lunes, 26 de agosto de 2013

Dos derrotas para empezar

El debut liguero de los equipos riojanos en Segunda B deja dos derrotas. Si bien la Sociedad Deportiva Logroñés supo rehacerse (supo empatar a uno y a dos) e incluso estuvo en disposición de arañar un punto en su visita al campo O Vao, la Unión Deportiva Logroñés demostró que todavía se encuentra en fase de rodaje. Las buenas intenciones iniciales (presión e intensidad) duraron hasta que recibió el primer gol del Celta B. A partir de entonces, los blanquirrojos prácticamente desaparecieron no mostrando ningún tipo de capacidad de reacción. Por lo visto, ese grupo I, al menos los equipos gallegos, apuestan por un fútbol en el que la movilidad sin balón, la velocidad y el ritmo de juego son importantes. Lo que no cambia es que las acciones a balón parado siguen siendo decisivas. Un punto en el que los conjuntos riojanos deben incidir para evitar encajar más goles y para poder aumentar el número de tantos a favor.

La SDL no ha variado sus pretensiones, es un bloque aguerrido que prefiere dejarse querer para salir a la contra con velocidad. Por lo apuntado el sábado, la banda izquierda con Alcántara y Toledo puede dar muchas alegrías ofensivas. Asimismo, Ledo continúa con su facilidad para ser una amenaza real para los porteros rivales, de ahí su remate de cabeza al larguero. Donde hubo algún desajuste fue en la zaga, un aspecto a mejorar para evitar llegar a las cifras de la campaña pasada (60 goles recibidos). Una vez más, la desgracia se ceba con los blanquirrojos, puesto que Jorge Herreros abandonó el campo lesionado. Hay que destacar, sin embargo, la actitud de los hombres de Agustín Abadía que estuvieron con opciones en el partido, ya que tuvieron arrestos y capacidad para empatar en dos ocasiones al Coruxo. En el debe, sin duda, queda el haber encajado tres tantos, el último ya en la recta final del duelo.

Respecto a la Unión Deportiva Logroñés os dejo la crónica que escribí ayer para Área 11. Previamente haré un par de matices. El positivo es que si la UDL es constante en la presión, como hizo hasta el gol encajado, puede obtener buenos réditos. El negativo es que no demostró capacidad de reacción y que con el balón en su poder, en estático, hay muchas dudas. Asimismo, hubo futbolistas que no estuvieron finos en el debut liguero. Pero como dijo Raúl Llona, en rueda de prensa, "el equipo tiene margen de mejora" y además es injusto que haya "tanta negatividad, es el primer partido, nada más". Os paso lo que escribí.

"El Celta B regresa a Segunda B por la puerta grande. Lo hace venciendo y convenciendo en Las Gaunas ante una UD Logroñés impotente ante las adversidades, incapaz de hacer frente a dos goles a la media hora de encuentro y estéril para generar ocasiones. Claro que a lo mejor el mérito fue de un equipo vigués con buenas maneras, mucha calidad en sus filas y un acierto bestial, que dejó su brillo con dos goles para enmarcar; una volea del juvenil Mina que se coló por la escuadra; y un tiro ajustado, previo control orientado, de Añón

La UD Logroñés de Raúl Llona es intensa, presionante, muy agobiante tras pérdida de balón. Eso lo ejecuta con criterio cuando la pelota se supone que le pertenece al rival. El equipo actúa como un bloque, se hace pequeño, reduce los espacios e impide a su oponente maniobrar con limpieza. Eso genera que en el duelo abunden las pérdidas y los errores en los pases; que haya más interrupciones de las deseadas (faltas y saques de bandas). Por lo visto en el partido inaugural de la temporada puede ser su seña de identidad. Perfecto siempre y cuando el marcador acompañe

La UDL sucumbió ante el juego colectivo de un Celta B superior tras ponerse por delante en el marcador. ELFARODEVIGO

Y mientras se mantuvo el empate a cero, parecía que el cuadro local está en una mejor predisposición para adelantarse. De hecho, Adrien Goñi, en el día de su cumpleaños, completó un buen remate de cabeza picado que Rubén despejó a saque de esquina. Sin embargo, el filial vigués, un conjunto con una idea de fútbol perfectamente definida, consciente de sus limitaciones y de sus puntos fuertes, que parte  con la intención de mantener el control de juego, de combinar, elaborar, atacar por los costados y apostar por la movilidad sin balón, supo romper la presión de los riojanos. Si bien Añón, cuyo remate de cabeza forzado se marchó fuera pese a estar Miguel superado, ya había podido poner por delante al Celta B tras un buen centro de izquierda del lateral Maceira, fue Mina, tras enganchar una volea desde fuera del área, previo tímido despeje defensivo, el que colocó el 0-1.

Era el minuto 27, pero dio la sensación de ser el fin del mundo para los locales. Desde entonces, no hubo noticias de esa presión inicial, de ese ímpetu por buscar al rival. No en vano, mientras los de Raúl Llona trataban de asimilar el gol encajado, recibieron el segundo. Otro precioso tanto. Pase en diagonal a la espalda de los centrales blanquirrojos (bastante desajustados toda la tarde), perfecto control y posterior tiro de Añón ante el que nada pudo hacer Miguel. Todavía restaban dos tercios de partido, pero el escenario era muy diferente al que se presentaba media hora atrás. Hasta el descanso, el Celta B pasó a sentirse cómodo con el esférico, mientras que la UD Logroñés trataba de asimilar el 0-2.

Comenzaba el segundo tiempo con incógnitas por resolver. Por ejemplo, cómo iban a desenvolverse los locales teniendo la obligación de buscar la meta contraria. O con qué actitud iban a saltar al césped los pupilos de David de Dios. Los primeros lo hicieron con corazón, pero con pocas ideas, con la voluntad de poner en aprietos a Rubén, pero sin la organización suficiente como para que el meta celeste se pusiera nervioso. Además, los visitantes, tranquilos e incluso gustándose por momentos,  estaban decididos a evitar que la UD Logroñés se volviera a meter en el encuentro.

Raúl Llona movió sus piezas dando entrada a Íñigo y Nando en busca de un revulsivo, pero no pareció importarle mucho a la medular viguesa, ya que Borja Fernández y Borja Domínguez continuaron maniobrando con soltura, elegancia y acierto. El tiempo se aceleraba para los blanquirrojos, ahora más directo en sus intenciones, aunque sin ocasiones. Los gallegos se encontraban a gusto dejándose querer, parando el ritmo de juego si hacía falta y siendo fieles a sus ideales (toque, pases cortos y continuos, paredes, cambios de orientación, juego entre líneas), pese a que no escatimaban en ser contundentes si la ocasión lo requería.

Era esperable, en la UD Logroñés, un arreón, que nunca llegó. Sin embargo, Añón se erigió en protagonista con dos acciones. Primero, el portero Miguel midió mal y no atrapó un balón, momento que aprovechó el jugador celeste para tirar a portería vacía, cierto que escorado a la izquierda, aunque sin la precisión adecuada. Y después demostró su regate en estático rompiendo la cintura a un defensor local dentro del área pequeña. Llegados a este punto ambos dieron por bueno el resultado pese a quedar 15 minutos por delante".

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