martes, 5 de junio de 2012

Balance Regional (V)

Pongo fin al resumen de los equipos de Regional con el balance de Rapid, Yagüe, Cenicero y Haro Promesas.

Rapid, 5º con 55 puntos

Al final, ha logrado su objetivo, por lo que debe estar satisfecho. Sin embargo, hay dudas. Para empezar, en sus intenciones iniciales no pasaba acabar quinto. Después de la gran segunda vuelta realizada la temporada pasada las ilusiones para este ejercicio eran de ascenso. Tras los dos primeros meses de competición, a los de Murillo les faltaba algo apara acabar de engancharse al grupo que lideraba la tabla. Cierta irregularidad y la sensación de que ganar les costaba mucho parecían indicar que no estaban preparados para pugnar por el ascenso directo. un equipo defensivo, tercer equipo menos goleado, al que no le dolían prendas con especular por el resultado, esperar en su campo, apretar al rival en el centro del campo y confiar en alguna contra o en las jugadas a balón parado. Recursos de equipos menores, suelen decir. Al finalizar la primera vuelta, Borja Lerma concienció a los suyos de que el ascenso de forma directa estaba casi imposible, por lo que apostó por conservar la quinta plaza, de la cual prácticamente ha sido el dueño toda la temporada. Para ello, encadenó gran número de empates (ha sido el segundo que más, con 12, detrás del Autol), lo que demostraba que era un grupo difícil de superar, pero al que también le costaba un mundo ser superior a sus contrincantes. Alguna que otra goleada generó ilusión e incluso debate sobre la forma que debía jugar el equipo. Pero Borja Lerma, fiel a sus principios, alteró poco su estilo. Gracias a él, el equipo acabó sólo encajó una derrota en las últimas 14 jornadas. Una racha que le ha permitido acabar en Tercera tras la renuncia de la UDL B a seguir en competición. Esa motivación y esa tensión por obtener premio, aunque sea de rebote, es lo que ha propiciado que este bloque, en el que ha imperado el colectivo por encima del individuo (caso similar al del Villegas), luche en unos meses por mantenerse en Tercera, donde quizá necesite algo más.

Yagüe, 2º con 74 puntos


Objetivo cumplido, regresar a Tercera. Sin embargo, por plantilla su puesto tenía que haber sido el primero. En ese sentido, se ha acusado que cuando los amarillos no jugaban como equipo han tenido problemas (sólo hay que fijarse en determinadas derrotas, tipo Casalarreina o Aldeano). Eso les ha condenado a la segunda plaza. Ha sido un conjunto que comenzó con dudas sobre la identidad futbolística, pero que una vez resueltas fue de más a menos en la temporada. De un juego alegre, combinativo, profundo, que generaba infinidad de ocasiones y con mucho gol se pasó a un bloque acomodado, relajado y en el que los destellos individuales, tanto en ataque como en defensa, le servían para sumar victorias. Acaba la liga como equipo que menos goles ha encajado (32), lo cual no quiere decir que haya sido el más defensivo, y siendo el mejor como visitante (35 puntos). Aunque le han generado pocas ocasiones, durante los partidos, salvo algún partido puntual, los rivales han tenido bastante eficacia. Quiere eso decir que las ocasiones han sido muy claras y que ha recibido auténticos golazos, además de algunas lagunas en el balón parado. Dado como ha jugado esta campaña, con un sistema inamovible salvo que el resultado no fuera positivo, sus tres centrocampistas han sido el termómetro del once. Si trabajan para el bloque, el grupo carburaba, hacía mover la pelota con velocidad y cansaba al rival hasta encontrar los espacios; si, por el contrario, alguno se relajaba, el resto de compañeros sufrían. Experiencia y juventud se han dado de la mano para formar una plantilla, con varios jugadores con muchos minutos en Tercera, equilibrada en la que una buena noticia ha sido que las numerosas bajas que ha sufrido el equipo no han alterado el rendimiento. Una base importante para consolidarse en Tercera, aunque, como digo, deberá esforzarse más para trabajar como uno y no como once individualidades.

Cenicero, 14º con 39 puntos


Se presentaba una temporada complicada para el Cenicero. Recién descendido de Tercera, fundía dos equipos en uno. Se desconocía si iba a estar capacitado para ser un aspirante o si, por el contrario, como al final ha sucedido, iba a ser una campaña de transición. Nuevo cuerpo técnico, nuevos jugadores... muchas cosas nuevas. Lleva su tiempo. De esa falta de conjunción pecó durante el principio de liga, pese a obtener buenos resultados. Adoleció de inexperiencia cuando los partidos se ponía cuesta arriba o cuando enfrente había un rival superior. Era muy frágil tanto mental como deportivamente. Aun así, con irregularidad, parecía que el Cenicero se podía acomodar en la parte media alta de la tabla gracias a sus victorias en Las Viñas. Pero el transcurrir de la temporada pesó, aunque sí que había mejores sensaciones en un bloque que no conseguía los resultados deseados. Las posibles aspiraciones clasificatorias, que pudiera tener, quedaron en un segundo plano. Ahora las dificultades se centraban en la portería rival. Les costaba mucho marcar. Eran competitivos, pero detalles les hacían perder los encuentros. Fueron momentos complicados en los que el trabajo no tenía recompensa. El equipo caía en la tabla y el desánimo podía ser difícil de remontar. Pero en abril se recobró la sonrisa con tres triunfos que animaron a la plantilla a terminar la temporada con dignidad, más allá de no sumar muchos puntos. Ha sido un bloque que ha tenido que ir apostando por dar seguridad defensiva y a partir de ahí intentar construir su ataque, que, sobre todo, ante rivales superiores ha sido poco consistente y estéril. Pero la continuidad en los banquillos de José Luis Marcos provocará que la próxima campaña el Cenicero pueda ofrecer una versión mejorada y pueda ilusionar a los aficionados vinateros.

Haro Promesas, 8º con 49 puntos

Es una opinión personal, pero creo que el Haro Promesas ha sido una de las sorpresas positivas de la categoría. Un conjunto plagado de gente joven, con hambre por llegar al primer equipo, ordenado, quizá en exceso dada su juventud, que sabía perfectamente a lo que jugaba, que no andaba por las ramas, que ha sabido aprovechar sus recursos y que ha incomodado a sus rivales, por regla general. Si hay que ponerle un pero, ha sido su rendimiento como visitante, de los peores del grupo. Todo lo contrario a cuando ha ejercido de anfitrión, ya que ha obtenido el cuarto mejor registro, 37 puntos, por detrás de Villegas (45), Yagüe (39) y Casalarreina (39). Un bloque sólido, disciplinado, tirando a reservón, pero con sentido. Ha sido un equipo que se ha dejado querer, pero que también apretaba, presionaba arriba, incomodaba la circulación y mostraba peligro al contragolpe con velocidad y rapidez en las transiciones. Y eso que al principio, a domicilio, le costó entrar en los partidos. Menos mal que en casa hacía los deberes. En la segunda vuelta de la liga le han lastrado los siete empates sumados. De haber obtenido alguna victoria, su rendimiento en el tramo final no hubiera sido tan desigual. Además, podría haber estado peleando por la quinta plaza, aunque sólo hubiera sido de forma simbólica. Pero esa juventud a la que hacía referencia antes, también se ha dejado notar. La temporada es larga y ha pecado de cierta irregularidad en determinados momentos. Pero el trabajo desarrollado ha sido muy válido para lo que significa un filial porque han demostrado ser un grupo muy competitivo.

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