jueves, 30 de agosto de 2012

Justicia al trabajo y la actitud

La recompensa al trabajo, el orden, la actitud y la eficacia es un viaje de más de 800 kilómetros. Allí el Lucena, exento de la ronda inicial, tratara de dar continuidad a su participación en la Copa del Rey. Para la Sociedad Deportiva Logoñés, ganador con justicia en el derbi, es un premio que, inicialmente, no le va a reportar nada económicamente. Debería seguir eliminando rivales y confiar en repetir como local para, por lo menos, hacer taquilla. Ese duelo de la competición del ko será el próximo 12 de septiembre a las 21.00 horas. Evidentemente, el triunfo sobre la Unión Deportiva Logroñés tiene más prismas. Todos los que se quieran ver. Que hay un impacto moral es innegable. El 'débil', el recién ascendido, el club de los socios, el que apuesta por los riojanos supera al 'poderoso', al equipo con grandes aspiraciones, propiedad de un empresario y con una mentalidad más profesional. Es un hecho. Pero de ello no hay que extraer conclusiones erróneas, ya que por un partido no se puede decir que es mejor un modelo que otro. Sería caer en la demagogia.

Sí es cierto que el choque sirvió para comprobrar cuál es la diferencia entre tener o no alma. En este sentido, la SDL le dio una auténtica lección. Ver la intensidad con la presionaban, cuando y cómo querían, los jugadores blanquirrojos (SDL) contrastaba con la falta de ideas de los azulones (UDL), que se mostraron excesivamente desquiciados cuando las cosas no funcionaban. Nerviosos, pendientes de las decisiones arbitrales, impacientes con el balón, imprecisos en los pases y con dudas bajo los palos. Pese a todo ello, los hombres de Pepe Calvo tuvieron ocasiones para, incluso, clasificarse. Pero hubiera sido injusto con el formidable trabajo efectuado por los supuestos 'suplentes' de Agustín Abadía, donde sólo Miguel repetía en el once después de la victoria ante el Sestao. Una muestra más de que el técnico de Binéfar, como ya hiciera durante la temporada pasada, confía en la totalidad de su plantilla, sin excepciones. Mientras que el preparador leonés, salvo un par de jugadores, sí que dibujó un once muy titular.

Una defensa poblada con cinco hombres y con la línea muy adelantada fue suficiente para 'cortocircuitar' a una UDL que salió dispuesta a hacer daño por los extremos. Perfectamente pensado, pero mal ejecutado. Quero y Barrón cada vez que encaraban a su par, Laencina y Miguel, se marchaban de él, pero no gozaron de continuidad y se acomodaron en controlar y pasar o centrar, principalmente el exjugador del Lugo. Para contrarrestar que hubiera acciones personales de los azulones, tanto Moya (que apuntó cuajo pese a no estar a tope físicamente) como Ledo (expeditivo y sin complicaciones) hacián la cobertura muy cercana a sus laterales, mientras Yécora ejercía de hombre libre. Con Pitu, Fran Sota y Toledo trabajando a destajo en la medular y con dos hombres en punta, Tamayo (fenomenal en la presión y con una velocidad que trajo en jaque a los centrales rivales) y Olavarrieta (espectacular a la hora de oxigenar a los suyos, moviéndose de un lado a otro), ahogó a un rival que abusó del balón largo, incurriendo en innumerables fueras de juego, y que no tuvo paciencia para mover, con criterio y rapidez, la pelota de un lado a otro. El riesgo de la SDL era evidente y la UDL rompió, en el primer tiempo, esa disposición en tres ocasiones. En las dos iniciales Alejandro no anduvo fino. Primero se topó con las salida de Gonzalo, muy atento, y en la segunda se durmió para rematar una asistencia de gol de Barrón. En la tercera, Quero tuvo miedo para meter el pie y la pelota se marchó paralela a la línea de gol sin que nadie la tocara.

La UDL tenía el esférico, pero la SDL controlaba la situación. Los de Abadía buscaban las transiciones rápidas apoyados en la velocidad de Tamayo y el desborde de Toledo. Así llegó el primer saque de esquina que el exfutbolista del filial de la UDL remató de cabeza al que respondió Alberto con grandes reflejos. Vendría el segundo y ahí la SDL no perdonó. Toledo tocó en el segundo palo. El balón quedó suspendido en al área pequeña y Olavarrieta, con todo, se anticipó a un Alberto excesivamente metido en la línea. Fue una constante. La SDL mostraba actitud y convicción tanto para rematar como para despejar. Lo contrario que la UDL, a la que le faltó contundencia en esta disciplina, además de que los lanzamientos, tanto de Sergio Rodríguez como de Quero, no fueron los más adecuados. Gol a los 14 minutos. Un tanto que asentó, más si cabe a la SDL, y que envalentonó, aunque sólo de boca, a la UDL. El juego se enturbió. Hubo interrupciones. Poco ritmo y alguna que otra ocasión, las citadas de Alejandro y Quero. 

Se llegaba al descanso con una SDL coherente, trabajadora y muy metida en el partido. Enfrente estaba una UDL ansiosa, con pocas ideas y relajada en su parcela defensiva, donde Jano y Raúl Torres tuvieron problemas para frenar al dueto atacante de la SDL. La tónica del segundo tiempo varió un ápice. Los de Abadía ya no jugaban con la defensa tan adelantada, mérito de la UDL por jugar mucho más tiempo en campo contrario. Pese a ello, los blanquirrojos estaban cómodos ya que los visitantes eran previsibles: balón a la banda y centro, muchas veces corto y a media altura. Sergio Rodríguez apenas participaba, mientras que Juanjo, el gran fichaje, pasó desapercibido en su primer encuentro oficial en Las Gaunas. En este sentido, ofreció más Mario Barco (insistente, fajador, con movilidad), en el rato que estuvo, que el '9' titular.

La SDL respondía saliendo a la contra con peligro y cogiendo aire. Pese a ello, Alejandro, casi en la línea de gol, puso el empate en un centrochut de Barrón. Parecía que el duelo podía cambiar. Sin embargo, Javi Torres no pudo debutar mejor. En su primera intervención recogió un gran pase, tras excelente jugada de Toledo, que convirtió en un espectacular y potente remate ante el que Alberto poco pudo hacer. De nuevo la SDL por delante y la UDL a remolque. La diferencia era que ahora sólo restaban 14 minutos para el final. Fue el momento en el que Iñaki, poco participativo (sorprende que Gil subiera más por la banda que el calagurritano), demostró que se encuentra en un gran estado de forma. Sus irrupciones por banda izquierda, sorprendiendo desde atrás, fueron casi el único argumento ofensivo de los de Calvo. Sus centros fueron lo más destacado de la recta final. Un tiro de Alejandro, otro de Ubis, repelido por Moya, y un cabezazo de Mario Barco fueron las últimas balas de una UDL incapaz y que exhibió que aún le falta encontrar la clave que le permita descongestionar los partidos. Careció de madurez para leer cómo estaba el partido y de corazón y actitud para hacer frente a un rival que corrió más y que tuvo más claros los conceptos.

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