viernes, 24 de agosto de 2012

SDL, acostumbrados al éxito

Tres temporadas le costó a la Sociedad Deportiva Logroñés llegar de la nada, del pozo de Regional, a Segunda división B. Cierto que en una Comunidad como La Rioja es más sencillo que en otras, pero el mérito está ahí. Con la mente puesta, siempre, en ser el legado del Club Deportivo Logroñés, para lo bueno y para lo malo, el conjunto blanquirrojo se ha acostumbrado al éxito. Invicto en su primer ejercicio (sólo cedió un empate), hasta la última ronda de la fase de ascenso a división de bronce en su segunda campaña y líder de Tercera hace unos meses, además del ansiado ascenso a Segunda B. Siempre, en el terreno deportivo (en otros ámbitos es otro cantar y daría mucho para hablar, pero no es el momento), los resultados han acompañado. Sorprende, no sé si para bien o para mal, que cada uno reflexione, que en el primer momento que hubo dudas se cortaron por lo sano y se destituyó a Alejandro Fernández, constantemente en entre dicho desde que el club comenzó su andadura en Tercera, para que Agustín Abadía entrara en el proyecto. Desde entonces todo han sido alabanzas tanto a su juego como a sus cifras, algunas absolutamente de récord.

Pero del pasado no se vive y la realidad, en estos momentos, es otra. La Segunda B no conoce de ilusiones y de buenas intenciones, es muy 'perra', a veces injusta. La SDL tiene que partir con la premisa que va a ser una temporada difícil (los jugadores y el cuerpo técnico creo que son conscientes de ello), en la que se puede disfrutar, pero en la que también se va a sufrir. Cada victoria, e incluso cada punto logrado, hay que verlo como el éxito a un modelo de club. Los aficionados, henchidos por los logros de los suyos, deberán ser consecuentes con lo que toca. La permanencia es el objetivo prioritario. Sin suficiencias, con mucho trabajo y tesón, con voluntad... 

La SDL se presentó contra el Huesca en Las Gaunas.

El trabajo realizado desde la sombra de la dirección deportiva de esta entidad (menos proclive a salir en los medios que en otros clubes) podrá gustar o no, pero, desde sus inicios, ha sido coherente. Casi nunca, por no decir nunca, se ha 'salido del tiesto', ha sido consecuente con lo que se podía gastar y en función de eso han contratado a una serie de jugadores para lograr el objetivo previsto. La apuesta, desde siempre, ha sido la de fichar jugadores riojanos, un sello de identidad. Que en Segunda B esto sea posible habla positivamente de la estrategia de los presididos por Eduardo Guerra. El ejemplo evidente es el diseño de la actual plantilla. Salvo el último refuerzo, Jon Moya, todos los futbolistas han nacido en La Rioja. El presupuesto es el que es. Cierto que este hecho ha posibilitado que algunos de este jugadores hayan encontrado acomodo, ya que si las circunstancias fueran otras más de uno no tendría cabida, de primeras. Otra cosa es que demuestren su valía en la categoría. Pero en ocasiones lo de arriesgar y dar oportunidades tiende a dar sus frutos. Que nadie se equivoque, no digo que la plantilla esté mal confeccionada y que existan algunas fichas 'regaladas', ni mucho menos. Que aquí la gente se 'la coge con papel de fumar'.

En este sentido, la idea de la SDL es similar a la del Alfaro o los equipos navarros cuando ascienden a Segunda B. Formar un bloque con gente de la zona que haya sido desequilibrante en Tercera, con ligeras variaciones que aporten más calidad. Echando un vistazo a los 8 fichajes realizados en verano, sólo dos llegan de la división de bronce (Jon Moya y Candelas), tres fueron jugadores destacados en sus respectivos equipos (Fran Sota, Félix del Puente e Iñaki Toledo) durante la pasada campaña en Tercera, mientras que los otros tres se han ganado un puesto entre los veintidós durante la pretemporada (Tamayo, Laencina y Javi Torres). De los catorce que continúan, nueve ya saben lo que es jugar (en varios casos competir) en esta categoría.


Osasuna, primer rival de pretemporada. El partido se jugó en Viana.

Agustín Abadía sabe cómo funciona este mundo y es sensato con lo que tiene. Aunque la premisa inicial parta por dar continuidad a su forma de jugar, la Segunda B también exige otras cosas, como adaptarse a las circunstancias en tiempo récord. Los despistes se pagan muy caros. En exceso. Las jugadas a balón parado pueden declinar la balanza del éxito o del fracaso. Por eso la base del equipo debe estar en la defensa, lo cual no quita para pensar que sea un equipo especulativo y reservón. No van por ahí los tiros. Pero la intensidad defensiva será fundamental para que sus aficionados, que deben cambiar el 'chip', celebren triunfos. Más allá de estilos, lo que se debe tener claro es qué hacer cuando se posee la pelota, cuando se recupera el balón: posesiones largas o verticalidad y profundidad. Las circunstancias mandarán, pero veo a una SDL a la que no le asusta conservar el esférico, pero que también tratará de explotar los espacios, el desequilibrio desde los extremos, la incorporación de la segunda línea y la velocidad en el ataque. Básico para tal fin contar con un centro del campo equilibrado, consistente, trabajador, disciplinado, pero también con una pizca de valentía, de osadía y de 'morro'. Viendo la nómina de futbolistas, el técnico de Binéfar tiene muchas variables para encontrar lo que cada duelo requiera.

Vayamos con los jugadores. La portería repite nombres por tercera campaña consecutiva. La experiencia de Pisón y la juventud de Gonzalo comparten puesto. El de Murillo parte, en principio, como el guardameta titular. Sobriedad, seguridad, seriedad... son características de un hombre que ha demostrado reflejos y arrojo en los momentos calientes, además de haber demostrado que puede decidir, para bien de su equipo, partidos. Gonzalo asume su papel secundario esforzándose y trabajando duro diariamente para que le llegue su oportunidad, su momento de demostrar que no es una comparsa. Complemento perfecto para que ambos aprendan mutuamente y no haya relajación.

La línea defensiva es la que menos ha tocado Abadía. Hacía falta un central con rango, con veteranía que ejerciera de líder en la retaguardia y ahora ya tiene nombre y apellido, Jon Moya. Se le exigirá y se le mirará con lupa. Habrá quienes piensen que viene de vuelta, pero seguro que el zaguero, que también puede ejercer de lateral izquierdo, quiere reivindicarse y demostrar que es una pieza importante. Para eso ha venido. Metola, Yécora y Salazar (que puede alternar con su demarcación en la medular, donde creo que puede ofrecer más al equipo) competirán por hacerse un hueco como centrales. Los laterales sí que parece que quedan bastante definidos. En la derecha, Gerardo (otro hombre clave en el vestuario), que seguirá dando lecciones de saber estar dentro de un terreno de juego, y Ledo, que puede actuar en cualquier parte de la defensa, luchan por un puesto. Por jerarquía y calidad, Gerardo será el elegido con asiduidad. En la izquierda, Omar, reconvertido a lateral desde hace un año, cuenta con más opciones que Laencina, otro futbolista reconvertido desde el extremo y que, como es lógico, está más acostumbrado a romper defensas que ha ejercer de defensa. Sin embargo, su adaptación a esa demarcación es óptima, no en vano tiene una ficha en Segunda B. Puede ser una pega el no contar con lateral zurdo específico, pero igual me equivoco.

Para el centro del campo Agustín Abadía cuenta con diferentes alternativas y variables. Poblar la medular con tres hombres es la idea. Pitu, en este sentido, es el hombre sostén, el que recupera balones, el 'malo' de la película, con el que nadie quiere toparse. Hace el trabajo oscuro, cubre campo, ayuda a sus compañeros... solidario y sacrificado. Su rendimiento puede ser la temperatura del equipo. Salazar podría hacer su labor, aunque su mayor recorrido en vertical puede ser importante en la presión. Miguel, el capitán, ofrece trabajo, pase entre líneas, llegada, tiro desde la frontal, último pase, combinación... Fran Sota recala en la SDL para convertirse en el 'creador', en ese futbolista desequilibrante en los tres cuartos de campo, allí donde los nervios salen a relucir. Pero no es el único que cuenta con esa capacidad porque Esaúl, por condiciones, también puede aportar. Habrá que ver si se lo cree y demuestra esa valía. Luego está Candelas, que regresa a Las Gaunas. Por experiencia no será. Convivió siempre en la media punta hasta que Quique Setién le retrasó unos metros. Con ello perdió una de sus mejores virtudes, la llegada en segunda línea. Desde entonces se ha visto a un Candelas menos osado y como cargado de responsabilidades. No tiene que demostrar nada, todo el mundo sabe lo que es y tras una temporada irregular en el Amorebieta, donde era más habitual verlo entrar en las segundas partes que de inicio, retorna a casa para disfrutar y recuperar sensaciones en la parte final de su carrera.

Jon Moya es el fichaje más relevante, por trayectoria.

Los extremos deben ser los más determinantes en el juego de ataque de la SDL. Félix del Puente e Iñaki Toledo, uno por cada costado, han sido piezas básicas en un Alfaro aplaudido por su vistoso fútbol de ataque. Gran parte de culpa la tienen estos dos futbolistas que tienen que intentar que el salto de categoría no se note en demasía. La velocidad es un denominador común, mientras que el desequilibrio en Toledo y la llegada de Del Puente son distintivos de ambos. A Hierro, Olavarrieta, e incluso Esaúl, escorado a la izquierda como efectuó la temporada pasada, también habrá que tenerlos en cuenta por los recursos que pueden dar.

En la delantera, Jorge Herreros, uno de los más queridos por la grada, pugnará con Olavarrieta por el '9'. Será una lucha positiva en la que cada uno aportará lo que más sabe. Mientras que el primero se ha curtido como revulsivo, aunque también ha demostrado su capacidad para salir de inicio, y siempre se ha aliado con el gol jugando de espaldas y aprovechando su caída a las bandas, su compañero es más insistente, tiene una pizca más de velocidad, ofrece más movilidad y es más trabajador. Pero que no se descuiden porque Tamayo ya ha avisado en pretemporada que puede ser una opción para Abadía. Su velocidad y movilidad le han permitido quedarse en la plantilla. Dos características a tener en cuenta para romper los partidos. Por si acaso, Javi Torres, que dio muestras de haber explotado durante la segunda vuelta de la temporada pasada en el San Marcial, se ha ganado el premio de compartir vestuario en Segunda B. Seguro que desea seguir creciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario