibrio durante algo más de 50 minutos, hasta que el control del juego y el dominio territorial fue virando de un bando a otro. La defensa también asomó novedades. Julio Rico regresaba al lateral, igual que Paredes -más disciplinado en la faceta defensiva que Reguilón-, de manera que Borja contaba con un nuevo compañero, en detrimento de Santelices, en el centro de la zaga, Adrián León, un futbolista todoterreno, imprescindible, que abarca mucho campo en la medular y que cumple como central -pese a que, opinión personal, su rendimiento es mayor unos metros por delante-.

El juego. Una alineación, junto al titular Miguel en la portería, que puede acercarse a ese once ideal. Sin embargo, se comprobó que faltan cosas. Por de pronto, remate, gol. Se generaron ocasiones, de acuerdo, algunas a la contra otras en estático. Es decir, alternativas ofrece. Chevi evidenció que es el termómetro de este equipo. De sus botas salieron los mejores pases. Pero tanta dependencia en el madrileño pasa factura si no se certifica esa superioridad con goles. Si el propio Chevi hubiera batido a los 9 minutos a un colosal Álex, artífice del empate para la Arandina, ahora se estaría hablando de otra cosa. Titi también pudo adelantar a los suyos e incluso Muneta, con un remate de cabeza, pero en todas esas acciones el meta de la Arandina cumplió con su cometido: evitar el gol. 

Favorecido por el viento en la primera mitad el conjunto blanquirrojo arrolló a su rival. Quizá Muneta debía haber asumido algo más de responsabilidad en la dirección para no cargar a Chevi y que pudiera suceder, como así fue, que el madrileño, cansado, bajara sus prestaciones. Pero el futbolista vasco aún está en esa fase de encontrar su punto. Quiere, pero le cuesta. Cierto que el equipo agradece su participación, la necesita, pero necesita continuidad, no aparecer y desaparecer. Cuestión de tiempo.

Con la sensación de haber perdonado a la Arandina, el UD Logroñés se iba al descanso sin que Miguel hubiera tenido que intervenir. Síntoma de que las cosas se estaban haciendo muy bien, de que la Arandina apenas salía de su campo, ni siquiera a la contra. Y el comienzo del segundo acto, pese a que el viento ahora estaba en contra, continuó por los mismos derroteros hasta que un centro de Paredes rematado por Pere Milla se fue rozando el palo en el minuto 49. A partir de ese momento, los locales espabilaron, dieron un paso adelante y fueron comiendo terreno a un rival que ya no era tan insistente, que estaba algo más ofuscado con la pelota, que no encontraba con tanta claridad a Chevi, que no percutía por los costados, que no se asomaba por el área de Álex con tanta asiduidad.

Los de Javier Bermúdez respiraban. Jordan trataba de dar frescura y velocidad a un ataque blanquirrojo ahora más plano y previsible al que le costaba dar continuidad a sus acciones. Como consecuencia, la Arandina hasta creyó en la victoria. Gonzalo, casi sin querer, marca gol olímpico y acto seguido el mismo futbolista tuvo un remate franco en el segundo palo tras un saque de esquina pero no acertó. Pouso buscaba la manera de volver a dominar. Miguel Santos -entraba por Muneta- ocupaba el extremo y Pere Milla retrasaba su lugar a la posición que la ha hecho ser 'pichichi', aunque sin resultado óptimo para el juego de los visitantes. Sólo Íker Alegre asustó a un Álex muy seguro toda la tarde. Y como viene siendo habitual, Miguel, inédito, volvió a lucirse. Era el minuto 90, cuando las tablas parecían irremediables. Pero Mauri se sacó un tiro desde su casa que, favorecido por el racheado viento, se colaba hasta que el capitán blanquirrojo evitó lo que hubiera sido una derrota cruel.

Conclusiones. Tablas que dejan al UD Logroñés en quinta posición (11 puntos) a 2 del liderato, un lugar que no agradará a la plantilla blanquirroja, que se queda sin primas por no estar entre los cuatro primeros. Más allá del tema pecuniario, el sábado toca volver a jugar como visitante, esta vez viaje hasta Vigo donde espera un Celta B que viene de perder 4-1 contra el Guijuelo. El filial celeste, plagado de juventud y calidad, llega resabiado y no tendrá impedimento en imprimir un fuerte ritmo. Toca saber si la UDL estará capacitada para aguantar esa intensidad, si el bajón vivido en El Montecillo fue una cuestión anecdótica o conlleva algo más profundo. Si el desgaste físico por un primer tiempo primoroso -aunque carente de acierto en el remate- pasó factura o si el viento ayudó a que la dinámica del juego cambiara de protagonismo. Para comprobar si el equipo anda justo físicamente habrá que esperar al choque del próximo sábado. Será importante no cargar de responsabilidad a Chevi y que otros futbolistas le releven en la dirección del juego.

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