lunes, 12 de mayo de 2014

Descenso de SDL y reflexión en UDL

Cruda o no, la realidad es la que es y Logroño (o La Rioja) pierde, de momento, un representante en Segunda B después de que la Sociedad Deportiva Logroñés consumara su descenso en O Couto. Su derrota por 3-0 unida a la victoria del Caudal sobre el Guijuelo (2-1) propició que los hombres de Agustín Abadía, que necesitaban un punto para prorrogar su campaña dos semanas más y jugarse la vida en la fase de promoción, se estuvieran condenados a retornar a Tercera. Sin duda, un paso atrás en las aspiraciones de un club en el que la filosofía de un socio un voto llega hasta donde puede. Sin embargo, el devenir de los riojanos en la segunda vuelta ya invitaba a pensar en un desenlace como el acontecido ayer. Los 15 puntos cosechados en los últimos 18 partidos (14 goles a favor y 32 encajados) demuestran que la inercia de la SDL no era la indicada para salvar la categoría. De hecho, en la esta segundo tramo liguero sólo Noja (11) y Celta B (13), los otros dos descendidos, contaban con peores números que los riojanos. Caudal y Coruxo, en descenso en el ecuador de la temporada, han sabido cambiar su inercia con 23 y 28 puntos respectivamente para confirmar su continuidad en la división de bronce.

Pero no hay que rasgarse las vestiduras. Es habitual escuchar que suele ser más difícil, para equipos sin grandes presupuestos, mantener la categoría en su segunda temporada, puesto que en la primera parece que hay como un plus de motivación por parte de todos: plantilla, aficionados... pero en la segunda, si no se empieza con buen pie, las dinámicas pueden ser peligrosas en el aspecto mental. Evidentemente no es fácil asimilar un descenso y menos porque la SDL tenía la ambición de seguir en Segunda B para demostrar que su proyecto deportivo es viable para alcanzar las cotas más altas. Este puede ser un revés del que la entidad quiere levantarse lo antes posible y eso se consigue volviendo a cambiar la mentalidad, asumiendo que puede ser un paso atrás para regresar con más fuerza. Sin embargo, el paso por la Tercera riojana será complejo porque no siempre se logra el objetivo, marcado por algunos clubes, de lograr el ascenso. Seguro que desde ya, el cuadro blanquirrojo está planificando su regreso.

Antes de conocer el futuro de cuerpo técnico y futbolistas, queda la sensación de que a la SDL le ha pillado el toro. Fiel a una forma de jugar (quizá la única posible para obtener resultados), puede que el esfuerzo realizado durante todos estos meses ha pasado factura, tantas lesiones (y sanciones) han hecho mella en la plantilla. Quizá en el aspecto ofensivo es donde ha sido más evidente que esta SDL tenía un problema. Con 14 goles marcados en la segunda vuelta parece lógico que el descenso sea el lugar que se merece. Mucha voluntad, una actitud increíble, alta intensidad... pero no es suficiente para alcanzar algunas metas. Sorprende, además, que el día en el que necesitas un punto (el empate en O Couto le permitía disputar la fase de promoción), el Ourense, que no se jugaba nada, realice un partido plácido, golee a su rival casi por inercia y sin querer. Es entendible que el tanto encajado al filo del descanso fue determinante, que el plan previsto era mantener la portería a cero el mayor tiempo posible para que no hubiera un efecto moral mayor. Si encima el Caudal ya estaba haciendo sus deberes, la SDL salió tocada en la segunda parte. Pero esa capacidad de lucha mostrada durante toda la campaña, ese pundonor con el que muchos aficionados se identifican no obtuvo rendimiento deportivo en tierras gallegas.

Lo dicho, a la voluntad hay que acompañarla de algo más para que permita alcanzar ciertas cotas. Y esta SDL ha evidenciado que cuando las cosas iban en contra, salvo actuaciones puntuales, no mostraba recursos suficientes para cambiar la inercias. Es admitible que los recursos con los que contaba el club son los que son, que no se puede permitir dar lo que no tiene y eso, dentro del mundo futbolístico, es loable. Quizá con eso hay que quedarse. Ahora no es momento de buscar culpables, de señalar con el dedo, es tiempo de reflexionar con frialdad, de pensar en lo mejor para la entidad y en comenzar a planificar el retorno a Segunda B. Ahondar en la herida sobre lo que podía haber sido es peor para todos, sobre todo para los implicados

Esto va por barrios y mientras unos lloran, otros se alegran del descenso de la SDL (así está el fútbol en Logroño, qué le vamos a hacer). En concreto, varios de los aficionados del equipo vecino, una Unión Deportiva Logroñés que ayer cerró un curso complicado en Las Gaunas ante un rival que no se jugaba nada, el Compostela. Pese a que la temporada no ha ido como se esperaba, al final los pupilos de Raúl Llona concluyen en undécima posición con 46 puntos. Han casi copiado sus números en las dos vueltas: 23 puntos, 18 goles a favor y 22 en contra en la primera; 23 puntos, 15 goles a favor y 23 encajados, en la segunda. Pese a una irregular campaña, las cifras indican que la UDL ha sido regular en el cómputo global. Su victoria, por 2-0, en el duelo de despedida sirvió para que Omar, pichichi la temporada pasada del grupo riojano de Tercera, se estrenara en la categoría, aunque fuera desde los once metros, para que el aficionado, el poco que fue al campo, conociera a Javi Pascual, que se estrenó ayer en Las Gaunas, y para que atisbara quiénes no van a continuar (la sustitución de Ormazábal y la gran cantidad de aplausos y abrazos recibido hacen pensar que el capitán blanquirrojo dejará de serlo la próxima campaña, que su ciclo en Logroño ya ha terminado).

El partido tuvo poca historia, una primera parte como jugada al quiero pero sin desgastarme demasiado, en la que hubo ocasiones para ambos bandos (un uno contra uno que Nacho desperdició ante Sergio López o un remate de cabeza que Goñi cruzó en exceso con un remate, a priori franco, a tres metros de la portería). Ya en la segunda mitad, se vio a una UDL que fue a más, que se adueñó del control y que obligó al Compostela a recular. Además, la aparición de Barrón le dio un poco velocidad por el costado y de él nacieron los dos goles. Un centro suyo propició el penalti, mano del lateral derecho, y el gol de Omar, el primer esta campaña, mientras que otro pase lateral del extremo generó el segundo, un remate de cabeza de Goñi, que está vez sí acertó. Un 2-0 relajado, el rival bajó un poco los brazos en cuando se vio con el marcador en contra, que como apuntó el propio Raúl Llona deja un "sabor agridulce" a la temporada, en la que, palabras suyas, "habrá diversidad de opiniones", pero el caso es que "la falta de puntería y errores defensivos puntuales nos han lastrado para competir por otras metas". Ahora, hay que empezar a darle vueltas sobre qué se quiere hacer la próxima temporada y quién dirigirá la embarcación.

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